Borracheras, gritos, empleo de las mangueras contra incendios para refrescarse, las normas internas del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes son papel mojado, en esta semana de Feria, para los más de 750 residentes que en estos momentos saturan las instalaciones. Así se denuncia desde las representaciones de los trabajadores del Centro quienes ven peligrar que el permanente incumplimiento de las normas, sin consecuencias, termine por provocar reacciones -incluso físicas-contra miembros del personal de la instalación.

La semana de Feria es una muestra clara de que los residentes llegan, en esta semana de Fiestas Patronales, a cuaqluier hora de madrugada (hay una hora tope de ingreso), sin que haya ningun tipo de consecuencias previstas en la normativa interna. Se denuncia que algunos inmigrantes llegan en condiciones etílicas lamentables, alborotados y como ha sucedido en estos días, utilizando las mangueras contra incendios para refrescarse.

"Se ha perdido la autoridad, el respeto a las normas... Los residentes saben que si la lían antes se marchan a la península", porque ésta es una práctica habitual.

Un inmigrante residente hubo de ser trasladado en ambulancia esta semana con un coma etílico, el consumo de estupefacientes en una constante, se advierte. Insultos contra los trabajadores, amenazas y toda una serie de situaciones que provocan la sensación de que cualquier día ocurrirá algún hecho grave... Y todo ello sin que el director, en entredicho aún por sus prácticas en la gestión, sea determinante en el restablecimiento del orden cívico y de comportamiento de los usuarios del centro.

Se produce, y se permite, la venta ambulante dentro del centro, el consumo de sustancias en los módulos, alcohol, poca higiene... un caos "en el que los inmigrantes, en realidad, han tomado el control", advierten las voces de los trabajadores quienes padecen una creciente inseguridad -permitida- en su centro de trabajo.