Medio Ambiente / Conflicto de limpieza y su análisis
La Ciudad marca el 'mutuo acuerdo' a coste cero para la rescisión del contrato de limpieza viaria con TRACE
El Gobierno se "disculpa" ante los trabajadores y ciudadanía pero mantiene dos meses de retraso el pago de las certificaciones, que trata ahora de poner al día para evitar retrasos en el pago de las nóminas, achacados al sistema electrónico bancario

La consejera de Fomento y Medio Ambiente, ha pedido disculpas a la ciudadanía y a los trabajadores por la no recogida de basuras y los problemas derivados de ello y por el retraso en el pago de las nómimas achacado al sistema electrónico bancario, que se trata de solucionar.
De momento, la Ciudad trata de "ponerse al día" con el retraso de las certificaciones que abona a la concesionaria TRACE (ahora se ha pagado Abril) y en esta semana intentarán afrontar administrativamente el abono del mes de mayo. Este es parte del problema, pero no todo el problema.
La situación del sector de la limpieza viaria sigue su curso de tensión. La parte del personal, su representación, tensa la cuerda en favor de los casi 500 trabajadores que pueden verse beneficiados de determinados giros que pueda adoptar la deriva de este 'león agigantado' cuyas fauces ya muerden, incluso, al propio presidente Vivas.
Ni siquiera él, de visita este mediodía inextrémis, a la planta de TRACE para convencer a los trabajadores de su vuelta al trabajo, tuvo el menor efecto. Ingenuo, el presidente no valoró el poder político que se es capaz de ejercer desde la representación del personal que hoy día se sienta en la bancada socialista en la oposición. Un banco, el del PSOE, tan clave para el PP de Vivas, que lo maniata -incluso- ante el poder de la basura.
La Ciudad, por su parte, trata de salir con la menor mácula posible de este impresionante entuerto gestado desde 2001 y que, la crisis, llevó en 2016 a modificar los planteamientos de la prestación del servicio -ajustado económicamente- a la situación de precariedad económica a la que estaban sometidas las administraciones a la hora de contratar servicios, inclusive, esenciales frente a un convenio de beneficios laborales no demasiado acorde a lo que la Ciudad apostaba por pagar en este servicio. Eso, por ajustar precios, más el pozo que significaba la empresa de limpieza para someterse (históricamente) a voluntades y veleidades respecto del personal y su engrosamiento, ha ido marcando las fauces de un león, ahora creído poderoso ante la debilitación del poder político que se le supone a quien ejerce el Gobierno.
Pero no es la primera vez que los trabajadores enseñan los dientes. Siempre ocurre lo mismo, en los últimos tiempos. El sistema electrónico bancario y el retraso hasta el último momento del visto bueno al abono de las certificaciones, por parte de la Ciudad (en manos de la Intervención General) provocan estas situaciones.
La consejera de Medio Ambiente, se topa con la 'tostada' que ya conocía de su etapa en Economía y Hacienda que, aplicando la ley de Murphi, le ha caído bocaabajo al nuevo consejero de golpe y porrazo.
El objetivo de la Ciudad es rescindir el contrato de 'mutuo acuerdo'. Eso sí "a coste cero", ha explicitado la consejera que afirma "no cerrarse a ningun escenario" y se sentará con las partes implicadas para llegar al mejor de los acuerdos "siempre en el marco de la Ley" y del "interés general", ha remarcado Chandiramani.
La basura sigue siendo un problema mal resuelto, que viene de lejos.
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