Dicen que los congresos son momentos de renovación, de mirar al futuro, de abrir puertas y ventanas. Pero el PSOE de Ceuta ha preferido cerrar las cortinas, echar el pestillo y volver a su refugio habitual: el del reparto de cargos entre los de siempre. Triano, Miaja, Palomo... El viejo cartel con nombres desgastados que pretenden ahora pintar de nuevo como si fueran novedad. Spoiler: no cuela.

Este congreso ha sido la confirmación de lo que muchos ya sabíamos: el PSOE en Ceuta no tiene proyecto, no tiene ideas, y lo que es peor, no tiene intención alguna de cambiar. Solo le queda el consuelo de repartirse entre ellos los últimos restos de un partido que hace tiempo dejó de importar en el tablero político de esta ciudad. Porque el PSOE local es eso: un círculo cerrado donde lo único que cuenta es el apellido y la fidelidad a quien manda en Madrid. Y si además se reparten una foto, una frase hueca y un cargo simbólico, ya tienen lo que querían.

Pero Ceuta no necesita eso. Ceuta no necesita a un PSOE anestesiado, arrinconado por el sanchismo, utilizado por Moncloa cuando conviene y olvidado sistemáticamente en las decisiones importantes. Porque esa es la verdad: a Pedro Sánchez Ceuta no le importa. Y su partido aquí tampoco. No pinta nada. No se le escucha. No incomoda. Y claro, cuando uno no incomoda, es porque ha asumido que lo suyo es aplaudir y callar.

¿Dónde estaba el PSOE cuando se vendía humo con promesas incumplidas? ¿Dónde estaba cuando el Gobierno de Sánchez mentía descaradamente sobre la aduana comercial, sobre la sanidad, sobre la inversión que nunca llega? ¿Dónde estaba el PSOE de Ceuta cuando nuestros médicos, nuestros jóvenes, nuestros empresarios, pedían respuestas y solo recibían silencio? Ah, sí... estaban repartiéndose secretarías y haciendo palmas al jefe.

Y ahora vuelven con su congreso, su "nueva" ejecutiva —con los mismos de hace 20 años— y su habitual discurso de cartón piedra. Unión, progreso, compromiso... palabras bonitas que no significan nada cuando quien las dice lleva décadas aferrado a un sillón o esperando su turno para volver a él.

El PSOE de Ceuta es hoy un espejo del PSOE nacional: ególatra, sectario, ausente. Un partido que se ha vaciado por dentro, incapaz de representar a nadie que no sea parte de su pequeño club. Si alguna vez tuvo alma, hoy solo le queda la cáscara. Y si alguna vez fue una alternativa, hoy es el mejor ejemplo de lo que no hay que hacer.

Ceuta necesita otras voces, otras formas, otros liderazgos. Lo que no necesita es más de lo mismo. Y menos aún, más de los mismos.

Fdo: Rogelio Martínez, cansado, desmotivado y perdido en la izquierda absurda de esta ciudad.