
Feijóo, del limbo y la contrarreforma
Cuando se abandonan los principios, el desconcierto está servido. Esto lo saben, porque lo están viviendo, la gente del PP.
Anda Feijóo, el hombre de la moderación, tratando de abarcar todo el campo al que renunció, intentando hacer que ensamblen el reformismo centrista, o el centrismo reformista, con la derecha esa a la que apela y a la que, a la vez, critica sin saber muy bien si irse o si quedarse. El galleguismo aquí no parece hacerle bien a la política.
Feijóo parece querer reformar lo reformado, parchear cual carretera gaditana, un proyecto pepero que no sabe muy bien a dónde va. Congreso a congreso el PP se ha ido desdibujando, erigiéndose en baluarte de la moderación y, simultáneamente, llamando a las puertas de la gente que, precisamente, no era eso lo que queríamos. Y por eso nos fuimos. Alguien debería avisarle.
Los trajes se vuelven disfraces en quien no sabe vestirlos. Y el tipo de político de derechas le queda ya demasiado grande, apayasado, a Feijóo.
Pretender abarcar hacia un lado y hacia otro, dice muy poco de la prudencia de un político. Y es la orden que les ha dado Alberto a los suyos. Porque el problema que no ven, es que, si ellos no conocen sus propios principios, los demás a la derecha y a la izquierda sí los tenemos claro. Eso de no ser, por explicarme mejor, ni chicha ni limoná, es el peor problema que puede enfrentar un político. Y el expresidente gallego lo tiene delante. No se puede pasar de lucir con orgullo el pin de colorines socialcomunista, a tratar de copiar el mensaje, que más que vocalizar, balbucea intentando adentrarse en un electorado de VOX que, a día de hoy, sabe y reconoce el original de copia, de la mala copia que la desesperación genera.
No se puede pasar de la defensa de los ODS del globalismo de la Agenda 2030, a enarbolar principios que ponen por delante la unidad y la seguridad de los españoles. No se puede andar pidiendo regularizaciones masivas y, al rato, alzar la voz hablando de expulsiones. No se puede ni se debe ocultar que eres, porque lo has aprobado con tu voto, defensor del Pacto Verde Europeo y, al mismo tiempo, consentir que ni tú ni los tuyos, por mucha o poca atención que te presten, anden por ahí diciendo que defienden el campo o la mar española. Sencillamente, porque es mentira. O lo será mientras se continúa con la retahíla de pactos y acuerdos con el socialismo en España y en Europa, aún habiéndote comprometido a no gobernar con ellos en campañas electorales, esas que ni el diablo sabe quien las carga.
No se puede ser lo que no se es, cuando te has hormonado de socialismo hasta las cejas, asumiendo una a una sus políticas y sus defectos (ya saben ustedes, en Andalucía de eso entendemos tela), desnaturalizando tu propia esencia en virtud de no sabemos qué clase de reformismo, ese que ahora aspiras a ¿contrareformar? Y anhelar cuadrar un círculo que conjugue la verdad y la mentira que, ni en el mundo de política, comparten horizonte.
No se puede elegir el limbo para ofrecer a España más certeza que la incertidumbre, seguramente obnubilado por unas encuestas que, como siempre, quizá sigan ocultando de VOX mucho más de lo que muestran.
La opinión de Ceuta Ahora se refleja únicamente en sus editoriales. La libertad de expresión, la libertad en general, es una máxima de filosofía de este medio que puede compartir o no las opiniones de sus articulistas
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.113