Artículo-protesta
¿Se puede modificar o falsear la Historia?. Carlos Espresati de la Vega es el Primer Caballero Legionario

A lo que indico en el título del artículo, desgraciadamente debo indicar que sí, sí es posible. En cuanto a si se trata de un error, negligencia u otro calificativo lo dejo al criterio del lector.
Pero, siendo esto importante, para mí lo es más el cómo se subsanan sus consecuencias, como posteriormente relataré.
Antes que nada, quiero anticipar que no soy articulista, aunque soy lector asiduo de ellos. Espero no analicen estas letras buscando una perfección que no van a encontrar.
Tampoco soy historiador y valoro su labor investigadora, la inmensa mayoría de las veces realizada de un modo óptimo. Por último, tampoco formo parte de los Cuerpos de Defensa del Estado. En este último aspecto, me defino como pacifista racional. Del mismo modo que no me gustan las enfermedades, pero existen, por lo que valoro la labor investigadora; lo mismo me ocurre con los conflictos bélicos y las Fuerzas Armadas. En el caso en concreto de La Legión, mi agradecimiento a los jefes, mandos, tropa y, sobre todo, historiadores militares actuales pues gracias a ellos ha salido de nuevo a la luz el dato de nuestro familiar. Aunque no tengo la fortuna de conocer personalmente a muchos de ellos, sé quienes son y quiero mostrarles también mi reconocimiento. Gran parte del mérito es suyo aunque, como es natural, el protagonista es nuestro tío-abuelo. A los que no conozcan este Cuerpo, permítanme un consejo: sea cual sea su forma de pensar, acérquense a entenderlos. Eso sí, con cuidado porque corren riesgo de ser “envenenados” con sus principios y su forma de actuar. Se lo dice alguien que “sufre” de ese “veneno”. Todo dicho con el mayor afecto.
Me consta que ellos acuden donde se lo solicitan, ya va siendo hora de que nosotros tomemos la iniciativa acercándonos. Se sorprenderán. Son un patrimonio de todos los españoles.
Una vez realizado este preámbulo, paso a relatar los hechos “resumidos” que han dado lugar a que tome la iniciativa de realizar este escrito:
Desde pequeño, por diversas circunstancias, he tenido conocimiento de un familiar muy valiente y muy bien parecido que se alistó a La Legión. Mi madre contaba que, además, siempre “iba por la Ley”. Su modo de decir que era recto, muy recto y que no era ningún hombre de “mala vida”. También oía comentarios de que fue el primero en alistarse. Pasó a ser mi héroe de la familia.
Con la aparición de Internet, buscaba información infructuosamente. Sin embargo, sí leía algunas noticias acerca de la celebración de los aniversarios de La Legión para lo que tomaban como referencia el día en que se alistó el primer Caballero Legionario, Marcelo Villeval Gaitán. Daba credibilidad, como no podía ser de otra forma, a los datos históricos, en detrimento de otras fuentes, incluida las familiares. Sin embargo, había información de su perfil que me recordaba a lo oído de mi tío-abuelo.
La situación dio un giro insospechado al leer un artículo en “El Español”, el cuatro de octubre de 2020, titulado “La historia olvidada del primer legionario, el ceutí Carlos Espresati, contada por sus descendientes”, donde entrevistaban a familiares, también sobrinos-nietos (él estaba soltero cuando falleció). En esas mismas fechas también se hicieron eco en “El Faro de Ceuta”, “El Pueblo de Ceuta”, etc.
Posteriormente, contacté con el director y el productor del documental “La Legión, el origen” de la RTVCE (televisión de Ceuta), Gabriel León y Salvador Jaramillo, altavoces del hallazgo y gracias a los cuales me di cuenta de la dimensión del personaje de nuestro tío-abuelo, de su impresionante historial militar. Lo que me habían contado en la familia se confirmaba y ampliaba. Estuvimos charlando acerca de las peripecias habidas durante su estudio y rodaje, y cómo se dieron una serie de circunstancias, históricas y actuales, que nos unían a las tres familias. En esos momentos sentí, o más bien creo que sentimos los tres, como si se estuviera reivindicando él mismo. ¿Conocen ustedes muchos héroes que hayan ganado batallas después de su muerte física?. Pues el mío, sí. Por cierto, el director y el productor del documental, que pueden visionar por Youtube, fueron los “culpables” de que yo esté “envenenado” por la Legión.
