Jueves, 11 de Septiembre de 2025

Actualizada Jueves, 11 de Septiembre de 2025 a las 16:32:07 horas

Antonio Palomar García
Sábado, 05 de Abril de 2025

La Cruz

La Cruz es el alma de Occidente. La Cruz es la cuna y la vida de toda una civilización. La Cruz es el sentido y la raíz de toda la Humanidad.

 

Incluso más allá de la propia Cruz, Esta significó secularmente el símbolo del entendimiento de la especie humana. La Cruz que guio al hombre a través de los tiempos, no puede quedar en nada a manos de sus propios seguidores. Y no quedará en nada, porque la Cruz siempre prevaleció, sobre todo, aun cuando la oscuridad parecía imponerse. La Cruz vence, porque sobre la muerte siempre venció quien en Ella la recibió para superarla para siempre. 

 

Por más vilipendios, injurias, infamias, censuras o burlas o humillaciones a la que se la quiso, se la quiere o se la quiera someter, la Cruz siempre impone su condición sobrenatural, la necesidad de su presencia entre los hombres por la simple necesidad de la pervivencia de estos, de todos nosotros, de polo a polo, por nosotros mismos.

 

Y por más que clame in partibus infidelium, mayor será mi convencimiento de la inevitable defensa de la indubitable presencia de la Cruz entre el común de la Humanidad, para abrazarla y adorarla, si así se desea; para, inexorablemente, hacer de su presencia la referencia de los pueblos para el entendimiento de todos.

 

No es la Cruz o la nada. Es la asunción de la Cruz y optar, si se quiere, por la nada a título personal. Porque imponer la nada es privar al hombre de toda opción, más allá de su arbitrio, y entregado al criterio de otro hombre, con todo lo que ello significa. Esquivar la inspiración de la fe no puede ser alternativa, como nuestra Historia así nos muestra.

 

No es desistir de la Cruz, es aspirar a Ella en nuestras vidas, en la medida que la entendamos, desde la expresión más evidente de su defensa hasta el simple hecho de saber que existe sin el afán de suprimirla; desde el rezo extasiado teresiano, hasta el suspiro estertóreo del ateo que, en su adiós definitivo, busca al Dios de sus cercanías; desde la reivindicación callejera, cultural o religiosa, hasta la simple mirada al cielo que nos contempla, en busca de esa mano que alivie semejantes duquelas.

 

Porque es más tiempo de Cruz cuanto más se promueve renegar de Ella. No puede ser que se aspire a la soledad del hombre en la Tierra. Ella es la respuesta a nuestro solipsismo; la esperanza cuando lo imposible nos acosa.

 

Testimonios ilustres a cientos, en uno y otro sentido, podría abordar en este artículo. La muestra de que todos ellos tienen su eje en la Cruz. Compruébese su forma, del suelo al cielo, ofreciéndonos la trascendencia; de brazos abiertos, escenario para el discernimiento y la aprehensión de y entre los hombres. Inasible a la osadía de su destrucción, ya sea material o como creencia.

 

En fin, si todo gira en torno la Cruz, ¿qué justifica desgajarnos de la raíz y esencia de nuestro mundo?

 

La opinión de Ceuta Ahora se refleja únicamente en sus editoriales. La libertad de expresión, la libertad en general, es una máxima de filosofía de este medio que puede compartir o no las opiniones de sus articulistas

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