Martes, 21 de Octubre de 2025

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Ceuta Ya!
Sábado, 12 de Julio de 2025

Servilimpce, cumpleaños infeliz

El doce de julio de 2024, hace justo un año, se constituyó el Consejo de Administración de SERVILIMPCE, la empresa pública encargada de gestionar el servicio de limpieza viaria y recogida domiciliaria de basuras. Fue la culminación del llamado proceso de remunicipalización y el inicio del funcionamiento de la nueva entidad. Toca, por lo tanto, hacer balance de lo que ha pasado durante todo este tiempo.

 

 

El comienzo: ¿Por qué la municipalización?

La propuesta de municipalización contó inicialmente con el apoyo unánime de todos los grupos políticos. Eso sí, cada uno lo hizo por razones bien distintas. Lógicamente, la decisión fue adoptada por el PP, que no sólo ostentaba y ostenta el Gobierno, sino que además contaba con mayoría en la asamblea al unir, a los nueve votos de su grupo, los que tenía en “régimen de alquiler”.

 

En un principio, la postura de los de Juan Vivas resultó extraña, dado que, en cada una de las reiteradas ocasiones en que Ceuta Ya! (y previamente Caballas) había planteado la posibilidad de la gestión directa, el Partido Popular siempre se manifestó en contra con una contundencia inapelable. Dicho lo cual, el cambio de posición tenía y tiene una explicación muy sencilla.

 

El presidente se encontraba inmerso en una dinámica infernal. La empresa adjudicataria, con los sindicatos como arietes, presionaba para subir el precio del contrato una y otra vez. Cada año se aplicaba el mismo mecanismo. Los trabajadores pedían subidas salariales; la empresa se negaba “salvo que la Ciudad eleve el canon”; los trabajadores amenazaban con la huelga; el Gobierno se asustaba y, posteriormente, se las “ingeniaba” para aumentar un contrato que, con la ley en la mano, no se podía aumentar porque ya se había incrementado en el máximo legal. Llegó un momento en el que este “jueguecito” se hizo insoportable para Vivas. Y se acabó. Había, ahora sí, que municipalizar.

 

 

Posicionamiento de los distintos grupos

Como suele ser costumbre, la agrupación de ultraderechistas apoyó la propuesta únicamente por razones de odio. En este caso, hacia el empresario adjudicatario, quien se había posicionado en contra de la extrema derecha. El PSOE, por su parte, se encontraba en medio de un conflicto de intereses irresoluble. Su secretario general era, también, el encargado de la empresa privada y hombre de máxima confianza de su jefe. Ideológicamente, y empujados también por las centrales sindicales, los socialistas se veían obligados a apoyar la municipalización; en lo personal, sin embargo, era un desastre para su líder, pues de llevarse a cabo el cambio en el modelo de gestión se encontraría ante la disyuntiva de o bien pedir la excedencia (perdiendo mucho dinero) o bien abandonar su cargo de diputado y máximo representante de su partido. Cuando se sopla y se sorbe a la vez, las cosas nunca terminan bien. Y así sucedió. La municipalización descabezó al PSOE.

 

El voto de MDyC estaba decantado de antemano, consecuencia del vergonzante pacto alcanzado con el PP. Un pacto que se hizo visible tras la elección, con los votos de los populares, de Fatima Hamed como Vicepresidenta Segunda de la Asamblea tras haber elevado el sueldo de este cargo, inútil donde los haya, a ochenta mil euros anuales en una de las traiciones políticas más sonoras que se recuerdan en el ámbito local.

 

Ceuta Ya!, evidentemente, votó a favor en un principio. Sin embargo, tal y como ha quedado más que demostrado, Juan Vivas únicamente acepta la sumisión a la hora de relacionarse con el resto de formaciones, lo que le lleva a ofrecer la adhesión como la única opción posible ante los planteamientos de quien se siente intelectual y políticamente muy por encima de los demás. Con Ceuta Ya!, no obstante, pinchó, y sigue pinchando, en hueso.

 

 

Una municipalización, de entrada, incompleta

Este grupo político planteó tres alegaciones, a cuál más razonable, al expediente. La primera: que se municipalizara el servicio completo, es decir, que se incluyera la Planta de Transferencias. No existía obstáculo alguno. El contrato estaba vencido, las instalaciones son municipales y la plantilla ya se regía por el Convenio de limpieza pública. No había ni un solo motivo para oponerse. O tal vez sí. En los próximos días se licitará un nuevo contrato por ocho millones anuales (antes eran cuatro y medio) que, probablemente, se lo llevará una empresa “amiga”. En muchas ocasiones, basta con aquello de seguir el rastro del dinero para entenderlo todo.

