Julia, una ciudadana ceutí ha sido hasta la fecha la última en percibir el indescriptible dolor de tener que dejar a su miembro 'peludo' de la familia, considerado como 'Pets Parens' (en inglés es como uno más en la familia), en una bolsa para que sea recogido, tirado a una furgoneta de recogida de desechos animales y trasladado sin más humanidad a la península para ser incinerado masivamente con el resto de despojos animales en Granada... Y ya está.

El último paseo de estos miembros de la familia es un dolor añadido al pesar dequienes pierden a uno de ellos, como le ha ocurrido a Julia, una mas en padecer del desproposito político o del gobierno ceutí incapaz de atender la petición de los más de 16.000 hogares ceutíes que claman porque la administracion disponga en Ceuta, en el siglo XXI, de una infraestructura capaz de humanizar el sentimiento de adiós y el tratamiento hacia quienes han comparttido los mejores momentos de vida con un animal de compañía, con una mascota, con uno más de la familia. A pesar de tratar salir a Algeciras para cremar a su mascota le fue impedida esa iniciativa personal.

Se sigue incumpliendo la Ley que protege a los animales y le otorga unos derechos, a las mascotas, que los políticos con responsabilidad de Gobierno no atienden. Las últimos compromisos realizados ante la presión social manifestada no suponen el ejercicio de una urgencia en los actos que lleven a buen puerto la promesa dada, pese a que la inversión no es ni mucho tan elevada como los miles, y miles, decenas de miles y centenares de miles de euros que acaban en proyectos a veces ridículos que tienen un trasfondo o tufo a otras consideraciones de la peor calaña humana con egositas intereses.

Las protestas ciudadanas en Ceuta en 2025 reflejan una creciente demanda por un crematorio o cementerio para mascotas, iniciadas desde los propios veterinarios de Ceuta haciéndose eco de los propietarios de mascotas, impulsada despues por el Movimiento Ciudadano para la Dignidad Animal y respaldada por partidos como el PSOE y VOX. A pesar de las promesas del Gobierno local de implementar un crematorio antes del fin de la legislatura, la falta de avances concretos desde 2023 ha generado escepticismo y críticas. La Ley 7/2023 establece un marco legal que prohíbe el abandono de cadáveres y exige un manejo adecuado, pero la ausencia de infraestructura en Ceuta dificulta su cumplimiento, alimentando el malestar ciudadano.