Subsiste el asesino comunismo
El 9 de noviembre de 1989 se produjo la caída del Muro de Berlín, pero todavía aún queda quien se resiste a entender el significado y la trascendencia que tuvo dicho acontecimiento en la Historia Contemporánea, y que se resume en "se derrumbó un muro pero fue el sistema comunista el que cayó realmente".
Esto fue lo que se me vino a la cabeza en el momento que leí un cartel pegado en una pared en el que se convocaba a una manifestación a los ciudadanos creo que hace aproximadamente unos 15 años en Barcelona.
¿Cuál fue mi sensación? Recuerdo que fue una sensación de contrariedad, por una parte un sentimiento de proyección hacia un futuro esperanzador, pero al mismo tiempo un sentimiento de retroceso, de anclarse en el pasado en el que están empeñados ciertas formaciones políticas de izquierdas, que no quieren asumir que su etapa ha concluido, y pretenden movilizar a ciertos grupos de personas que son fácilmente manipulables.
Dicho esto, el dilema se resume en afrontar un futuro sin ataduras, sin lastres dogmáticos, con derechos y libertades individuales sin restricciones de carácter político, o por el contrario, retrotraernos a superados sistemas de organización de la sociedad que limitan y restringen a las personas en pro de la sujeción al "interés común".
Sobre el sistema totalitario que representa el comunismo se han escrito multitud de libros con cientos de páginas, y se pueden poner a decenas de países que lo han sufrido como ejemplos, pero no creo que sea necesario. Ésta es sólo una modesta columna de opinión en la que pretendo alegar o defender mis derechos y libertades frente a un "sistema totalitario caduco", en retroceso en los países desarrollados, que sólo políticos trasnochados pertenecientes a la coalición de partidos Sumar, CUP, Bildu, BNG, Podemos y un sector amplio del PSOE que se han quedado anclados en el pasado (y se hacen llamar progresistas de progreso), pretenden imponer.
Se podrá desfilar o transitar por calles y caminos con banderas y pancartas, pero sólo será un acto superficial, sin efectos en los habitantes del lugar que somos simples espectadores de un espectáculo, desde mi punto de vista anacrónico, y yo prefiero combatir desde mis ideas a un sistema del siglo XX, totalitario y asesino, como fue y sigue siendo el comunismo en pleno siglo XXI, y tenemos los ejemplos actuales de China, Venezuela, Cuba, Corea del Norte, Laos, Vietnam... ¡Qué pena y qué vergüenza!
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