 

La segunda alegación consistía en incluir en la plantilla de la nueva empresa a las Brigadas Verdes. Y es que, según constaba en la propia memoria, ya venían haciendo labores de limpieza, por lo que no tenía mucho sentido seguir pagando sus nóminas y, al mismo tiempo, contratar más trabajadores para la nueva sociedad. Tampoco había muchos motivos para oponerse a esta alegación, más allá del prejuicio de que los integrantes de las Brigadas Verdes son “vagos y maleantes”. Tercera y última alegación: que se incluyera un Plan de Servicios Especial para la barriada del Príncipe en el capítulo de “mejoras” incluido en la Memoria. La razón no necesita mucha explicación. Esta barriada lleva más de veinte años fuera de los planes de servicio, algo que sucede porque, según dicen, sus calles “no existen” al estar fuera de las normas urbanísticas. Bochornoso.

 

Ninguna de las tres propuestas fue aceptada, lo que hizo que Ceuta Ya! optara por la abstención en la aprobación definitiva. Este posicionamiento ha servido al Gobierno, siempre dispuesto a tergiversar de manera descabellada y descarada, para decir que Ceuta Ya! está en contra de la municipalización. La estrategia de comunicación de quienes integran el PP es de sobra conocida: consideran que la ciudadanía es estúpida, ignorante y despreocupada, de modo que pueden mentir todo lo que quieran. Los medios de comunicación a su servicio se encargarán de convertir la mentira en verdad.

 

 

Creación de la sociedad y comienzo de la actividad

Y así comenzó la andadura de SERVILIMPCE. La primera decisión de calado, además de las ya previstas en el acuerdo plenario, entre las que destacaban la subrogación de la plantilla y la novación de los contratos en vigor, fue nombrar al Gerente. Se rescató de las listas del paro de Sevilla a una persona que no conocía a los trabajadores, que no conocía el servicio, que no conocía Ceuta y que no conocía el funcionamiento de la administración. Su único mérito consistía en haber trabajado, hasta que fue despedido, en la unidad relacionada con la flota de vehículos de la empresa de limpieza de otra ciudad. El desastre era fácilmente previsible. Aun así, su nombramiento contó con el apoyo del Consejo, con el único voto en contra de Ceuta Ya!

 

A esta situación de partida tenemos que añadirle la existencia de una serie de compromisos alcanzados entre el Consejero y el Comité de Empresa, cuyo contenido no está reflejado en ningún escrito, lo que los sitúa en el ambiguo terreno del “yo entendí que”. Es decir, en el terreno de “que cada cual interprete las cosas a su manera”.

 

El día uno de septiembre comenzaron las actividades. La empresa estaba, y sigue estando, asentada en una parcela del Puerto, cuya concesión no está a su nombre. Primera irregularidad. Allí se han instalado casetones de obra sobre las vías colindantes. Segunda irregularidad. En aquellos terrenos ganados al mar, y anunciados como una zona de transformación y desarrollo económico, se han asentado, de momento, el Banco de Alimentos, la empresa de la limpieza y los autobuses viejos. Todo muy azul, verde y digital. La única mejora, después de un año, es que en el pasillo, y a modo de campamento de feriantes, han colgado unos toldos para que haya un poco de sombra. Los vehículos que se utilizan son los de TRACE, ya más que amortizados (literalmente, se caen a pedazos) y, todavía, a nombre de nadie sabe quién (desde luego, no de SERVILIMPCE). Todo sigue exactamente igual. Los camiones nuevos, comprados por ACEMSA cuando su Gerente, hoy caído en desgracia, hacía de “valido” del Presidente y se encargaba de las más variopintas gestiones, aguardan en una nave propiedad de un empresario, sin matricular y a la espera de que alguien se decida a desliar este embrollo administrativo.

 

 

Sin organización y con prevaricación

TRACE, última empresa adjudicataria, carecía de una estructura administrativa propia y definida, lo que se puede entender teniendo en cuenta que, en el ámbito privado, cada sociedad tiene derecho a organizarse a su antojo. No sucede así en el sector público. Es por ello que el cambio de gestión obligaba a situar como una prioridad el diseño de un organigrama de funcionamiento en el que figurasen tanto los departamentos como las funciones y las personas que las desempeñarían, aunque fuera de forma provisional. Sorprendentemente, no ha opinado de esta manera la mayoría del Consejo de Administración.