Ahora empieza lo interesante. Carlos se alistó el 20 de septiembre de 1920 y falleció en combate el 23 de septiembre de 1925, en la toma del Monte Malmusi.
Con motivo del centenario del Cuerpo, se realizó un estudio que dio lugar al artículo del teniente coronel Francisco José Tortosa Antón, “Varios los pretendientes y un solo trono”, de la revista “La Legión” , dependiente del Ministerio de Defensa, en concreto la número 552-III/2020. Los interesados pueden leerlo en Internet. En él hay varios datos que llaman la atención. En primer lugar, en la Orden Circular nº 53 de fecha 22 de mayo de 1930, donde se instauró la Fiesta del Reenganchado, el coronel Liniers dejó claro que se tomaba como referencia la fecha en la que se alistó el primer Caballero Legionario, donde aparecen el nombre y dos apellidos de nuestro tío-abuelo y, además, resaltado. Ese detalle me llamó la atención: a nadie se le ocurriría nombrar a alguien no modélico, y menos resaltado y cinco años después de su fallecimiento. Por cierto, el hecho de tomar la fecha del primer inscrito para dicha celebración se ha recalcado como signo de admiración hacia la tropa.
Pero no he visto en ningún texto que se haga referencia a quién tomó esa iniciativa, el coronel Liniers. Mis respetos hacia él que, debido a mis búsquedas, he observado que no se le nombra tampoco en otros hechos de la Guerra de Marruecos en los que me consta que sí estuvo. Sospecho que es una persona injustamente tratada. A la tropa le recomendaría que leyera la circular. Todo el documento va dirigido a ustedes. No menciona a cargos ni mandos ni autoridades, solamente a ustedes. Una maravillosa muestra de afecto y estima.
Ya el asunto se empieza a agravar. No estamos hablando de un error que se subsana ahora. Estamos hablando que algún o algunos historiadores, no La Legión, le arrebataron un reconocimiento que tenía nuestro tío-abuelo para concedérselo a otro. No interpreten mis letras como un ataque a Marcelo Villeval. Falleció en batalla el mismo día que mi familiar. Es más, lo considero otra víctima más del asunto, Quien quiera buscar en mis palabras un ataque o menosprecio hacia él, se equivoca totalmente o miente. Quien me conoce, sabe que, para eso, soy bastante claro.
Pero sigamos con el artículo “Varios pretendientes y un solo trono”. No sé si ustedes se sorprenderán. Resulta que aquel que consideraban la gran mayoría de los historiadores que era el primero, Marcelo Villeval, se alistó en el Banderín de Enganche de Figueras el 10 de marzo de 1922 (¡ dieciocho meses después!) y declaraba ser belga. La versión de Marcelo es la más extendida, por no decir casi la única desde hace un tiempo que no puedo determinar, pero muchos años. Pueden comprobarlo fácilmente en Internet en artículos, libros, tesis,etc , para incomodidad de a los que han hecho caer en el error o lo que sea. Si realizan la búsqueda, tengan en cuenta que en Wikipedia lo tuve que modificar yo y existen tres artículos que se corrigieron muy amablemente, previo aviso mío. Dense cuenta del daño que puede ocasionar una o unas fuentes presuntamente fraudulentas. Pueden trastocar la Historia.
A raíz de lo descrito anteriormente y verificando la documentación de los alistados, el Mando de La Legión dictó una Orden Extraordinaria Nº 3, de fecha 5 de abril de 2021 con un artículo único donde certificó que el primer Caballero Legionario fue nuestro familiar y le dio publicidad en su ámbito. Es decir, por parte del Cuerpo, se reafirmó en lo que ya había expresado el 22 de mayo de 1930. Bajo mi punto de vista, su actuación es impecable. Hasta ese punto llegó este tema.
