Si en la escuela nos 'calentaban', no decíamos nada en casa para no recibir un segundo correctivo y oír el clásico...  "¡algo habrás hecho!". Era mejor pensar en esa cita de un escritor estadounidense, del cual ahora no recuerdo el nombre, y que decía : "sonríe, es la llave que se ajusta a la cerradura del corazón de todos". 

Hoy día, por desgracia, se oyen dos palabras que se usan a la ligera : una es "agobiado", que se utiliza hasta la saciedad por los jóvenes para expresar y airear su disconformidad ante un mínimo contratiempo, y la otra es "traumatizado", utilizada por los mayores destinada a las nefastas consecuencias que convergen en un menor. Estas dos palabras, utilizadas a la ligera, sólo tienen el objetivo de la exageración, y es que la exageración es uno de los males de nuestra sociedad.

¡Qué tiempos aquellos en los que la espera, la calma y la paciencia fueron el ser de alguna que otra generación! Por ejemplo, en los años 70 y 80, los términos agobiado y traumatizado no se escuchaban ni por asomo, ya que, como he expresado anteriormente, la paciencia, calma, espera y tranquilidad nos definían.

Antes, jugábamos a bestialidades y nadie sufría hernias ni dislocaciones vertebrales; compartíamos botellas de refrescos y nadie se contagió de nada y nunca; quedábamos con los amigos y amigas y salíamos sin citarnos  es decir, íbamos a la calle y allí nos encontrábamos; la memoria se entrenaba con listados de reyes, montes, ríos, pueblos o comarcas, amén de las reglas ortográficas, tablas, conjugaciones, declinaciones o el catecismo con sus oraciones; tomábamos el sol durante horas y horas sin protección solar y no pasaba nada... Etc...etc... ¿Tengo razón o no?