Domingo, 19 de Octubre de 2025

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Paula M. García
Domingo, 13 de Julio de 2025

La mentira como recurso político

Decía ese referente de la política española tras la Transición democrática, Julio Anguita, (a quien hoy seguro que Sánchez descalificaría con idéntico desparpajo que a Felipe González), que los programas electorales están para cumplirlos. De ahí su famosa frase de "programa, programa,y programa", que inmortalizó. O sea, todo lo contrario al actual presidente del Gobierno que ha ido cambiando de opinión sucesivamente durante su mandato para acomodar a sus propios intereses personales y políticos cualquier cambio, aún a sabiendas que incumplía su programa electoral.

 

 

También recordamos del llamado "Califa rojo" de Córdoba, otra no menos memorable frase que encierra, no ya su coherencia política y honradez, sino una forma de entender la política sin sectarismos inútiles ni ideologías torticeras: "Que midáis a los políticos por lo que hacen, por ejemplo, y aunque sea de extrema derecha, si es un hombre decente y los otros son unos ladrones, votad al de extrema derecha". La reflexión de Julio Anguita se ha hecho viral en estos tiempos de corrupción socialista: "Al ladrón no le votéis, aunque tenga la hoz y el martillo". Dicho por un comunista tiene el valor de la coherencia y la dignidad, algo de lo que carecen actualmente no sólo el PSOE sino los grupos de izquierda que le sostienen en el Gobierno putrefacto.

 

 

Estas lecciones de principios que son paradigma de sensatez y buen criterio de alguien intachable que renunció en su día a su pensión como exdiputado y se dedicó a dar clase de Historia y Geografía en un instituto de Córdoba, es toda una lección de decencia política e integridad moral. Ya en su época cuando votaba algo contra el PSOE siendo Felipe González presidente del Gobierno, éste decía que Anguita con José María Aznar le hacía "la pinza", signo inequívoco de que los socialistas de antes y ahora, nunca entendieron lo que es la coherencia y la integridad bajo los principios morales de alguien intachable.

 

 

Conocí a Julio Anguita en Córdoba cuando acababa de obtener el mayor respaldo electoral siendo el alcalde más votado de España con 83.000 votos. Con fuerte personalidad y carácter, ya se vislumbraba que sería el futuro secretario general del Partido Comunista, sustituto que fue de Gerardo Iglesias. Sempiterno jugador de dominó en la Plaza de la Corredera de Córdoba, era considerado un icono para todos, (él nació en Fuengirola, pero impartió clases de Historia Moderna en el instituto Blas de Infante de la capital) porque hasta las gentes de derechas, aquéllos que iban a misa de doce los domingos, decían: "Yo no he votado al Partido Comunista; yo he votado a Julio Anguita". Y no les faltaba razón porque en los carteles electorales, con mucha audacia Julio Anguita no había puesto por ningún sitio el signo de la hoz y el martillo, para no desafectar a sus paisanos con el emblema comunista y quienes tanto le admiraban por su discurso y verbo impactante.

 

 

Anguita era un político cercano, sencillo, carismático y sobre todo, coherente con sus ideas, con  frecuentes referencias a Hegel (representante del idealismo alemán y llamado "la conciencia de la modernidad") y muy cauteloso de su vida privada.

 

 

Cuando hoy vemos a Podemos (nunca se volcó Anguita con Pablo Iglesias pese a que lo requería en numerosas ocasiones), porque su olfato político le indicaba cuán lejos de él se encontraba el "coletas" y sus adláteres, como el tiempo ha demostrado, como también se alejó de Alberto Garzón. No estaba Anguita por desacreditar su prestigio político dilapidándolo con estos arribistas de una izquierda acomodaticia a los sillones y a los intereses carentes de ideología.

