El centenar de bajas (un cuarto de la plantilla) en Servilimpce convierten en complicado determinados servicios concretos en la super empresa municipal de servicios, ahora municipalizada. El absentismo es un problema generalizado en las empresas, que en el caso de lo público es un estado asumido pese a la improductividad. Así se quejan algunos miembros de esta empresa que mantienen un espíritu de mayor compromiso con su labor. Dicen que ha habido ocasiones en que camiones no han podido salir a realizar sus rondas de trabajo por la falta de personal, pero que, aún así, los beneficios monetarios son extraordinarios. Subidas salariales, complementos… lógicos derechos laborales, que a veces, no concuerdan con la capacidad de producción que no es más que mantener las calles limpias en una ciudad donde en determinados lugares los ciudadanos son directamente unos guarros incívicos. En Servilimpce hay casi el mismo personal que en toda Málaga capital para el servicio de limpieza. Las numerosas bajas, son consideradas por muchos de los trabajadores de esta sociedad municipal ‘cabreados’ por esta rémora como ‘bajaciones’.

Certificaciones profesionales

Mucho se preocupan determinados partidos políticos de determinado corte de tratar de que algunos de sus acólitos saquen algún tipo de certificación que les sirva para introducirlos laboralmente en sociedades públicas como Acemsa. 

Se dice que por la falta de cualificación de los empleados de Acemsa hay unos ‘chanchullos’ de partidos políticos para que su gente obtenga la certificación que les capacite para desempeñar trabajos y poder dar aplicación del dinero que llega de la UE.

Y es que parece que las sociedades públicas son el destino para disponer de un clientelismo futuro en el que participa por acción u omisión el gobierno de la ciudad (PP) que ‘traga’ por mor de la suma necesaria en los Plenos para llevar a cabo su gestión como ejecutivo autónomo. Son las cosas del toma y daca político en un sistema en el que no se favorece el talento y sí el carné.

Así se nos va el talento y se nos va quedando un paisaje de enchufados, mediocres y estómagos agradecidos convertidos en la infantería que mantiene o con los que se pretende mantener en el tiempo a diversos políticos y sus formaciones.