En Ceuta no faltan historias con más vueltas que una noria. Juan Bravo recibe su merecido premio, aunque la líder de MDyC no tardó en criticar que se le otorgara tal reconocimiento, lo que ya abrió un debate público. Sin embargo, la persona que más ha luchado para que ese reconocimiento se otorgara se encuentra de repente con una sorpresa: una licitación que tenía ganada y que parecía económicamente viable es declarada inexplicablemente no viable por la intervención.

¿Casualidad? Difícil de creer, sobre todo cuando esa intervención está a cargo de un interventor que lleva veinticuatro años en el cargo de manera “accidental”, puesto nada menos que por el Presidente. Para colmo, la líder de MDyC, que ocupa la Vicepresidencia de la Mesa Rectora, presumió de haberlo visitado, y parece que algunos se han puesto nerviosos, manifestó ella.

Por otro lado, un Consejero estrella, que ha retirado parte de sus competencias a otro Consejero, ve cómo este último es ascendido a Vicepresidente del Gobierno de la Asamblea de la Ciudad Autónoma de Ceuta en uno de los dos nombramientos recientes para dicho cargo. Un ascenso que parece más un consuelo que un reconocimiento por méritos propios. Mientras tanto, el diputado nacional Juan Bravo, vicesecretario nacional de Hacienda en el PP y referente ético y gestor, observa cómo su propio partido ni siquiera levanta la voz en su defensa. Lamentable no, lo siguiente.

Se dice que cuando alguien se jubila debe dejar el timón de su casa a otro, no a un cadáver administrativo, y eso es justo lo que este interventor ha hecho. Veinticuatro años ‘accidentalmente’, y ahora que se va, ¿qué? ¿Un premio? Esperemos que no.

Y hablando de desgajarse competencias, MDyC no monta en cólera porque se gasten fondos públicos en crear dos Vicepresidencias solo para consolar a quien perdió parte de sus responsabilidades. Eso sí, sin que nadie se rasgue las vestiduras. Para llorar.

Así está Ceuta, en ese equilibrio extraño entre favores que confunden y persecuciones que duelen. Un tablero donde las piezas cambian y nadie se explica bien qué mueve las manos del juego.

Hay un viejo refrán que dice.... piensa mal y acertarás, por eso no se debe dejar la dirección de tu casa en el cadáver.