Por cierto, Carlos fue un soldado con la Medalla de Marruecos con tres pasadores (Ceuta, Tetuán y Melilla), con derecho al distintivo de la Medalla Militar en analogía con lo que dispone el artículo 81 del Reglamento de la Real Militar Orden de San Fernando por el auxilio de Melilla después de Annual, Cruz de Plata con distintivo rojo, diversas distinciones más en La Legión y fue de los primeros instructores, algunos me dicen que el primero, de la VI Bandera. Los que han estudiado sobre este Cuerpo, saben de las misiones que les encargaban a dicho grupo. Pero, aún así, puede que alguien pueda pensar: eran datos del Ejército, podían no ser públicos. Pues, ante esto, les puedo decir que en las hemerotecas se hace referencia a la fiesta y al nombre de nuestro tío-abuelo.
Pueden verlo, por ejemplo, en “El Telegrama del Rif” del 26-09-1930 y otros a los que no tengo acceso por estar restringido (ABC de Sevilla, ABC de Madrid, Informaciones,etc). Por saberse, se sabía hasta en La Habana (Cuba), como pueden comprobar en el “Diario de la Marina” del 20-10-1930 que se publicaba en el país caribeño. Curiosamente, en la prensa se decía que se tomaba la fecha de su fallecimiento, no la de su alistamiento.
A todo esto, Carlos no era una persona que demostró su valor solo en el campo de batalla. También fue solidario y lo hizo cuando fue necesario con sus conciudadanos, como pueden ver reflejado en la prensa. En concreto, en el diario “España Nueva” de fecha 31 de enero de 1909 a raíz de unas inundaciones en Ceuta, cuando contaba con veintiún años de edad. Sí, mi familia tampoco me mentía cuando me comentaba que era famoso en la ciudad por su valentía.
Con todo, a partir de la Orden emitida por La Legión, cuando he detectado que el dato lo seguían informando erróneamente en prensa, les he estado escribiendo indicándoles la errata, como siempre hago: con educación y sin aspavientos. Unos me han contestado y para otros, al parecer, no he sido merecedor de respuesta. A los primeros, mi agradecimiento por su atención y su trato excelente. Son: “El Correo”, “elespañoldigital.com” y “almerianoticias.es”. Se lo dije a ellos en su momento y lo reitero ahora: comprendo que hayan cometido el error, les honra el haberlo subsanado.
A los segundos, también mi agradecimiento porque, con su modo de “actuar”, me han hecho reflexionar y replantear mi estrategia, claramente equivocada. Es uno de los motivos por lo que están leyéndome.
También he detectado bastantes artículos en los que no nombran a ninguno de los dos. Con esos no he contactado. Si es por falta de certidumbre, espero que los datos aquí plasmados les disipen las dudas. Si es por no considerarlo relevante, espero que lo nombren, a partir de ahora, aunque sea para compensar los muchos años que lo han tenido en el olvido, fruto de un “error”. Si es por no incomodar a alguien, a esos me permito sugerirles que se planteen si se han equivocado de profesión. Y lo digo por sus lectores.
Con respecto a libros editados posteriormente a la circular, observo que se corrige pero parece en algunos casos como si se justificara el error anterior debido a varias “similitudes”. Se escribe que los dos eran ceutíes, siendo mi familiar de San Roque (Cádiz) y Marcelo habiendo declarado ser belga. Se referencia a que la polémica pudo ser debida a si se tomaba como buena la fecha de la revisión médica o la de presencia en el banderín de enganche (podía haber días de diferencia), cuando entre Marcelo y mi familiar dicha diferencia fue de dieciocho meses. Puntos que, a la vista de la documentación existente y el historial del asunto, no puedo aceptar sin denunciarlo porque pueden volver a generar dudas artificiales o irreales.
Ahora me quiero dirigir a los que, para mí, son a los que más debería alarmar todo esto: las editoriales, academias, fundaciones, universidades y distintas asociaciones de historiadores.
