
España ante el abismo: traición política, colapso económico y descomposición nacional
"No hay traición más devastadora que la que nace desde dentro." Cicerón
En la historia de las naciones, hay momentos de inflexión. Momentos en los que un pueblo debe decidir si quiere seguir existiendo como una comunidad política con dignidad, proyecto común y destino histórico, o si prefiere dejarse fragmentar, comprar y humillar hasta convertirse en una sombra de sí mismo. España vive uno de esos momentos.
Desde el Think Tank Hispania 1188, que tiene como misión la defensa del legado constitucional, la unidad nacional y la regeneración institucional, denunciamos con toda claridad el proceso de descomposición acelerada que sufre nuestro país. El actual Gobierno, liderado por Pedro Sánchez, ha llevado a España a un punto crítico de erosión democrática, quiebra económica estructural y cesión frente a quienes desean destruirla.
I. Una presidencia cimentada en la traición
Pedro Sánchez no gobierna: resiste, negocia y cede. Su permanencia en el poder no se basa en un proyecto para el país, sino en una red de pactos oscuros con partidos que: niegan la existencia de España como nación, glorifican el terrorismo, o se han alzado contra el orden constitucional.
Sus acuerdos con EH Bildu —una formación que jamás ha condenado los asesinatos de ETA— son una herida abierta para miles de víctimas y un insulto al Estado de derecho. A ello se suma la constante negociación con golpistas reincidentes en Cataluña, que ahora obtienen privilegios, condonaciones y poder judicial a cambio de permitir a Sánchez seguir un día más en Moncloa.
Estamos ante una forma de poder postdemocrático, donde la legalidad se dobla, la memoria se borra, y el Estado se convierte en rehén de sus enemigos.
II. La destrucción económica del mérito
España ya no genera riqueza, la simula. El modelo económico de este Gobierno no descansa sobre productividad, industria ni competitividad global, sino sobre empleo público masivo, endeudamiento perpetuo y redistribución clientelar. Se nacionaliza en masa a inmigrantes sin integración ni preparación profesional, no para sumar al tejido productivo, sino para ampliar una base electoral fiel a base de subsidios y discursos identitarios.
Mientras tanto, el tejido empresarial nacional — especialmente la pequeña y mediana empresa, verdadero motor del país— agoniza por la presión fiscal, la inseguridad jurídica y la falta total de incentivos.
Los datos son contundentes:
Más del 50% del nuevo empleo proviene del sector público. La deuda pública roza el 120% del PIB, pero sin traducirse en inversión útil.
La productividad española se estanca mientras otros países despegan.
La natalidad se hunde y la juventud emigra, condenada a sueldos precarios.
Estamos sembrando una economía de servidumbre, no de libertad ni prosperidad.
III. La ingeniería social como sustituto del patriotismo
En lugar de reconstruir el vínculo nacional, el Gobierno opta por sustituirlo:
Se exalta lo periférico y se desprecia lo común.
Se premia al que exige romper, y se castiga al que exige unión.
Se reemplaza al español del esfuerzo por el nacionalizado del voto fácil.
La identidad nacional ya no se defiende: se ridiculiza.
El mérito ya no se reconoce: se reemplaza por cuotas.
El futuro ya no se proyecta: se compra con deuda y propaganda.
Y todo esto ocurre con la complicidad de medios subvencionados, élites económicas temerosas y una ciudadanía a menudo confundida o resignada.
IV. El abismo al que nos dirigimos
Este modelo tiene fecha de caducidad. Ningún país puede sostenerse: con una población improductiva subsidiada, una deuda pública inmanejable, un aparato estatal hipertrofiado, y una identidad nacional fracturada.
España se encamina hacia un colapso integral si no se reacciona:
Colapso institucional, porque las leyes ya no se respetan.
Colapso económico, porque se gasta lo que no se tiene.
Colapso cultural, porque se odia lo que nos une.
Colapso demográfico, porque no nacen hijos ni se queda el talento.
V. ¿Qué hacer? Reconstrucción o desaparición
Desde el Think Tank Hispania 1188 proponemos un plan de Reconstrucción Nacional, basado en cinco pilares:
1. Unidad nacional sin complejos: No más cesiones. España es una sola.
2. Mérito y esfuerzo: Lo que debe premiarse no es el victimismo, sino la excelencia.
3. Producción real: Inversión en ciencia, industria y empresas, no en propaganda ni subsidios.
4. Demografía responsable: Incentivos a la natalidad, retorno del talento, migración útil y ordenada.
5. Regeneración moral: Recuperar el orgullo de ser español, desde el aula hasta las instituciones.
Conclusión
España no se cae en un día. Se cae cuando se acumulan décadas de cesiones, años de mentiras y meses de traiciones. Pero también se puede levantar.
No con slogans ni con promesas vacías, sino con una regeneración profunda y radical. La historia no nos perdonará si miramos hacia otro lado mientras se destruye lo que generaciones enteras construyeron con sangre, sudor y esperanza.
El tiempo se agota. Pero todavía estamos a tiempo.
Dependerá de nosotros.
Epitafio final
Fernando VII pasará a la historia como el rey felón, traidor sin disimulo ni pudor. Pero al menos no llevaba careta. Pedro Sánchez, en cambio, la llevó hasta el final. Y bajo ella, se escondía algo aún peor: no un traidor, sino el arquitecto consciente del derrumbe.
España ha conocido muchos enemigos... pero nunca uno tan cercano al poder.
Jesús María González Barceló
Presidente del Think Tank Hispania 1188
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