Es el título de una película en el que unos prestidigitadores realizaban increíbles trucos de magia delante del público, incluido el de la bilocación.

Un nuevo faisán ha sobrevolado esta mañana Barcelona. Nada que no hubiera pasado antes en una España que empieza a acostumbrarse a ver cómo el Gobierno de turno, por razones tácticas, permite, consiente o coopera con el incumplimiento de la Ley.

Te recuerdo que el 4 de mayo de 2006, una llamada de teléfono de mandos policiales al dueño del Bar Faisán en Irún, frustró una operación policial, contra la estructura de extorsión de la banda terrorista ETA. Llamada -o filtración- que sumó de estupor a muchas gentes de bien, especialmente aquéllas que habían sufrido el zarpazo del terrorismo asesino en sus propias carnes o en las de sus familiares directos. 

Aquello fue, y se recuerda, como una gran vergüenza, un hecho execrable cometido por las altas instancias del Ministerio del Interior, al frente del cual se encontraba el tantas veces alabado Pérez Rubalcaba. 

Presidiendo el Consejo de Ministros se encontraba José Luis Rodríguez Zapatero, del que todavía no nos hemos asombrado bastante de lo que es capaz de hacer, teniendo en cuenta el repugnante papel que está jugando en la actual crisis venezolana.

Hoy hemos asistido entre asombrados y asqueados en el show que ha montado Puigdemont. El individuo que debe ser uno de los más tontos -o más listos- del panorama patrio. 

Lo digo porque, si se presenta ante el juez, en el hipotético caso de que fuera a ser condenado por alguno de los delitos -desaparecidos o próximos a desaparecer- que pudiera haber cometido, se le amnistiará más rápido que el reprise de un Ferrari, con lo que se podría presentar a cualesquiera elecciones y vivir a cuerpo de molt honorable, excelentísimo señor, majestad o santidad, lo que él prefiera. Y que Sánchez pueda lograr que se le otorgue.

Que para eso el actual gobierno ha indultado, amnistiado y, últimamente, también concedido el dinero que necesiten los secesionistas -vía concierto de financiación para Cataluña- para seguir burlándose de ti y de mí.

Y, encima, para terminar de concederle cualquier cosa que pida, este Gobierno ha consentido en el numerito de la “desaparición” delante de todos los espectadores.

Faisán, Puigdemont. Zapatero, Sánchez. PSOE en estado puro.