Desde que el PSOE silencia que Franco (el "desenterrado" por Sánchez y "homenajeado" después en este cincuenta aniversario de su muerte), se ha extendido la costumbre, no ya de reconocer con tantas lluvias, riadas y "cambio climático", según la izquierda ideológica y "fake" silenciar-ocultar que el dictador construyó los pantanos que hoy (salvados los no destruidos por el sanchismo) han hecho posible almacenar la muchísima agua llovida en las últimas semanas, sino que también fue quien en 1.947 creó las pagas extras del 18 de julio (hoy pasadas a junio) y de Navidad, así como fue el creador de esta gratificación para compensar el alza de precios y el encarecimiento generalizado del nivel de vida de los españoles en una época de pobreza y penurias como la que se inició  al final de las dos grandes contiendas como la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial y que la izquierda no ha derogado.

La construcción de embalses pudo ser llevado a término por la República, pero no fue aprobado por las Cortes; así que el "Caudillo" recuperó en el Plan de Transformación y Colonización un total de 615 embalses dejando la imagen de una España de pantanos como una de las imágenes del franquismo. Unas infraestructuras que salvan vidas y benefician el consumo humano en épocas de sequía mal que les pese a la izquierda ideológica "fake".

Con la gestión del COVID en Ceuta, cinco años después con 200 fallecidos por la pandemia, he leído muchos relatos sobre lo que se vivió pero en ninguno se ha puesto de relieve la gestión del artífice de la gestión sanitaria en Ceuta: Javier Guerrero.

El otrora consejero de Sanidad, considerado uno de los hombres fuertes del Gobierno de Juan Vivas, hasta el punto de que "sonaba" como su sucesor -quizás de ahí radican todas sus desventuras posteriores-, estableció la política sanitaria local durante la sufrida y mortífera pandemia del COVID. Una actuación que requería conocimientos, tacto, sensibilidad social y perfecta conexión con el Ministerio, desde el que Salvador Illa elogió su labor.

Bajo el lema "suspender, estar y actuar", Javier Guerrero se deshizo en trabajo y más trabajo para cerrar, como él dijo "a cal y canto" las residencias de mayores, lo que supuso el récord en España de cero contagios en ellas, consecuencia de una acertada gestión con los responsables de las mismas y la conexión sanitaria adecuada a nivel nacional. Otro hito fue que las vacunas llegaron a Ceuta con tal rapidez que era equiparable al resto del territorio y se suministraban con idéntica celeridad, hasta el punto de que se dio el caso de suministros agotados por la rapidez de su inoculación.

Como anécdota, supimos que en alguna ocasión, dada la celeridad que se exigía y ante la ilocalización de Jesús Lopera, director del INGESA, en turno de tarde, ( no atendió la llamada telefónica), la empresa logística que las trajo a Ceuta en helicóptero, llegó a depositarlas en Delegación del Gobierno, ante la sorpresa  de su titular, Salvadora Mateos.

Desde el 14 de febrero de 2020 se conocía la situación; toda una lista de sucesivas suspensiones: La Cuna de la Legión fue la primera de ellas. Javier Guerrero se metió en ese barco hospital que atracó en Ceuta con intenciones de complementar los servicios sanitarios del Hospital y que tanto entusiasmo despertó en Juan Vivas pese a sus reducidas dimensiones de ocupación que hizo que se descartara. Un trabajo denodado con todos los trabajadores de la Consejería, constante, sin descansos, ímprobo y de máximo esfuerzo. Una lucha contra la pandemia, que durante un par de días no se registraron contagios, pero Javier Guerrero se metió en casas, edificios para aislarlos, en naves donde los MENAS se concentraron en el Tarajal, en los polideportivos...

Se creó el teléfono de atención al ciudadano, hubo algunos desacuerdos con el INGESA, ya que éste en un principio no tenía material dado que se utilizó el que había del Ébola y algunas discrepancias a nivel de relaciones.

Durante el año 2020 Javier Guerrero se dedicó a coordinar, gestionar...meterse en los charcos para que el "fango" no afectara a los ciudadanos. "Suspender, estar, controlar, gestionar, reuniones", toda una retahíla de actividad intensa. Un sinvivir en picos de máxima tensión y con la amenaza de la muerte para ciudadanos que no pudieron resistir la pandemia.

Y se vacunó, como los propios trabajadores de la Consejería le aconsejaron y mostraron en una carta que conserva Javier Guerrero por ser personal de extremo riesgo, ya que sufre varias patologías y el virus resultaba extremadamente peligroso para una persona, como él que estaba en la primera línea de fuego ante un "enemigo" mortífero. Una decisión que ya conocemos qué consecuencias le reportó por la maledicencia de políticos que vieron en él, en Javier Guerrero, lo que no habían visto en Jesús Lopera, director del INGESA que fue condecorado por la Delegación del Gobierno en razón a sus méritos cuando él se había vacunado con toda su familia. Polca política y pura mafia para defenestrar con indolencia a quien cumple con su obligación, mostrando una reputación profesional intachable en un pueblo de menesterosos y bandidos.

En este balance, hay que reconocer que Juan Vivas vertió en Javier Guerrero toda su malicia e indomable sentido de la represalia por "sonar" tanto para ser su relevo. Algo imperdonable para quien quiere perpetuarse en el sillón como un eterno político que quiere convertir la presidencia de la Ciudad Autónoma en su geriátrico particular de supervivencia eterna. Amén.