Lunes, 20 de Octubre de 2025

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Think Tank Hispania 1188
Miércoles, 16 de Julio de 2025

El Estado: déspota absoluto y ladrón institucionalizado; un rechazo radical al totalitarismo fiscal

Introducción
En una época en la que la palabra “libertad” se usa como bandera pero se aplica como excusa, el Think Tank Hispania 1188 declara con absoluta firmeza su rechazo al totalitarismo encubierto en la forma del Estado moderno. Este aparato, que en su origen debió ser un pacto de seguridad, ha degenerado en un leviatán que reclama para sí el derecho de gobernar sin límites, de confiscar sin justicia y de imponer sin consentimiento.

 

El Estado no es sino un déspota absoluto, cuya autoridad carece de legitimidad moral, pues se sostiene en la fuerza y en la violación constante de los derechos individuales, especialmente mediante la institución de los impuestos —la forma legalizada del robo. Este artículo explora las raíces de esta tiranía disfrazada y hace un llamado urgente a la defensa de la libertad y la dignidad humana frente a la usurpación institucionalizada.

 

1. El Estado como tirano absoluto
La construcción del Estado moderno fue un proceso de concentración progresiva del poder político, social y económico. Donde antes existían contratos voluntarios entre individuos para coexistir, hoy domina un poder
coercitivo que se impone sin opción de rechazo.

 

El Estado reclama para sí el monopolio de la violencia legítima, el control de la información y la capacidad de imponer obligaciones financieras sin acuerdo ni voto efectivo. Más allá de las formas democráticas superficiales, en la práctica la voluntad individual es sustituida por una mayoría que puede decidir sobre la vida y bienes del individuo, creando así una dictadura de la mayoría.

 

Esta dictadura —aún cuando se vista de leyes y parlamentos— es en esencia una tiranía absoluta, pues no respeta la inviolabilidad del individuo, ni el derecho a la propiedad privada, ni la libertad fundamental de decidir sobre el propio cuerpo y trabajo.

 

2. Los impuestos: el robo institucionalizado y su justificación moral
Los impuestos son la manifestación más clara del carácter despótico del Estado moderno. La confiscación forzosa del fruto del trabajo es defendida con sofismas como “redistribución”, “solidaridad” o “bienestar colectivo”, que no son sino engaños para disfrazar el robo.

 

Se pretende hacer creer que, porque el dinero recaudado se destina a servicios públicos, el Estado no es un ladrón. Pero la realidad es que:

 

El Estado no administra, sino que dilapida y desperdicia gran parte de los recursos que expropia.

 

Los impuestos no se establecen con consentimiento individual, sino con imposición de mayoría.

 

La “redistribución” se convierte en un arma para crear dependencia y controlar a las masas.

 

Desde la óptica moral, no hay justificación para imponer cargas a quienes no han aceptado voluntariamente ceder sus bienes. Esto convierte a la fiscalidad en un sistema de extorsión legal que viola la ética y la justicia elemental.

 

 

3. La mentira de la seguridad y el orden
El Estado se presenta como garante de la seguridad y el orden público. Sin embargo, este papel no es más que una coartada para justificar su monopolio de la violencia.

 

Por un lado, cuando el ciudadano sufre un daño o robo, la respuesta estatal es tardía, burocrática o incluso inexistente. Por otro, el Estado criminaliza la autodefensa y la libre asociación para protegerse, imponiendo restricciones y control social.

 

El “orden” que proclama no es más que la imposición de sus reglas arbitrarias, sustentadas en la amenaza y el castigo. Un orden que se sostiene en el miedo y la obediencia ciega, no en el respeto ni en la justicia.

 

 

4. La educación estatal: adoctrinamiento y domesticación
La educación controlada por el Estado es una herramienta para reproducir el sistema y perpetuar la sumisión.

 

Lejos de fomentar el pensamiento crítico y la libertad individual, la educación pública:

 

Promueve la obediencia y el conformismo.

 

Desincentiva la iniciativa y el cuestionamiento.

 

Imparte una visión sesgada que glorifica al Estado y minimiza la importancia de la libertad y la propiedad individual.

 

Así, las futuras generaciones son formateadas para aceptar sin cuestionar la
estructura tiránica bajo la cual vivirán.

 

 

5. El lenguaje y la manipulación del pensamiento
El poder estatal controla no sólo acciones, sino también ideas y palabras. La manipulación del lenguaje —a través de eufemismos y términos engañosos como “contribución” para referirse a impuestos o “servicios públicos” para
justificar confiscaciones— es una estrategia para neutralizar la resistencia y normalizar la tiranía.

 

El control del discurso es un paso esencial para que la dominación sea aceptada sin protestas, disfrazando la coerción con apariencia de legalidad y legitimidad.

 

 


6. El llamado a la resistencia y la libertad
Frente a este absolutismo, el Think Tank Hispania 1188 hace un llamado a la defensa radical de la libertad individual, la propiedad privada y la soberanía personal.

 

La resistencia no puede limitarse a la protesta superficial ni a la participación pasiva en un sistema corrupto. Se requiere una ruptura moral profunda, la toma de conciencia del robo institucionalizado y la reivindicación de los derechos fundamentales, sin concesiones ni tibiezas.

 

Sólo desde la afirmación absoluta de la libertad podrá la humanidad liberarse del yugo de los déspotas modernos y construir una sociedad justa, pacífica y próspera.

 

 

Conclusión

El Estado, tal como existe hoy, es un despota absoluto que justifica su robo mediante la coacción legal y la manipulación moral. Los impuestos son un acto de violencia institucionalizada y la educación estatal es una fábrica de conformismo.

 

La verdadera libertad sólo puede surgir de la desobediencia consciente, la autonomía radical y el respeto irrestricto a los derechos individuales.

 

El Think Tank Hispania 1188 reafirma su compromiso con esta causa y llama a todos los hombres y mujeres libres a unirse en la lucha contra la tiranía fiscal y política, para reclamar el derecho natural a la soberanía personal y la propiedad inviolable.

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