
¡Ya llega la Noche Buena! ¡Zum, zum, zum!
¡Si...! Porque dentro de pocos días llega la “Noche Buena”. ¡Sí...! Porque este 24 de diciembre como siempre, los cristianos celebramos el nacimiento del niño Jesús, tan importante para todos nosotros. Y yo recuerdo que cuando era niño, les pregunte a mis padres el ¿Por qué? de tanta celebración y alegría y lo que me contaron, es lo que yo ahora voy a contaros.
“Pues parece que, en el principio de los tiempos, solo existía la inteligencia superior de un creador que nunca había nacido, existiendo por sí mismo y sin requerir nada para existir, por eso era eterno, y además tenía un laboratorio ilimitado, donde tan solo existía un vacío cuántico, es decir, energía en ebullición, que solo producía espejos negros que surgían y desaparecían inmediatamente, sin reflejar nunca nada. Así, que aburrido el creador decidió que, ese vacío que abarcaba todo, tuviera la forma de todas las cosas que deseaba y por ello derramó su naturaleza en la creación por todo su laboratorio. Y para empezar quiso ponerle luz, por lo que construyó un horno, donde continuamente metía bolas de barro, que incendiaba con el voraz fuego y que luego lanzaba por todo el espacio, dándole luz. Y desde entonces, su luz brillo en las tinieblas y rompieron los dias iluminando las tinieblas. Pero muchas de ellas con el tiempo que había establecido para la materia, se apagaban, así, que no podía dejar de construir más bolas incendiarias si quería iluminarlo todo. Y de esta manera, admirando la belleza de la luz de sus estrellas, sigue iluminando todo el espacio... ¡Que conocemos como el universo que comprendemos!
Pero en su afán por iluminar su laboratorio, se le cayó un poco de barro junto al horno, al que no prestó atención alguna, olvidándolo. Y siguió con su creación. Luego viendo algunas de sus estrellas apagadas, pensó crear algo en ellas diferente que le distrajera. De esta manera se fijó en un planeta, ya casi apagado, que se encontraba lo suficientemente cerca en un sol para que lo calentase y no muy lejos para que no se helase. ¡Y le agrado!... Más queriendo embellecerlo, le puso además del sol, una luna que siempre lo iluminase con sus estrellas, porque entre la noche y el día siempre pasan cosas maravillosas. ¡Y ese planeta, lo conocemos como tierra!
Y en ese planeta de tierra, dejo que el abrasador fuego surgiese de su interior, y que golpeando con mano ruda toda su superficie, lo conformase como el actual mundo que conocemos. Luego, lo lleno con la transparente y vivificadora agua, y permitió la creación de un liviano e invisible aire, que rodease toda su creación. Una vez, creados los cuatro elementos esenciales: “Agua, aire, tierra y fuego”, lleno la tierra de verdes y diferentes plantas que cubrieron todo el planeta, y junto a ellas, moldeó figuras de diversos animales, a quienes dio solamente una vida vegetativa, es decir, comer, crecer y reproducirse sin otra finalidad y sin voluntad propia alguna, Y aunque las noches del tiempo estan preñadas y dispuestas a parir cualquier acontecimiento, en esta creación nunca se produciria ningun cambio... ¡Ya que solo estaban sujetas a la mutabilidad de la materia!
Y estaba el Creador, en este trabajo, cuando se percató de la existencia del montón de barro que había olvidado junto a su ardiente horno. Y observó que, con el calor, este barro se había cristalizado convirtiéndose en polvo de estrellas. Y asombrado de sus reflejos, que le reflejaban, como un espejo, sintió como se impregnaban de su esencia creadora, y por ello, decidió hacer algo muy diferente a toda su anterior creación. Así, con ese polvo de estrellas, diseño muñecos diferentes en quienes, su reflejo se había instalado como algo propio de su esencia creadora. Y de esta manera, sus nuevas creaciones se conectaban, aunque despertasen lentamente, a su ilimitada divinidad. Luego los depositó en su creado mundo. Dejando que su esencia, que nosotros conocemos como alma, con silenciosos pasos de caminante creciera en su interior. Despertar, que permitiría escudriñar y entender todas las cosas, mientras se hacía dueña de su yacija de polvo de estrellas. Momento, en que, aunque obligados a vivir en la naturaleza antes creada... ¡Les permitiría, adquirir voluntad propia y ser conscientes de sí mismos y de su libertad!
