Las cesiones onerosas de Juan Vivas al colectivo musulmán que no a la multiculturalidad de Ceuta, no se inició sólo con las "paguitas" que, a título de compensación electoral distribuye con mucha generosidad y cada vez con menos disimulo, sino que ha sido una continúa e indecorosa cesión a título de cedente o benefactor en favor de quien adquiere el título de cesionario o beneficiario.

El "generoso" (con el dinero público de los demás) Juan Vivas, es a nivel local lo que el felón Sánchez a nivel nacional, quizás por la sintonía que a ambos une su alma socialista (o de socialistos), con un catálogo de engaños continuados que es mucho más voluminoso que El Quijote, porque "Pinocho" Pedrito y "filibustero" Vivas, comparten un sentimiento de confabulación con la manipulación y el engaño más parecido a una derivada genética en sentido político, que una generosa apuesta por el bien común.

Pedro Sánchez hace uso y abuso de galimatías, por su lenguaje oscuro y la confusión de las ideas, además de sus reiterados "cambios de opinión", situando al español medio sin ningún pudor entre la élite del Lamborghini, con matriculaciones anecdóticas en España (entre 2022 y 2023 fueron 68 los Lamborghinis) significando que fue en esos dos años 0,0038% de los coches. Sánchez aspira a que la clase media en España ya no sea la que gana el Salario Minimo Interprofesional, como presume ahora, sino que sean aquellos que reciben el Ingreso Minimo Vital. Un presidente que, retorciendo la estadística para mentir abiertamente, ridiculiza el problema de la okupación porque -dice-, solo afecta aal 0,04% del parque de viviendas, aunque sí es un problema para España y los españoles, que, siendo ya pocos y cada vez menos los que pueden soñar con comprarse el coche de lujo italiano, nos creamos que esos ricos de lujo van a sostener nuestra economía.

El grueso de la presión y subida fiscal la soportará la clase media, a la que Sánchez quiere aniquilar con su gobierno "de progreso", porque las fortunas que pueden comprarse un Lamborghinis aportarían un bajo porcentaje para aumentar la recaudación anual. Es una injusticia nada social que "el cupo" catalán lo paguen las economías de la clase media, mientras el socialisto Sánchez pregona engaños a diestro y siniestro empobreciendo al país.

En Ceuta, Juan Vivas "forzado" ahora por Feijóo a compartir el pronunciamiento del PP sobre la financiación autonómica que propugnó Ayuso sin chantajes de Sánchez, ya no irá por libre como él acostumbra con tanto descaro. Un presidente que abdica del sentido autonomista que parece que sólo le vale para la financiación porque a efectos prácticos suprime la fiesta de la Autonomía para ceder al islamismo local la celebración, eso sí, de dos de sus fiestas: Aid El Kebir y el final del Ramadán. Incluso la fiesta de Navidad, como ocurrió el pasado año, al caer en domingo no la traslada al lunes como en todas las comunidades españolas denigrando a la religión cristiana mayoriataria en España.

Este galimatías de filibustero político se traduce en la renuncia expresa al carácter autonomista de Ceuta, siempre denigrado por Caballas y ahora Ceuta Ya, que tutela con sus votos el Partido Popular, en auténtica abstracción de nuestras esencias patrióticas, siendo "compinche" con islamistas y PSOE, en declarar a un patriota como Santiago Abascal, "persona non grata" para Ceuta, él que ahora reclama socorro con la inmigración ilegal que es invasión hibrida de nuestro territorio; él que reclama solidaridad a las CC.AA. en vez de plantarse ante las políticas migratorias de un PSOE cada vez más "muleta" de los enemigos de España. Entre independentistas y Maduro, a quien ni se atreven a criticar sus políticas de narcodictadura, el PSOE de Sánchez nos lleva al caos. De hecho parece que se está provocando una sublevación ciudadana, ante tantas líneas rojas vulneradas y continúas provocaciones atacando nuestros derechos más legítimos.

El penúltimo episodio de la islamización de Ceuta nos ha llegado de Carrefour, estableciendo la posibilidad del pago en dirhams, una medida poco práctica, ya que no es moneda de curso legal en España y muchos productos comprados en Ceuta se arriesgan a ser decomisados en Marruecos. Ha sido noticia nacional, porque Carrefour hace de "cambistas" (ese reducto que se instalaba en el Paseo de Colón junto a Comisaría), en un momento en el que un euro equivale a casi 11 dirhams. De momento, se ha creado tendencia. Y lo cierto es que las medidas de "multiculturalidad", siempre van en un solo sentido, unidireccionales con continúas concesiones. Y mucha culpa de esta situación la tiene el Gobierno del longevo político local. Es curioso que en el Banco Santander no se acepten billetes de 100 euros y sin embargo, sí se puede pagar en dirhams en Carrefour. El slogan de Vivas de "Más España y más Europa", se ha convertido en "Más Ceuta, más Marruecos".

Decía Sócrates que "la mentira gana partidas, pero la verdad gana el juego". Intercambiar el Día de la Autonimía de Ceuta por una fiesta islámica es convertir el sentimiento autonomista -si alguien lo tiene-, convertido por Vivas y el PP en un remedo de sarcástica payasada con una cuestión institucional seria. Si no respetamos lo nuestro, si nuestras autoridades se pliegan a cuestiones partidistas y religiosas, los valores constitucionales quedan deteriorados en su propia esencia. Ultrajar nuestros sentimientos por quienes se dicen españoles pero no lo demuertan, es el mayor ejercicio de afrenta a la sociedad local.

El Nobel Mario Vargas Llosa dice: "A todos los socialistas les deseo la abundancia de Venezuela, el salario de China y la libertad de Corea del Norte". Sin Lamborghinis, pero con dirhams en territorio español, sin fiesta de la Autonomía de Ceuta, pero sí con festividades islámicas. Lo dicho: Menos España y menos Europa y más Ceuta marroquí como lo demuestra permitir el pago en una gran superficie instalada en Ceuta (suelo español) con una moneda que no es de curso legal en España. Debe ser cuestión de la apertura de fronteras y del olvido de esa Aduana Comercial que ha sido como la Carta a los Reyes Magos.  Pura ingenuidad política y ejemplo "colaboracionista" de Marruecos.