Espero explicarme bien. No estoy criticando la labor de todos, ni mucho menos. Me consta la rigurosidad de la gran mayoría, bastantes de ellos sin el debido reconocimiento. Me quiero dirigir a los que han dado credibilidad al dato de Marcelo. ¿No se sienten aludidos por este asunto?. ¿Han investigado la fuente o fuentes presuntamente fraudulentas o siguen disfrutando de su confianza sin analizarlas después de lo ocurrido?.¿Son conscientes que alguna fuente o fuentes pueden haber abusado de su confianza y haberlos usado de altavoz para instaurar “su verdad” y haberlos convertido en “cómplices”?.¿Han actuado para restaurar el honor de las personas afectadas o simplemente no va con ustedes?.¿Son conscientes que, si no identifican la o las fuentes presuntamente fraudulentas, cualquiera puede pensar que esas fuentes son ustedes? En definitiva, ¿valoran lo que puede suponer todo esto para su credibilidad?. Porque alguna fuente, que han considerado fiable, ha negado veracidad a lo comunicado oficialmente por el Mando de La Legión en 1930 y ratificado por el Mando actual. Este hecho me parece grave y no sé hasta qué punto legal. Lo deberá dilucidar quien corresponda. Ustedes lo han amplificado involuntariamente hasta hacer que, cara al público, desaparezca nuestro tío-abuelo, un Caballero Legionario que honró su uniforme hasta el punto de dar la vida por él y por España. Como mínimo, no me parece bonito (aquí me gustaría que cada uno imaginara la frase o calificativo si fuera un familiar suyo).
Aún así, como he dicho anteriormente, he intentado subsanar todo esto de forma tranquila y silenciosa. Pero, como veo que no es posible y, además, ya no es un tema familiar sino de la Historia de España, he optado por enviar este documento. Son peticiones y observaciones dirigidas a la Real Academia de la Historia, Ministerio de Cultura y Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades como organismos que considero con capacidad para responder y actuar. También se lo notifico a nivel informativo al Ministerio de Defensa y Archivo General e Histórico de Defensa como organismos a los que considero deben hacer partícipes de la respuesta, al mismo tiempo que a mí, ya que afectan al honor y reconocimiento de uno de sus miembros, como fue nuestro tío-abuelo, y al honor del Coronel Liniers, al que han negado la veracidad a lo expresado en su circular, aparentemente sin pruebas sólidas. Sé que la práctica habitual del Ejército es dar a conocer sus informaciones y no entrar en controversias, Ustedes ya lo han hecho y reafirmado, aportando los datos objetivos. Para mí, como he dicho anteriormente, me parece impecable su actuación. No sé si el Ministerio de Defensa suele actuar en estos asuntos. Creo que es mi obligación que lo sepan. Por eso los incluyo a titulo informativo. A los medios se lo comunico por si estiman interesante su publicación y la corrección de sus artículos. Han sido muchos, no todos porque no tengo capacidad para ello. No he seleccionado por líneas de opinión porque no estoy hablando de cuestiones opinables. Con las editoriales he actuado del mismo modo, además por ser afectadas, como apuntaré posteriormente.
Dichas peticiones y observaciones son:
1. Solicito me informen de los protocolos establecidos para restaurar la verdad en casos como el que he informado en este escrito.
Por lo que he experimentado, da la impresión que no se actúa, que se permite que el error siga su curso. Porque, si ya es grave que se modifique un dato real por otro erróneo, más grave lo considero que, sabiéndose, se permita que continúe. Deseo que mi impresión sea equivocada. No espero menos de unas instituciones serias de un país serio. De cualquier modo, solicito que esa restauración sea proporcional al daño ocasionado. Para calcular dicha proporcionalidad, creo que pueden servir las otras peticiones que relato.
2. Solicito me informen cuál o cuáles son las fuentes originales de este posible error, indicándome datos fácilmente identificables: títulos de los libros o escritos, autores, fechas de edición, editoriales, etc. Del mismo modo, espero que se expliquen las bases por las que se les dio credibilidad. Como estamos hablando de un hecho objetivo sustentado en datos objetivos, espero que éstas sean de la misma naturaleza.
