
La derecha hoy
Andaba España pendiente de contar con un partido de derechas que ocupase el hueco que otros dejaron libre y voluntariamente. Porque está España harta de tantos que olvidaron los temas, la preocupaciones, el sentido de la identidad y el verdadero compromiso con España para hacerse de eso que llaman reformistas, esa forma de ser sin ser nada o ser lo que otros le indiquen o le permitan. Esa suerte de dontancredismo que nos ha traído hasta la España de estos días, irrelevante en lo internacional e, internamente, condicionada por un prófugo prepotente que ha puesto en evidencia la indefensión de nuestra democracia y la verdadera condición collona de nuestros gobernantes.
En España el paso por la derecha lo marca la única derecha que como tal se expresa. El original se convirtió en sucedáneo; el sucedáneo, en original.
Porque no se puede hablar de eso que ahora llaman implementar políticas de derechas sino sólo desde la derecha. Y cuando has renunciado a tus principios por otros que nada tienen que ver con lo que una vez defendiste, ninguna legitimidad te alumbra para exponer defensa alguna de aquello a lo que diste la espalda.
Hoy en España no hay más derecha que una que viene reiterando en sus principios desde que se fundase, y a ellos se ciñe cada vez que a prueba se le pone. Y después, claro, vienen la caras de sorpresa. No hay más, están ante el ya largo influjo de VOX en la parrilla política española.
A la derecha española sólo le queda un camino y es el que señala y defiende Vox desde que nació allá por lo albores de la Navidad de 2013, cuando aparece como único referente de una senda que otros decidieron abandonar, al principio como prueba preliminar y definitivamente en estos días. Porque ese rumbo lo perdieron entre tanto palo de ciego que tiró por el barranco del olvido a un PP que quiso dejar de ser aquello para lo que parecía llamado, entregándose al progresismo al que, voluntariamente, se abandonó.
Nos queda, y no es poco, reivindicar de VOX que acentúe su lucha por la unidad de España; por la de defensa de nuestra fronteras, por el blindaje del español como idioma único, propio y oficial en cualquier región de nuestra nación; por la necesidad de recuperar en Europa y en el Mundo la posición española, tan lastrada en estos últimos años hasta la irrelevancia, viendo Europa qué tipo de gobierno viene siendo el español en estos últimos años; por la defensa de la vida…
Eso a VOX se le puede exigir, se le debe exigir, y lo digo como afiliado de los de aquellos a quienes se nos llamaba los cuatros gatos. Al PP no, porque ya sabe a qué se dedicó el PP en los últimos tiempos: a regularizar medio millón de inmigrantes porque a otros les venían bien sus votos (sólo aspiran a las sobras); a implantar como inexcusable en las oposiciones el conocimiento de éste o aquel dialecto (bien lo sabe Feijoo), porque había que tener contentos a no sé qué otros votantes; a terminar aganchando la cabeza y pactando con el socialismo el reparto de CGPJ porque les han dicho que lo van a controlar (y se lo han tragado); a reirse de España convocando a manifestaciones, mientras ellos se estaban sentando con aquellos contra los que las convocaban; a pactar con el PSOE cargos europeos desde la misma noche electoral; y a creer que VOX iba a ser para ellos lo que ellos son para el PSOE, hasta que la realidad se les presentó de golpe… y se encontraron con la derecha.
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