Por los calzoncillos del Tito Berni. Por Koldo el del puticlub. Por Jessica la Bienpagá. Por Ábalos el follador. Por Leire la fontanera. Por Pumpido al servicio de Sánchez. Por Aldama el corruptor. Por Gallardo el aforado. Por el músico chirimoyo. Por Cerdán el conspirador. Por Yolandita la cómplice. Por las maletas de Delcy. Por Otegi el terrorista. Por la banda del Peugeot. Por Puigdemont el golpista. Por Begoña la catedrática. Por el fiscal Borrador. Por la Miss que colocaron. Por los trenes que no sirven. Por el vergonzoso apagón. Por Junqueras el delincuente. Por la madre que los parió.

Por tus impuestos tirados en putas. Por tus impuestos tirados en coca. Por tus impuestos tirados en programas basura de Televisión Espantosa. Por tus impuestos robados para mascarillas inservibles. Por tus impuestos destinados a periodistas del Régimen. Por tus impuestos malgastados en sueldazos de amiguetes. Por tus impuestos dedicados a recomponer habitaciones destrozadas en el Parador de Teruel. Por tus impuestos empleados en colonizar instituciones estatales con gentuza del Partido.

Por nuestra Guardia Civil, señalada por la Rosa Nostra. Por los jueces y fiscales, señalados por la Rosa Nostra. Por los periodistas limpios, señalados por la Rosa Nostra.

Por su Majestad Imperial Pedro Iº el Enamorado, alias Sanchiflas, alias Don Corleone, alias Su Sanchidad, alias el Aprendiz de Maduro, alias el galgo de Paiporta.

Por estos hijos de la Gran Bretaña…

¡Todos a Madrid el próximo domingo!

Da igual a quién votes. Incluso da igual si no votas. Da igual que seas de derecha, de izquierda, de ultraderecha, de ultraizquierda o medio pensionista. Basta con ser una persona honesta para tener mil motivos, mil temores, mil razones.

Las alamedas son nuestras, amigo lector: de las personas honradas, de las que madrugan para trabajar, del albañil en el andamio, del médico en las Urgencias, de las que preparan dificultosas Oposiciones para ser juez, o fiscal, o funcionario de prisiones, de las que no buscan enchufes políticos, de las que doblan la espalda en su olivar, del ganadero al que timan en el precio de la leche, del autónomo que no puede ponerse enfermo ni abandonar su negocio, de la enfermera con mascarilla de trapo y envuelta en bolsas de la basura para cuidar a un paciente COVID, del policía municipal que te socorre en un accidente, del policía nacional que corre tras un carterista, del guardia civil que investiga a los corruptos, de la imprescindible ama de casa, del pescador que se juega la vida en la mar.

Ha llegado la hora de poner pie en pared. Ha llegado la hora de las personas honradas. Amigo lector: deja las banderas en tu casa y… ¡todos a Madrid el próximo domingo!

Yo, sí estaré.