La inflación está instalada desde hace varias décadas en la mayoría de rincones del mundo, y se convierte en un círculo vicioso, ya que hace perder valor adquisitivo a los salarios, jubilaciones y rentas fijas. Los "establecedores" de precios deben subir los salarios, suben las cargas sociales...

El Estado sube los impuestos, el valor de los combustibles, los servicios públicos, las jubilaciones... Es importante aclarar que los niveles del Estado (nacional, regional, provincial y municipal) tienen exceso de empleados públicos en relación con el Producto Interior Bruto (PBI), lo que produce una de las principales causas de la inflación: el déficit fiscal, que se cubre con emisión monetaria o endeudamiento en moneda extranjera cuando tenemos quien nos preste, lo que aumenta la inflación.

Los grandes empresarios también tienen el mal hábito de subir los precios a cada aumento del combustible o del valor del euro, muchas veces en forma especulativa, para cubrirse de futuros aumentos. Todo este descontrol aumenta la pobreza y la indigencia, lo cual a su vez repercute en inseguridad, robos y muertes por asaltos, que superan a las fuerzas del orden. 

España sufre una gran brecha política, gran desorden económico y social, con un tanto por ciento muy alto de pobreza.