Como el príncipe que busca un pie que se ajuste al zapato de cristal de La Cenicienta, en tiempo de elecciones los políticos se asoman a las páginas de los medios de comunicación para buscar un votante que se adapte a su candidatura, porque el premio final es el mismo : ser felices y comer perdices..., pero en este caso a costa del dinero público. 

La polarización y los populismos de izquierda son los nuevos instrumentos para intentar convencer al elector indeciso de que su opción es la mejor para vencer a un enemigo imaginario, y mientras tanto, la brecha entre electores y elegidos cada vez es mayor. Pero la realidad es que las orillas opuestas de la corriente social son la clase política y el pueblo, como ha sido históricamente: en la Edad Media, la lucha del pueblo frente a la aristocracia era por la tierra; en la Edad Moderna, era el proletariado frente a la patronal luchando por un puesto de trabajo; y en la actualidad son los partidos políticos y la masa social luchando por la verdad, la democracia representativa y un reparto justo de los impuestos. 

El pueblo, descontento con la gestión política, carece de un líder que cierre esa brecha con la clase política y, si surge alguno con posibilidades, o el sistema lo engulle o se encarga de desprestigiarlo. Quienes se presentan como líderes populistas de izquierdas (en su día el coletas) y territoriales (el pelucas Puigdemont), en definitiva son demagogos que forman parte del sistema elitista y, al final, terminan alineándose en Europa en el 90% de los casos con alguno de los dos partidos hegemónicos europeos (socialistas y populares).

No sé lo que tú, apreciado lector, haces con tus quejas políticas : si sigues creyendo en la retórica de socialistas, populares y populistas de izquierdas y te dejas convencer por sus argumentarios y eslóganes publicitarios. Pero si yo tuviera la mínima capacidad de convicción, me gustaría pensar que te sumas a esa mayoría responsable que, elección tras elección, manifestamos nuestro desacuerdo a través del voto a Vox. Confiar en Vox hará, querido lector, que no te sientas cómplice de personas que exclusivamente buscan en el poder su satisfacción personal, mientras la sanidad, la educación, la seguridad o el medioambiente quedan expuestos a la voracidad de las élites que representan, y de las que forman parte.