Desde que en la tarde de ayer algunos de los magrebies que se encontraban a las afueras del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes iban accediendo a las instalaciones y en la mañana de hoy han seguido entrando, la acumulación de extranjeros entrados ilegalmente a España (unos 200 que estaban fuera de las instalaciones) ha sido notoria.

No cesaban las llamadas por móviles para reunir a aquellos que se encontraban dando una vuelta por la ciudad, o por las cercanías: "venid que estamos entrando al CETI" se oía en el árabe dialectal.

La situación en el CETI sigue siendo extremadamente complicada y con medidas nada rigurosas en relación a la seguridad. "no se permite registrar ni al inmigrante que accede, ni a sus pertenencias, lo que es un flagrante incumplimiento de las medidas de seguridad", refieren representantes sindicales del sector de seguridad.

Masificación y basuras

Más de 850 inmigrantes residen en el CETI actualmente y unos 200 siguen aguardando en las afueras pese a la introducción de algunos en las últimas horas, a cosecuencia de la salida a la península de poco más de medio centenar en el día de ayer.

La gestión de los que se encuentran esperando fuera es ninguna en la práctica, salvo que se les permite ducharse y no hacer sus necesidades, que las realizan por el monte anexo. De hecho el hedor al aproximarse a las instalaciones es "insoportable", denuncian trabajadores del CETI, a la que se suman los vecinos de los alrededores por la insalubridad existente.

De igual modo, las bolsas con restos de basuras y desechos son tirados al campo, literalmente y generando un paisaje tercermundista, del que los vecinos cercanos lamentan la indiferencia de las administraciones. Esta mañana en el Pleno, el Gobierno de Ceuta ha echado las culpas y la responsabilidad a la Delegacion del Gobierno y, por tanto, al Gobierno de la Nación, competente en inmigración. Sin embargo, los vecinos han quedado así huérfanos del respaldo de la administración que debe velar por el cumplimiento de las normativas municipales, basuras, ruídos...

Los trabajadores del CETI, alertan de que nunca han trabajado de este modo ni en el peor de los momentos "había una organización en el trabajo, unas normas a cumplir, una labor a llevar a cabo marcada por las reglas internas... hoy es un caos sin saberse a qué atenerse, cuándo ni cómo", denuncian.