Que mirar para otro lado, no reconocer el problema social que el vandalismo predelincuente produce en determinados lugares de Ceuta, por elementos concretos de esta sociedad multicultural 'convivente' que protege tanto el relato ficticio generado por una partida de políticos incapaces de afrontar los retos que supone proteger a la ciudadanía y actuar con contundencia contra el incivismo asocial, como los medios millonariamente subvencionados por el patriarca responsable de que Ceuta se esté convirtiendo directamente en un solar social donde el dinero público riega a propios y extraños en infinitas ayudas, convenios con asociaciones con apellido 'multicultural' y convivente pero incapaces de solucionar el problema del incivismo de parte de una juventud que crece al otro lado de las reglas sociales del juego, es un problema muy grave que padece el ciudadano medio, que sufre Ceuta pese a la imagen relatada y woke que se trata de imponer ocultando la fea realidad a la que verdaderamente la ciudad está sometida.

Mientras se apedrean servicios públicos, mientras en determinadas zonas te conviertes en un extraño si te atreves a pasearlas no siendo de los 'suyos', mientras el respeto a la autoridad no exista, mientras los valores sociales no se enseñen desde la escuela y desde las casas, y mientras las acciones asociales se tapen, se protejan y no se den los 'tirones de orejas' debidos desde los propios entornos de los actores vándalos, Ceuta no será ese lugar idílico que se pretende relatar a costa de regar con centenares de miles de euros para decir lo bonita que es y lo interesante que es su modelo -ficticio- de paz y entendimiento entre todos.

La regulación legal, el sistema garante, la politización de las cúpulas policiales más pendientes de no crear cizaña con el político a que por nombramiento se deben, maniatan a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en su acción. Al final, delinquir, vandalizar, amedrentar, conquistar territorio, sale muy barato para aquellos que torpedean con sus hechos, tantos los que por acción, como por omisión, logran hacer irrespirable la vida en Ceuta.

Que el INE muestre anualmente la permanente salida de ceutíes residentes buscando cobijo en la península, es la constatación del éxito que las políticas dirigidas por Juan Vivas y por los distintos gobiernos estatales en el último medio siglo en contra del futuro de esta Ceuta que lleva años inerte e hipnotizada por la llegada inmensa de recursos públicos con los que regar a una población que pervive en una sociedad con apenas valor añadido. 

Con casi la mitad de los ciudadanos que trabajan dependiente de la Administración y la otra mitad necesariamente vinculados en un alto porcentaje a los servicios empresariales hacia la propia administración. Con 11.000 parados y con casi 10.000 ciudadanos receptores del IMIS, el dibujo social se convierte en una imagen lúgubre muy complicada de relanzar.

Si se le une la constante presión del incómodo vecino del sur, la inacción del gobierno estatal, la incapacidad de aportar soluciones y lucha del gobierno local más allá del reparto de lo que llega a los de siempre, evidenciando la medocridad perversa existente en torno al patriarca, debemos concluir que el panorama no es para nada halagüeño, para aplauso del incómodo vecino del sur, y de las políticas del actual okupa monclovita que aprovecha a la perfección el cada vez menor futuro que Vivas está dejando para cuando se marche.

Y es así... no hay peor ciego que el que no quiere ver. La sociedad ceutí no parece querer verlo, unos por estar interesados en el caos total, otros por comodidad y si esto ya es de por sí malo, lo peor es que otros se hacen los ciegos por pura cobardía.