Los vecinos que residen en los alrededores del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Ceuta han dirigido una carta a las autoridades locales, la Delegación del Gobierno y a los responsables del propio centro para exigir una intervención inmediata ante la situación “insostenible” que denuncian vivir desde hace meses.

En la misiva, firmada de forma colectiva, relatan una convivencia marcada por ruidos constantes, peleas frecuentes, conductas irrespetuosas y un ambiente de descontrol, con presencia policial “casi diaria” que, según aseguran, no está teniendo efectos duraderos.

Entre los hechos que más preocupan al vecindario se encuentra la música a alto volumen procedente del interior del CETI, los gritos y partidos de fútbol nocturnos “en condiciones violentas”, y el uso de hornillos para cocinar dentro de las habitaciones, lo que consideran un riesgo tanto para los residentes como para las instalaciones. La suciedad generada, apuntan, también se traslada a las afueras del recinto, generando alarma e inseguridad.

Los afectados —entre ellos familias con hijos pequeños, personas mayores con enfermedades crónicas y trabajadores que necesitan descansar por sus turnos laborales— aseguran sentirse “desprotegidos” y reclaman medidas urgentes.

En su carta, citan expresamente la Ordenanza Municipal sobre Ruidos (BOCCE nº 5250, de 9 de abril de 2013), cuyo artículo 7 prohíbe el uso de altavoces u otros emisores sonoros orientados a la vía pública y cualquier ruido nocturno que altere la tranquilidad vecinal. La normativa contempla sanciones de hasta 3.000 euros.

Prácticas irregulares en el interior del CETI

Por otro lado, aseguran que la permisividad por parte de la dirección del CETI está permitiendo estas irregularidades. Entienden no ser de recibo que el descontrol interno se traslade a las afueras para el desasosiego de los vecinos. Es inaudito que se permita cocinar en las habitaciones del Centro ante el riesgo de incendio, o el abandono insalubre en determinadas áreas del centro sin que ello suponga 'reprimenda alguna'.

Como propuesta concreta, reclaman que se impongan normas claras de convivencia y un control efectivo de la situación por parte del CETI y de las autoridades. Si no se corrigen las irregularidades, plantean la reubicación del centro fuera de zonas residenciales. “Solo pedimos poder vivir en paz y con dignidad en nuestros propios hogares”, concluyen.