
Antes, primero, España
Ahora que a los españoles parece que se nos acerca la hora de decidir de nuevo (aunque, de momento, sólo lo parece), ahora es cuando les llega la hora, precisamente a quienes pretenden gobernarnos, de demostrar hasta qué punto están por la labor de resetear esta España que heredarán. Una España absolutamente incrédula de cuanto le prometan, sin rumbo al que confiarse, ni capitanes a los que seguir.
Porque llevamos más de un lustro largo invivible, irrenunciable para aprender cuando en un futuro no muy lejano sepamos a qué nos hemos enfrentado y qué hubimos de soportar. En torno a 7 años llevamos de ataques a los cimientos de nuestro ser español, ese ser que se asienta sobre la misma Constitución que se derruye a manos de quienes se erigieron, forzadamente, en ser sus primeros valedores, y no por Ella, sino por los asientos que les provee.
Hora es, pues, de ver a nuestros políticos, quienes pretenden revertir la situación, en disposición de dejar a un lado cualquier rencilla recíproca, y extraer de la necesidad de España, la virtud de sus dirigentes. Cualquier otra intencionalidad que pretenda hacerse prevalecer sobre esta insoslayable necesidad patria de sus dirigentes, puestos todos y sólo a su servicio, les descartaría para la necesidad que nos acucia.
Ya llegará el momento, el foro, las circunstancias (¡siempre las históricas e irresolubles circunstancias!), de dirimir las cuitas e intereses propios de cada uno, pero antes, primero, España.
Hay mucho por arreglar, por recuperar, por reconstruir. Es mucho el daño infligido: en la fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, en la Justicia, en las propias estructuras del estado, en el prestigio de España como Nación a nivel internacional. No sé si queda alguna institución por someter a este irreconocible socialismo. Salvo que el socialismo fuere esto, predisponerlo todo en servicio del proyecto de sus fieles y no al servicio de la Patria común. Cada día se confirma más la primera posibilidad.
Estamos sometidos al socialismo dictatorial que en otros lares disuelve libertades, y ello exige de la mejor de las voluntades para evitar el peor de los presagios.
Se trata de España ante sus propios traidores. Los mismos que proyectan el futuro de los españoles bajo el control total del Estado. De ahí tanto afán por saber cómo y cuánto gastamos; cuánto podemos tener; cuánto de lo nuestro le debemos al Estado…
El socialismo como forma de vida, justificación tras justificación al principio, por fuerza cuando estimen oportuno quienes consienten cuanto vivimos. Dictadura encubierta alimentándose de los principios de nuestra democracia, un caudal de más cuatro de décadas de libertad dilapidados en favor de quienes deben ser sus centinelas. Nada más lejos de la realidad…
Se requieren, pues, políticos predispuestos a la tarea de reparar los horadados pilares de España como Nación, Patria y Estado. Una parte de ellos tienen toda la predisposición. La otra, cercana, requerirán quizá de algún acto de contrición que les rehabilite para semejante fin compartido, pues posibilitaron el daño. Hagan cada uno cuánto les competa, mas háganlo pronto. Quedan, cada vez, menos asideros desde los que iniciar tamaña empresa.
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