¡Harrag!
El último eufemismo que a nuestras playas llega y esta vez, cómo no, desde Marruecos es la "quema", pero no de los documentos de identidad de los jóvenes que intentan cruzar ilegalmente las fronteras para evitar ser identificados y deportados, sino de nuestra querida ciudad que está en los sueños del Sultán. Ceuta vive convulsa en varios frentes entre los anhelos de modernización y las continuas tensiones fronterizas. Desde un puerto que aspira a ser algo en su insignificante existencia (otrora gloriosa en el Protectorado) hasta los desafíos migratorios, Ceuta continúa siendo un enclave estratégico cargado de complejidades.
Si el puerto anhela ser un centro logístico en el Mediterráneo perdió su oportunidad, aplastado por Algeciras y Tánger, gracias a unos gobiernos timoratos y miedosos que nunca supieron comprender la importancia de este pedazo de tierra en África y la oportunidad de invertir se esfumó con fuerte viento de levante por temor a romper el "statu quo". Inmerso en un continuo de transformación y ante la imposibilidad de crecer para poder ofrecer servicios de carga y descarga con los que servir a los modernos buques de transporte hoy se centra en obras de conectividad con la península, desde el cable submarino para garantizar el suministro eléctrico hasta la nueva estación de pasajeros, en el fondo Ceuta fue siempre tierra de paso desde los fenicios y cartagineses hasta los viajeros de la OPE ¿¡Cómo no van a hacer una estación marítima nueva!?. Conectividad del puerto sí, pero pasando por transformaciones urbanas y fracasos en la disposición de los terrenos ganados al mar para actividades portuarias. Y aquí hay algo que no encaja porque la ciudad tendría que colocar cada cosa en su sitio por dos razones, la primera porque es su obligación y, la segunda, porque de no ser así lo único que produce es especulación. Especulación de la que ahora quieren hablar los socialistas locales con las concesiones portuarias. Algo habrá ¿Quizá una maniobra para borrar del mapa al jefe del puerto como rival político?
Y mientras tanto, los problemas persisten porque la cuestión migratoria continúa marcando la agenda y drenando los recursos económicos municipales, porque la tensión social no se limita a los problemas en la frontera o el puerto y porque ante la falta de ideas se producen despilfarros innecesarios en "¡pequeños!" influencers que encima se mofan en sus redes sociales de los beneficios personales que han obtenido. Si el puerto tuviese tantos cruceristas como kilos se alijan de hachís, estaríamos por delante de los puertos de Andalucía. Qué digo de Andalucía, de España. Otro derroche en participación en ferias de cruceros.
Harrag para la quema de estos alijos que nutren el mercado europeo atravesando nuestras costas y produciendo pingües beneficios. Harrag a los que despilfarran y harrag, en definitiva, a todo lo que lastre el futuro de los jóvenes de Ceuta, mi ciudad querida.

El último eufemismo que a nuestras playas llega y esta vez, cómo no, desde Marruecos es la "quema", pero no de los documentos de identidad de los jóvenes que intentan cruzar ilegalmente las fronteras para evitar ser identificados y deportados, sino de nuestra querida ciudad que está en los sueños del Sultán. Ceuta vive convulsa en varios frentes entre los anhelos de modernización y las continuas tensiones fronterizas. Desde un puerto que aspira a ser algo en su insignificante existencia (otrora gloriosa en el Protectorado) hasta los desafíos migratorios, Ceuta continúa siendo un enclave estratégico cargado de complejidades.
Si el puerto anhela ser un centro logístico en el Mediterráneo perdió su oportunidad, aplastado por Algeciras y Tánger, gracias a unos gobiernos timoratos y miedosos que nunca supieron comprender la importancia de este pedazo de tierra en África y la oportunidad de invertir se esfumó con fuerte viento de levante por temor a romper el "statu quo". Inmerso en un continuo de transformación y ante la imposibilidad de crecer para poder ofrecer servicios de carga y descarga con los que servir a los modernos buques de transporte hoy se centra en obras de conectividad con la península, desde el cable submarino para garantizar el suministro eléctrico hasta la nueva estación de pasajeros, en el fondo Ceuta fue siempre tierra de paso desde los fenicios y cartagineses hasta los viajeros de la OPE ¿¡Cómo no van a hacer una estación marítima nueva!?. Conectividad del puerto sí, pero pasando por transformaciones urbanas y fracasos en la disposición de los terrenos ganados al mar para actividades portuarias. Y aquí hay algo que no encaja porque la ciudad tendría que colocar cada cosa en su sitio por dos razones, la primera porque es su obligación y, la segunda, porque de no ser así lo único que produce es especulación. Especulación de la que ahora quieren hablar los socialistas locales con las concesiones portuarias. Algo habrá ¿Quizá una maniobra para borrar del mapa al jefe del puerto como rival político?
Y mientras tanto, los problemas persisten porque la cuestión migratoria continúa marcando la agenda y drenando los recursos económicos municipales, porque la tensión social no se limita a los problemas en la frontera o el puerto y porque ante la falta de ideas se producen despilfarros innecesarios en "¡pequeños!" influencers que encima se mofan en sus redes sociales de los beneficios personales que han obtenido. Si el puerto tuviese tantos cruceristas como kilos se alijan de hachís, estaríamos por delante de los puertos de Andalucía. Qué digo de Andalucía, de España. Otro derroche en participación en ferias de cruceros.
Harrag para la quema de estos alijos que nutren el mercado europeo atravesando nuestras costas y produciendo pingües beneficios. Harrag a los que despilfarran y harrag, en definitiva, a todo lo que lastre el futuro de los jóvenes de Ceuta, mi ciudad querida.
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