
La dignidad de Noelia Núñez frente a la república de la impostura
"Es más digno el joven que tropieza por querer parecer mejor de lo que aún es, que el adulto que ha hecho de la
mentira su única forma de ascenso."
I. La dimisión que retrata a toda una generación
La diputada Noelia Núñez ha dimitido por haber exagerado su formación académica. Y lo ha hecho sin excusas, sin ataques y sin medias verdades, asumiendo públicamente un error que, en cualquier otro partido político de España, habría sido minimizado, blanqueado o incluso premiado. Su decisión, tomada en soledad y desde la verdad, la engrandece.
En un país donde ministros y presidentes adornan sus currículos como si fueran catálogos de fantasía y no pasa absolutamente nada, Noelia ha dado una lección moral sin pretenderlo. Porque lo importante no es si uno ha mentido --todos, en algún momento, podemos fallar-- sino qué hace cuando la verdad le llama a la puerta.
Y ella ha respondido con valor.
II. Los que no dimiten: la élite de la impostura
¿Dónde están hoy aquellos que falsearon doctorados, másteres, cátedras y títulos inexistentes? ¿Dónde están los que prometieron un comité de expertos para la pandemia y luego reconocieron que jamás existió?
¿Dónde están los que robaron 681 millones de euros a los trabajadores andaluces en el mayor escándalo de corrupción pública de Europa y jamás pidieron perdón?
Ahí siguen. En sus cargos. Sonriendo. Gobernando. Pactando con golpistas y terroristas. Silenciando medios. Y nadie del PSOE ha dimitido jamás por mentir en su currículum. Nadie.
Porque aquí no se penaliza la mentira, sino la decencia de reconocerla.
III. Noelia, símbolo de una nueva política
Noelia no ha robado. No ha pactado con etarras. No ha manchado las instituciones. Lo que ha hecho, con apenas 30 años, es un acto de coherencia moral que no se ve en el Gobierno desde hace más de una década.
Noelia ha cometido un error por orgullo, no por codicia. Por inexperiencia, no por cinismo. Y a diferencia de tantos dirigentes que presumen de ética mientras manipulan la verdad con sonrisa de piedra, ella ha sido valiente.
Y esa valentía la hace más digna que todos los que hoy se sientan en Moncloa rodeados de sus títulos inflados y sus silencios oscuros.
IV. Pedro Sánchez: el silencio que le condena
Cuando en sede parlamentaria se preguntó directamente si su primera vivienda fue adquirida con dinero procedente de actividades ilegales vinculadas a la prostitución, Pedro Sánchez no respondió. No negó. No explicó. Calló.
Y ese silencio es mucho más grave que cualquier línea mal escrita en un currículum. Porque no hablamos de un error académico, sino de la sospecha más brutal sobre el origen del patrimonio del presidente del Gobierno.
¿Dónde está ahora la transparencia que tanto pregonan?
V. Lo que revela esta dimisión
La caída de Noelia Núñez no es el final de su carrera. Es el comienzo de su legitimidad. Ha demostrado que no todo vale, que la política aún puede sostenerse en principios y que el futuro pertenece a quienes se atreven a asumir errores y no a enterrarlos bajo la alfombra del poder.
Mientras tanto, un Gobierno que ha hecho de la mentira su ADN institucional --comités que no existen, títulos que no se poseen, pactos que se niegan el lunes y se firman el martes-- sigue intacto, arrogante e impune.
Epílogo: El valor de levantarse
Desde Hispania 1188 lo decimos sin titubeo: Noelia Núñez debe volver.
Debe volver porque representa lo que muchos españoles añoran: una política sin doblez, sin escudos de partido y sin miedo a decir la verdad.
Debe volver porque es joven, inteligente, valiente y capaz. Y porque ya ha demostrado algo que otros jamáspodrán simular: Tiene dignidad.
Epitafio
Pedro mintió tres veces negando a JESÚS, y sin embargo fue el más grande.
La vida no se mide por los errores de juventud, sino por la grandeza de no rendirse.
No cuentes las veces que caes, sino las que te levantas.
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