Supongo que los historiadores afectados serán los máximos interesados en esa búsqueda. Yo lo haría. No permitiría que mi credibilidad fuera puesta en duda por la actuación de terceros.
Comprendo que no pueden verificar todas las fuentes a las que acceden y sé que, injustamente, pueden verse dañados. Pero entiendan que la culpabilidad no es mía, yo sólo les estoy señalando el problema. Si ustedes se pueden sentir indignados, imagínense cómo nos podemos sentir en la familia. En el fondo, creo que les estoy haciendo un favor.
3. Solicito consideren la oportunidad de trasladar este escrito y sus resultados a departamentos de Historia de universidades, asociaciones, fundaciones, editoriales, medios de comunicación, etc a los que les pudiera interesar. En el caso de las universidades, con más sentido todavía. No me gustaría que, por una fuente presuntamente fraudulenta, se destrozaran más tesis que son realizadas con mucho esfuerzo y dedicación. He podido comprobar que existe alguna.
4. Solicito me informen de las actuaciones a realizar, según las conclusiones que se extraigan. Si se tratara de un investigador o investigadores clarividentes que han hallado documentos como para contradecir a las personas que vivieron los hechos y los datos oficiales existentes, sería justo que se les reconociera positivamente. Pero, si se tratara de alguien que ha negado caprichosamente veracidad a lo anterior sin aportar pruebas documentales, creo que, ya que ha tenido el “honor” de cambiar la historia por un tiempo (calculo que, al menos, cincuenta años), sería justo que se conociera quién fue de aquí en adelante con la “gloria” del calificativo que le corresponda. Y que desaparecieran sus obras de las catalogadas como históricas.
Por este motivo, he hecho extensivo este escrito a algunas editoriales. Porque, si se diera el caso último que he citado, dudo que ese autor o autores sean merecedores de confianza en su rigurosidad para escribir un libro serio. En este supuesto, dichas editoriales serían parte afectada. Ellas y sus lectores.
5. Si ya han actuado en alguno de los puntos anteriores, solicito me lo comuniquen.
A todo esto, quiero aclarar que, si en las conclusiones surgiera como responsable o responsables algunos miembros de cualquiera de las organizaciones, no influirá ni un ápice en mi concepto sobre ellas. Se representan a ellos y sólo a ellos. Los demás nos podremos sentir defraudados pero no dejar de confiar en el resto.
Por mi parte, si las circunstancias lo permiten, espero poder asistir a los actos del próximo aniversario de la Legión, dado que tres días después se cumplen cien años del fallecimiento de nuestro tío-abuelo. Un tributo a ese héroe que he tenido presente desde la infancia y a tantos otros compañeros, incluido Marcelo, que perdieron la vida en Annual, Xauen, Alhucemas, etc. Y a esa familia que ha mantenido el recuerdo de Carlos, en mi caso mi madre. Un viaje a Ceuta, ciudad natal materna, y que me recuerda a ella cada vez que voy. Esa población tan desconocida y tan atractiva.
Un lugar en el que he sentido más cariño a España en un metro cuadrado que en cientos de la península. Pero cariño del bueno, no del excluyente. Un lugar que recomendaría a todo el mundo que visitara.
Aprovecho para pedir que, si alguien tuviera información sobre nuestro familiar, agradecería me la comunicara. Sé que le gustaba escribir. Prueba de ello es un poema que encontré en el periódico “Ejército y Armada” del día 1 de abril de 1913. Recuerdo que me sobrecogió cuando lo vi pero no alcancé a captar la trascendencia. Sin embargo, me emocionó más todavía cuando, gracias a un relato de una persona a la que se lo agradezco de corazón, comprendí lo que quería decir en la última estrofa y que tenía una destinataria en concreto. Este hecho creo que cambió la vida de Carlos y, quién sabe, lo mismo es el origen de que les esté escribiendo. También se sabe que colaboró en “El Heraldo de Ceuta”, según los estudios de José Luís Gómez Barceló, cronista oficial de Ceuta.
Por último, me permito dar un consejo a los jóvenes: atiendan bien a las historias que se cuentan en familia. Pueden contener sorpresas y, sobre todo, mucha realidad
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.105