 

Ha transcurrido un año y la empresa continúa absolutamente desorganizada. Las tareas administrativas las llevan a cabo las personas subrogadas con categorías fuera de Convenio y bajo nombres estrafalarios: Delegado (no se sabe de quién); Departamento Legal (se supone que todos deberían ser legales), Director de Comunicación (sin nada que comunicar); Encargado de Prevención (sin especificar qué hay que prevenir); Oficiales administrativos y algún Jefe de Servicio. Todos estos cargos van haciendo lo que el Gerente les va encomendando a su libre y variable criterio. Cada lunes, y en función de su estado de ánimo, toca hacer una cosa u otra.

 

No resultaba difícil predecir las consecuencias de tan inconcebible desorden. En un año no se ha licitado ni un solo contrato. Como lógicamente la empresa tiene que funcionar, lo que se ha hecho no ha sido otra cosa que seguir el conocido sistema de la prevaricación administrativa: se van haciendo contratos verbales (es decir, ilegales) a aquellas empresas que el Gerente considera adecuadas, mientras el Presidente del Consejo de Administración y sus cuatro votos fijos (tres del PP y uno del PSOE) conocen y consienten esta absoluta barbaridad con la excusa de que “estamos empezando”. Y así, durante un año. Un año “empezando”. Asimismo, los controles institucionales (Interventor y Secretaria General) también han dimitido de sus funciones, poniéndose de perfil para “no ocasionar problemas” en un ejercicio de “lealtad” mal entendida. 

 

Una segunda tarea prioritaria tenía que ser la aprobación de un Convenio Colectivo, algo esencial en una empresa con más de 500 trabajadores y una más que notable complejidad organizativa. Dicho Convenio debería tener como principal objetivo definir la plantilla (categorías, puestos y número de efectivos), establecer las condiciones de acceso al empleo público, la movilidad funcional y el resto de condiciones laborales. Ha transcurrido un año y tampoco hay Convenio. Como consecuencia, la política de recursos humanos es lo que se denomina un desmadre. No hay ni una sola norma que no se quebrante.

 

Una política de personal seria, legal y rigurosa, como la que debería corresponder a una empresa de esta envergadura, ha sido sustituida por una serie de acuerdos con el Comité, siguiendo las mismas pautas que seguía la empresa privada, sin dar ninguna importancia a que lo que allí era legal, no lo es ahora. Se contrata a través del SEPE a pesar de que la Inspección de Trabajo ha dejado muy claro, y por escrito, que no se puede; se amplían y reducen horarios a voluntad y se cubren puestos de superior categoría vía WhatsApp. Como anécdota curiosa para explicar tan disparatada situación, diremos que en los turnos de fin de semana no existen ni conductores ni capataces. Tales funciones las realizan “quienes lo venían haciendo”. No obstante, lo más “innovador” corresponde al caso de esos trabajadores que son peones de miércoles a viernes y capataces de sábado a domingo. Así, un año.

 

 

Un servicio lamentable

Todo lo anterior tiene un claro reflejo en las deficiencias del servicio. Lamentablemente, la limpieza en Ceuta está, hoy, peor que nunca. Llegado este punto, sólo cabe una pregunta: ¿Por qué el Gobierno permite que pase todo esto? No es fácil encontrar una respuesta satisfactoria.

 

El Presidente Vivas, otrora meticuloso escudriñador de la gestión de todos los servicios a su cargo, parece haber dejado de preocuparse por estas cuestiones. Cansado y aburrido, ha decidido pasar el tiempo mercadeando, en el “lado oscuro”, prebendas para mantener los votos que le garanticen su mayoría en la Asamblea (como único objetivo político de la legislatura) y desfilando por variopintos foto-coles con rimbombantes nombres en inglés para fingir un desarrollo económico que la realidad de la calle desmiente con espantosa contundencia. El Consejero, por su parte, vive absolutamente bloqueado. El hecho de que haya sido señalado en algunos círculos como un probable relevo de Vivas (no en vano es el número dos de la lista) le ha llevado a la conclusión de que en la “selva política” siempre sale mejor parado el que no protagoniza estridencias. Y, para ello, para no equivocarse, lo mejor es no hacer nada y no enemistarse con nadie. En definitiva, ha decidido “pasar de todo”. 

 

Y así hemos cumplido el primer año de la empresa municipal de limpieza. De manera muy infeliz y con el peor servicio prestado en décadas. Un año para el olvido.

 

Ceuta Ya!

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