
El trilerismo peperiano
Mientras el Presidente del Gobierno se dedica a abrir debates sobre la unidad de España, el Partido Popular se afana en dar a conocer la bienintencionada inutilidad de su trabajo por las ciudades de nuestra Nación. Y lo hace evidenciando una doble torpeza: haciendo ver que no sirve lo que hacen, y demostrando que no van de verdad, pues no atacan el origen del problema para el que sólo aportan parches. Y de parches en Andalucía entendemos tela...
No sirve, y ellos mismo lo publicitan: la mayoría no les sonríe. Y no van de verdad porque el problema está en Europa y en el Pacto Verde Europeo (súmele la Agenda 2030, origen de todo el dislate que sufre el sector primario), y de derogar el mismo no dicen ni mú.
Lo último ha ocurrido esta misma semana y, también, por partida doble. Por un lado, muestran su parecer favorable para que el trasvase Tajo-Segura lleve de una vez agua, especialmente, a la zona sureste de España. Por otro lado, presentan una moción (consecuencia de interpelación) en el Senado de apoyo al sector primario andaluz.
Pues bien, en el primer caso, el PP, allá por Murcia, eleva la voz oponiéndose a las políticas socialistas de recortes en dicho trasvase. Pero, aún más allá, rolando al norte, desde Bruselas llega la revelación de la verdad peperiana: el PP vota junto al PSOE (otra vez), en contra de que las cuencas se unan y posibiliten el acceso al agua, tan necesaria acullá por Almería, Murcia, y sur del Levante español.
En el segundo caso, la PnL de la que vinieron a presumir a Arcos de la Frontera. En ella solicitaban una nueva fiscalidad para agricultores y ganaderos, con menos impuestos, tratando de recuperar para el sector su rentabilidad y viabilidad. Sin embargo, el trilerismo peperiano emergía apenas se le solicitaba atacar de raíz el problema en sede parlamentaria este pasado miércoles. Ataque de raíz que proponía VOX a través de su portavoz Angel Pelayo Gordillo, presentando una enmienda al texto de los populares, en la que pedía a los de Feijóo que se apartaran ya del amargo cáliz del Pacto Verde Europeo, aprobado en su día con el PSOE, sus socios bruselense, y que anula toda pretensión de apoyo al sector primario en cualquiera de las 27 naciones miembros de la UE. Esa enmienda, evidentemente, fue rechazada, incluida la solicitud de derogación del régimen sancionador de PRESVET. Con todo, VOX votó a favor de la Moción.
Hasta Arcos llegaron para traer y presumir de la defensa de un sector contra el que vota en Europa, pero quejándose del escaso recorrido de una iniciativa que el Gobierno de la Nación iba a rechazar, a poco de ser presentada en el Registro del Hemiciclo congresual.
La bolita del PP, definitivamente, comienza a descubrirse ya con demasiada facilidad, porque lo de poner velas a todo lo que se mueva ya no aguanta un pase más entre los españoles, cada vez más conscientes de que lo que se hace en Madrid no se mantiene en Bruselas.
Por cierto, a los compinches de los trileros ya no es necesario descubrirlos.
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