¡De esta forma, estos nuevos seres, aunque sujetos a una temporal vida vegetativa, tenían el inmenso poder de superarla con la esencia ilimitada de su creador! Y así, mil pensamientos agitaban la mente de todos los hombres, mientras sentían la brisa y la luz de sus días, sabiéndose con la prerrogativa de poder ser los arquitectos de su propia vida, porque esa esencia era una suerte final ya fijada para ellos. Al tiempo, que, por otra parte, esta inagotable esencia creadora, que ellos poseían, también se entregaba de forma innata al reflejo de los nuevos seres por ellos engendrados. ¡Porque, también estos nuevos seres únicos e irreemplazables, desde su inicial concepción, esperan el despertar de la esencia del creador que poseen en su interior, para sentir el rumor de sus nuevos días! ¿O alguien cree acaso, que somos todos prescindibles para el creador? Y así, estaban las cosas, el creador divirtiéndose con los hechos de sus muñecos, quienes, sin darse cuenta con el despertar de su consciencia y observando la naturaleza, poco a poco, aumentaban su inteligencia conociendo sus ocultas e inmutables leyes. Al tiempo, que se exigían tozudamente, algo sorprendente... ¡La necesidad de buscar su propia transcendencia!
Pero de nada les servían los ojos, si les faltaba el juicio de la mente. Y de esta manera, obsesionados en su búsqueda, crecieron en su interior creencias espirituales que buscaban el equilibrio y el orden en sus vidas. Y así, se dieron leyes morales, rituales y ritos funerarios que regían sus sociedades. En este despertar, equivocaron la libertad de su libre albedrio, y abrasando su corazon, durmieron su inteligencia, por lo queadmirando los fenómenos naturales que todavía no entendían, se inventaron mitológicos dioses caprichosos y guerreros, que adoraban como seres superiores. Y dejaron, que el orgullo les hablara sobre cómo alcanzar riquezas materiales y poder para dominar a los demás. Pero con esta actitud, solo conseguían que su alma se marchitara entre sus vacíos deseos de no conseguir lo que querían alcanzar.
Entonces el creador, viendo que su esencia se corrompía dentro de su polvo de estrellas, considero necesario mostrarles el verdadero camino en la búsqueda de su ansiada transcendencia. Y con el deseo de llenar el lienzo de sus vidas con imágenes apropiadas, quiso reconducir, la libertad de los hombres y bajo esta decisión engendró, ¡Que no creó!, de su propia naturaleza creadora, una figura nueva, y.… ¡Llamándolo hijo, le puso de nombre Jesús!
Luego lo incorporó entre los demás hombres. ¡Y esto fue un 24 de diciembre! Para que, como una chispa de luz en medio de ellos, diese sentido a su existencia, enseñándoles la sabiduría de sus vidas. Y desde entonces, Jesús como un manatial de agua dulce, les hablo a los demás hombres, con bellas palabras llenas de verdad, explicando la moralidad de la justicia, la bondad y el orden. Palabras, fácilmente entendidas por toda la humanidad. Porque, eran ardientes palabras que rápidamente prendían en los corazones de quienes las escuchaban. Palabras, que permitían el despertar de sus almas, explicándoles cual era el camino y la finalidad del sentido a sus vidas, dándoles la esperanza de que se reunirían con su creador en su laboratorio ilimitado. Al tiempo, su existencia histórica, quedaba demostrada para que nuca fuera olvidada”
Y por ello ese día de nochebuena, cantamos alegres villancicos y comemos muchos dulces, dejando que el Creador se divierta con nuestra alegría, en la seguridad de que algún día estaremos a su lado en su laboratorio. Porque, aunque los corazones abriguen pensamientos ocultos... ¿Dónde podríamos esconder, el significado de nuestro señalado destino?
Y así, me lo contaron mis padres, con amor, imaginación, color y sobretodo con mucha...mucha paciencia, como deben contarse siempre las cosas a los niños, para que siempre asombrados las recuerden y no las olviden, porque la verdad que anida en los niños, es como el corazón de una paloma torcaz que, si la quieres deprisa, se asusta y vuela. Y además... ¡Porque nunca se debe olvidar la belleza de la fe de nuestros mayores, ya que con ella podemos soñar y volar siempre, junto a los queridos seres perdidos, que siguen anclados en nuestros recuerdos!
Y así, me lo contaron y así, lo cuento yo, ahora a vosotros. ¡Ah...! y el día 6 de enero llegan los reyes magos con sus regalos, por lo que...
¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!
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