
7 de octubre. Entre el acomplejamiento y la firmeza
Hace un año Europa, el Planeta, se levantaba sobresaltado por el ataque de Hamas a Israel que finalizaba con un saldo de más de 1.800 víctimas y casi 300 secuestrados de los que, poco a poco, se fueron recuperando sus cadáveres para, aún hoy, esperar que el resto de puedan ser rescatados con vida.
La respuesta generalizada entre el mundo occidental fue de condena. Las imágenes de la entrada a sangre y fuego de los terroristas en un concierto donde cayeron decenas de jóvenes absolutamente indefensos, estremecían a los televidentes. Pero digo generalizada porque hubo quien, remando en dirección contraria, no se le ocurría otra cosa que plantear a Europa y reconocer oficialmente el Estado Palestino como solución al conflicto secular que arrastra aquella zona. Pocos, muy pocos se unían a semejante proposición ante la que Israel ya anunció medidas de ruptura con España que, apenas se normalice la situación, veremos concretarse - la situación no permite verlo con claridad-, pero tendremos las noticias que este presidente hace nos merezcamos por parte del gobierno de Tel-Aviv.
Un año después el conflicto se ha extendido o se ha visto obligado a extenderlo Israel en su estrategia de defensa, conocedores de que los escondrijos de Hamas y de su apoyo Hezbollah en Líbano e Irán iba mucho allá del mero ocultamiento. Tanto los terroristas de Hezbollah como el régimen iraní se atrevieron a sembrar, casi inútilmente, el cielo israelí de sus misiles hipersónicos pretendiendo amedrentar a Netanyahu. Pincharon en hueso, como también lo hicieron los hutíes.
Por Europa a Macron no se le ocurría otra cosa que pedir que se suspendiera el envío de armas a Israel, lo que tuvo la consiguiente respuesta del líder del LIKUD tildando de vergüenza el posicionamiento del francés asegurando que, mientras Israel esta luchando contra la barbarie terrorista desde tres frentes (Hamas, Hezbollah y hutíes), Macron no tiene otra idea que proponer que aminorar la capacidad bélica de Israel para obligarle a dialogar con quienes se sabe de sobra, por ser lo que son, que volverán a las andadas a la mínima oportunidad. O lo que es lo mismo, el acomplejamiento europeo frente a la firmeza israelí que, guste más o menos, se ha convertido en el dique de contención del avance musulmán hacia (o contra) Europa. Por suerte, la palabrería del francés cayó en saco roto y en poco rato tuvo que salir a puntualizar ante el propio Benjamín Netanyahu y decir que el lo que quería era un alto el fuego…
Sea como fuere, la guerra provocada por Hamas y apoyada por Hezbollah, hutíes y el gobierno iraní no tiene tintes de acabar en breve, por desgracia. EE.UU., con el apoyo de republicanos a demócratas en medio de sus elecciones, se ha puesto sin ambages del lado israelí. De la OTAN poco se sabe, más allá de la petición de Israel de no intervenir y ante la brecha abierta por franceses y socialistas españoles, con Turquía de fondo impidiendo dicha intervención dada la situación de continuo equilibrio entre su pertenencia a la Organización del Atlántico Norte a la vez que su apoyo al Estado Palestino para quien solicita el respeto a las fronteras de 1967.
Lo dicho, nada invita a pensar que el próximo 7 de octubre a la situación en la zona le sea aplicable ningún termino sinónimo al de estabilidad.
Ojalá la Virgen del Rosario ponga su mano.
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