
La bajeza moral de la izquierda
Las informaciones publicadas en los últimos días relacionadas con las múltiples acusaciones formuladas, tanto en sedes policiales, como en las diferentes redes sociales existentes, por las presuntas víctimas del ya ex diputado, Íñigo Errejón, demuestran la hipocresía, la desfachatez y la bajeza moral de la izquierda más sectaria de nuestra historia democrática. Una izquierda que ha silenciado durante años las fechorías “sexuales” del “investigador universitario”, estudiante brillante, político estrella, cofundador, ideólogo y portavoz parlamentario de Podemos, Más Madrid y Sumar.
El joven estudiante universitario anarquista, miembro de diferentes movimientos sociales de la extrema izquierda, cofundador de PODEMOS junto a Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero y Carolina Bescansa, posterior compañero de la ex alcaldesa madrileña, Manuela Carmena, y de la vicepresidenta segunda del Gobierno frankenstein, Yolanda Díaz, se ha visto forzado por sus socios y socias a presentar su dimisión irrevocable como diputado en el Congreso de los Diputados para silenciar lo que era un secreto a voces en los mentideros populistas, entre sus compañeros y compañeras.
Debemos recordar como el Parlamento Europeo definió en su directiva 2002/73/CE como acoso sexual toda situación en que se produce cualquier comportamiento verbal, no verbal o físico no deseado de índole sexual con el propósito o el efecto de atentar contra la dignidad de una persona, en particular cuando se crea un entorno intimidatorio, hostil, degradante, humillante u ofensivo. Es decir, coincidentes en su totalidad con las acusaciones vertidas por las presuntas víctimas del portavoz parlamentario populista, Íñigo Errejón, aquel que discurso tras discurso defendía a la mujer.
Es sumamente importante recordar como el ex diputado pertenecía a una formación política coaligada con el Partido Socialista Obrero Español, dirigido por Pedro Sánchez, tanto en gobiernos municipales y autonómicos, como en el Gobierno de España. Formaciones de izquierda y extrema izquierda autodenominadas cómo únicas defensoras de los derechos de las mujeres frente al patriarcado retrógrado. Formaciones que tomaron las calles cuando el “pico” de Luis Rubiales a la integrante de la selección española de fútbol, Jennifer Hermoso, pero ahora guardan el más absoluto de los silencios.
En definitiva, asistimos perplejos al desenmascaramiento sin paliativos de unas dirigentes políticas fieles representantes de una ideología que, a lo largo de la historia, se ha dedicado a manipular a la ciudadanía siempre en beneficio propio. Existen miles de ejemplos, que no vamos a enumerar, pero que tienen su punto y seguido en el caso “Íñigo Errejón”, un caso del que día a día, y a pesar de no haber comenzado las investigaciones judiciales, recibimos nuevas informaciones señalando a compañeras y compañeros que conocían perfectamente las “fechorías” del ex-diputado populista, pero guardaron el más absoluto silencio.
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