Mientras nos acecha "la caló", no por el cambio climático sino porque cambiamos de estación, recordemos que en Junio pasamos de la primavera al verano, comienza la clase política a ahuecar el ala y a perderse por esos lares de Dios para descansar del quehacer diario de reuniones, pasillos, despachos, tribunas de oradores y ruedas de prensa previstas o improvisadas para justificar su soldada.

Y serán muchas las instituciones que se vacíen de sus ilustrísimos moradores, porque son demasiadas las instituciones que este bendito país alberga. Algo así como un congreso, un Senado, casi dos decenas de parlamentos autonómicos y un sinfín de despachos que chorrean desde cada una de las consejerías que en esta España nuestra mantenemos (como buenamente podemos). Y eso sin salirnos del poder legislativo. Súmenle todo lo derivado de cada uno de los despachos ministeriales y los centenares de asesores gubernativos que el Sr. Presidente del Gobierno atesora en La Moncloa.

Este tema, el de la mórbida obesidad que presenta todo el laberinto político español, siempre pasa de largo cuando algún partido, normalmente VOX, lo pone sobre la mesa. Es decirlo y llenársele a más de uno los mofletes para escupir, soltando el aire con toda la fuerza posible, la palabra fascista !Faltaría más! Siendo comprensible semejante actitud si nos paramos a considerar lo que supone para todos estos el mantenimiento del actual sistema (multi)parlamentario español. Cabría denominarlo como el “Gran abrevadero” que cada día  pretenden que vaya a más pues, con ello, serán más los mantenidos y los que, por lo mismo, más votos arrimen a quien, cada final o principio de mes, colma el abrevadero del pienso necesario que haga innecesario tener, precisamente, que pensar…

Recuerde que asentir con su cabeza a esto que lee, le está acarreando un incremento en el grado de su condición de facha o fascista, como mejor guste en ser denominado, porque, tenga en cuenta, también, la cantidad de todos esos que han venido en denominarse entes instrumentales de la administración que sea, pues en todas existen y por decenas, que es donde se suele producir la reduplicación mitótica de toda esa barbaridad de nóminas que en España pagamos, en multitud de casos, innecesariamente. Ya ha indicado VOX en muchas ocasiones y en tantas tribunas como ha tenido oportunidad, que esa duplicidad o triplicidad administrativa es, sencillamente, un carísimo error fácilmente solventable. Pregunten sino a Milei… Por si alguien no entendió la expresión, me refiero a todas esas agencias, entidades, observatorios y demás que en mi Andalucía, siempre tan aficionada como acertada para poner motes, agrupó bajo el nombre de chiringuitos.

No estaría de más que alguien asumiera la responsabilidad de exterminar tanto presupuesto destinado al mantenimiento de toda esos entramados que viene asolando innecesariamente nuestra economía desde hace décadas. Me consta que VOX estaría encantado de finiquitar este dislate, aun a riesgo de echarse encima a toda la crítica en forma de calles en pie de guerra que, ahora sí, los sindicatos del buen gusto por el crustáceo iban a provocar. Mas, tratándose de España, dudo que sean los de Abascal quienes temiesen ninguna de esas consecuencias. Lo vienen reclamando desde que por Diego de León comenzaron a avisar de su presencia en el panorama político español y ahora, por Bambú, suena con más fuerza

¿Se suman?