
JOTA: Dos cuerpos, un sólo alma
I. Introducción: El hijo que no tuve, el alma que me acompaña
No nos une un gen, ni un apellido compartido por línea recta. Nos une algo más radical, más inviolable, más eterno: una misma alma dividida en dos cuerpos.
Él es JOTA. Mi sobrino. Mi heredero intelectual. Mi espejo en el tiempo. Mi futuro si alguna vez llegué a ser algo.
II. El joven sabio que camina entre gigantes
A sus apenas veinte años, JOTA ha vencido ya a edades que no le pertenecen.
Campeón de oratoria.
Campeón en matemáticas sociales.
Pero sobre todo, campeón en algo que no se enseña: la templanza. Callado, atento, selectivo.
No habla para llenar el silencio, habla para llenarte el alma.
Y cuando su madre, mi cuñada Eva, le pregunta qué hablamos durante seis horas en el Parque de María Luisa, él responde con una dulzura implacable:
> — “Mamá, si te lo cuento, no lo entenderías.”
Y ella, con humildad, replica:
> — “En eso tienes razón.”
III. Nuestras conversaciones: Filosofía, cosmos y libertad
Con JOTA no se habla, se navega.
Por la metafísica.
Por la libertad dura, la que duele y te talla.
Por Huerta de Soto, Bastos, Milei y Menger.
Por el misterio de un Cosmos que existe sin necesitar explicación…
O que exige una causa, y una causa de la causa, y así hasta tocar el Infinito o a DIOS.
JOTA y yo no debatimos, nos elevamos.
IV. Juan Bravo y su legado duplicado
JOTA es hijo de Juan Bravo, vicesecretario económico del Partido Popular.
Un gran hombre, noble, brillante.
Y aún así, con todo el cariño y respeto, puedo decirle —sin que se ofenda, porque es sabio también—:
> “Tu hijo te supera, hermano. No lo dudes. Ha venido al mundo con otra estrella.”
Y él lo sabe.
Y lo celebra.
V. El hijo que multiplica bendiciones
Si un día la fortuna me visita con un Euromillones de 250 millones, no dudaré: todo será para JOTA.
Porque él no malgastará.
Multiplicará.
Creará empleo.
Dará luz a proyectos que harán el bien.
Por eso odio la fiscalidad que destruye el amor.
Por eso combato el impuesto de sucesiones y donaciones y el robo en los premios de lotería para saciar la voracidad de satrapas y corruptos:
> “Yo decido a quién amo. Y si lo amo, le doy. Y el Estado no tiene derecho a interponerse entre mi afecto y su destino.”
VI. El origen: Un alma nacida en otra dimensión
JOTA no viene de aquí.
No del todo.
Tiene algo que no se fabrica en este mundo.
Una esencia que parece traída de otra dimensión, de un lugar más puro, más alto.
Quizás vino de aquel rincón del Cielo donde se tallan las almas que no se doblan, las que no mienten, las que no traicionan ni se pierden en la oscuridad.
VII. Epílogo: El heredero del fuego limpio
Yo no necesito dejar descendencia en la carne.
La he dejado en el alma.
La he dejado en JOTA.
Y si alguna vez los siglos preguntan qué dejé atrás…
Diré con orgullo:
> “Dejé un alma que camina.
Que piensa.
Que transforma.
Y que fue el hijo que jamás pedí, pero el regalo que jamás rechacé.”
✍ Por Jesús María González Barceló
Presidente del Think Tank Hispania 1188
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