Tenemos la materia prima y el territorio, pero no nos dejan que seamos nosotros mismos los que saquemos el «agua del pozo». Quieren llenar nuestros montes de aspas y torres a cambio de darnos las migajas que generan estos molinos, porque la realidad es que no buscan nuestro desarrollo, sino llenarse una vez más los bolsillos a nuestra costa, es decir, «robarnos a mano armada».

Y es lo que ocurre con el aluvión de proyectos de energías renovables en gran parte de la España vaciada, y eso muy grave. En primer lugar estamos siendo afectados e invadidos por una necesidad generada en territorios muy lejanos al nuestro, y la energía que nosotros necesitamos se resolvería con mucho menos.

El despliegue de renovables tiene que servir para hacer un cambio de modelo energético que impulse una transición justa que garantice la vertebración del territorio y la voluntad de sus habitantes, y no imposiciones de falsas transiciones ecológicas que vienen de la Unión Europea. Y en segundo lugar, cada vez que en este tema España ha tenido la «sartén por el mango» gracias a nuestro clima soleado y ventoso, han llegado las eléctricas y las empresas dedicadas a la explotación y expolio de recursos naturales, mandadas por Bruselas, con unos proyectos que perjudican a uno de nuestros mayores recursos como es la naturaleza, sus entornos y el trabajo que da. Con este desafío sobre nuestro territorio es con el que tenemos que lidiar en la actualidad.

Sé que la tentación es grande para Ayuntamientos pequeños abandonados por las instituciones, pero las consecuencias, a medio y largo plazo, de dejar que este modelo de desarrollo económico, parasitario y dañino, se instale en nuestro territorio puede ser la puntilla que nos haga dejar de tener futuro. Queremos futuro para nuestra tierra con nuestra forma de vida rural, y esto sólo se conseguirá desarrollando nosotros mismos las políticas verdes acordes a nuestra forma de ser, las de nuestra España de siempre, con el objetivo de que el beneficio se quede aquí.

Sólo la implicación de nuestras gentes conseguirá parar la ambición de las élites progres, las que mandan en Europa, ya que el objetivo de estos progres elitistas es destrozar el planeta, no salvarlo.