 

 

Hoy la mentira y el engaño es el recurso político de estos facinerosos de la vida pública que llevan la mala conducta como bandera y se alarman cuando se les dicen las verdades o se llaman a sus procedimientos por su nombre. De ahí el revuelo provocado por la frase de Núñez Feijóo a Sánchez el miércoles en la sesión dedicada a la corrupción socialista actual: "Partícipe a título lucrativo del abominable negocio de la prostitución". Para los soliviantados socialistas era cruzar una "línea roja", ellos que ponen tantas a Vox y a quienes no comulgan con sus fechorías políticas de modificaciones legislativas y amnistías a la carta, precisamente se alarman quienes tratan de hacer de la Constitución un acordeón a su medida y buscan, una y otra vez, dinamitar el Estado de derecho y el ataque a los jueces independientes. No a aquéllos que no les incomodan como esos "errores" judiciales que favorecen a cargos socialistas manchados por la corrupción y anulan seis causas evitando la condena de 25 excargos del PSOE en Andalucía. Esta sí es la "justicia" que les gusta a los "socialistos". Con estos "procedimientos" no hay corrupción posible del PSOE. Así se "fabrica" la impunidad del partido del puño y la rosa con jueces negligentes cuando no corruptos, causantes de estos "errores" sin ser inhabilitados de por vida.

 

 

Y como vamos de mentiras políticas, ahí está la penúltima: el cierre de la Aduana Comercial con Marruecos en la frontera de ambas ciudades autónomas. ¿Alguien había creído que algún día iba a hacerse realidad esta falacia? Bien es cierto que en un principio los hubo muy ingenuos como el presidente de la Ciudad que alabó ese simulacro de mercancías que decían que era a título experimental y suponía una tomadura de pelo más de Marruecos hacia España. Ahora, la consejera de Hacienda, Kissy Chandiramani, caída del guindo dice que "más España y más Europa", porque aqui se cambia de opinión en versión Sánchez cada vez que les parece y acusan a Vox de derrotistas cuando siempre dijeron en este partido que jamás habría Aduana Comercial. ¿Saben los próceres de Ceuta que exigencias impone Marruecos para mercancías salidas de esta ciudad y qué artilugios han de hacerse para que ninguna mercancía lleve el etiquetado de Ceuta? Pues infórmense y vayan aprendiendo dejando la ingenuidad a un lado o la ignorancia que es lo mismo pero aún más grave teniendo cargo público.

 

 

Lo peor del caso es que Juan Vivas cada vez se parece más a Pedro Sánchez con lo negativo que supone esta comparativa. Ahora ha hecho una supuesta reorganización de Gobierno, tratando de impresionar con un  nuevo artilugio de engaño al igual que cuando se saca, cada año, esas numerosas medidas de reactivación económica que jamás se ejecutan y resultan muy espectaculares en su presentación como si fueran a solucionar nuestros problemas cotidianos. Al igual que Sánchez, Vivas se sostiene a base de dilapidar subvenciones a diestro y siniestro sin bajar los impuestos.

 

 

Las similitudes Sánchez-Vivas llegan a los engaños: el actual benefactor de prostíbulos familiares comparece en ruedas de prensa sin preguntas, él que censuraba a Rajoy que se ocultaba bajo un plasma y Juan Vivas, en la mayoría de las ocasiones, ejerce de político trilero porque bien que se aprovecha de jugar con ventaja e indicar qué preguntas quiere que le formulen periodistas afines, para lo que utiliza a su personal de prensa y comunicación, los mismos que en Consejo de Administración de sociedades municipales votan teledirigidos lo que él ordena con mando a distancia. Luego, con idéntica cara de cemento al igual que Sánchez, al ser preguntado por lo que a él le interesaba, pone cara de cínico sorprendido y declara: "Me alegro que me haga esa pregunta". Y tanto, que se alegra. Si la pregunta era suya. Válgame Dios, cuanta mentira hay entre bambalinas, sin que el gran público sea conocedor de tamaño engaño. Lo dicho: la mentira como recurso político al uso y abuso.

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