La vida da muchas vueltas, es como una noria o una montaña rusa en su desarrollo y desenlace.Ora atizas fuerte en críticas virulentas, ora obtienes un carguito bien remunerado por aquél a quienes beneficiaban esas virulentas críticas. Es el caso de ese personaje surgido de las tinieblas periodísticas, otrora azote inmisericorde de Javier Guerrero, sobre el que ha escrito verdaderas atrocidades conducentes a su desprestigio profesional y personal, en lapidación pública constante, cocinando artículos sangrantes que dinamitaban su reputación, aniquilando su honra como si se tratara del mismísimo hijo de Satanás. Un cúmulo de artículos que pudieran derivar en algún proceso judicial ahora que Pedro Sánchez alude tanto a la regeneración democrática y a la extinción del fango o los bulos.

En Periodismo, se puede decir todo, pero según y como se diga; con más saña o con menos, con propósito dañino o con la maestría de una pluma hábil que diga lo mismo sin zaherir. Humillar, mortificar, sin necesidad, es algo tan ruín y perverso, que sólo cabe en mentes diábolicas o patológicamente necesitadas de ayuda profesional cuando no de conciencias atormentadas por la frustración.

Durante el proceso judicial de Javier Guerrero he presenciado una verdadera mascletá periodística de este personaje al que aludo con "petardos" periodísticos de una gran potencia sonora, montando una traca a base de mecha denigrante hacia Javier Guerrero al que se ha querido convertir en alguien a defenestrar con un juicio sumarísimo inquisitorial, no ya con la famosa "pena de telediario", sino con algo peor: su destrucción personal a base de relatos tan crueles como injustos y faltos a la verdad.

Desde el primer momento en el que Javier Guerrero hizo público su propósito de concurrir a las elecciones en confrontación electroral con PP y PSOE, se puso en marcha una máquina de destrucción masiva que alcanzaba grabaciones intimidatorias de puro chantaje para doblegar su apoyo hacia el PSOE. No fue la única propuesta que trataba de seducir al prestigioso médico y mejor persona, ya que el PP a través de su presidente regional y de la Ciudad, Juan VIvas, era tentado a ocupar la vicepresidencia del Congreso de los "populares" con Juan Vivas de presidente y, la consiguiente opción a mantener esta situación en la confección de la candidatura para los inmediatos comicios. Posiblemente, en unos momentos donde el longevo político aún no apreció que Guerrero vulneraba los protocolos que después le imputaron. Ni en un caso ni en el otro, PSOE y PP no lograron sus objetivos y es obvio que esta negativa tuvo consecuencias y fue la mayor condena de Javier Guerrero, al que se trató de destruir su proyecto político de "Ceuta Avanza", convirtiendo tal denominación en un remedo de una caricatura de partido que se diluyó como un azucarillo con los continúos ataque a que fue sometido, incluyendo amenazas a los integrantes de su equipo y la mascletá que supuso la situación procesal que se originó con su detención y posterior encarcelamiento en un período preciso que invalidaba su candidatura electoral por cuestiones de tiempo.

No se puede desvincular la situación judicial de Javier Guerrero, al menos por la precisa coincidencia en los períodos temporales, del ineludible componente político, porque en juego estaba ni más ni menos que intereses de elevado calado como era la presidencia de la Ciudad y quien decidiría la misma en razón a los escaños. Javier Guerrero al que las encuestas oficiosas daban un número de escaños decisivos para otorgar como "partido bisagra" el gobierno de la Ciudad, suponía una piedra en el camino para las aspiraciones espurias de unos y otros.

Como el tiempo se convierte en juez inapelable que da y quita razones, ahora se ha desentrañado un misterio, no en el de la "gran noche" de Raphael, sino el de la tenebrosa realidad y son muchos los que vinculan el reciente nombramiento de director-gerente de la televisión pública, por 73.000 euros brutos anuales, a quien se constituyó en azote como brazo ejecutor periodístico de la decencia de Javier Guerrero, en juez ayer y hoy parte, de tribulaciones, de esos tormentos y aflicciones morales sobre una persona como Javier Guerrero, del que cada día se publicaba una barbaridad mayor de forma despiadada, que supuso una persecución atroz y descarnada.

El tiempo da y quita razones. Hoy nos otorga el "premio" logrado por un individuo al que parece que se le dan honores por vilipendiar, sin medir las consecuencias de tanta mortificación. Ya han surgido voces discordantes con el nombramiento considerado arbitrario al carecer de concurrencia pública de candidatos. Un "dedazo" caracterizado por las "sombras" que las designaciones partidistas conllevan y que puede derivar a estancias judiciales.

La cuestión no radica en lo que es, sino más bien, en lo que parece. Gonzalo Testa se olvidó en su día que "donde las dan, las toman", y que él se sitúa gracias a Juan Vivas, en el foco mediático y convertido en la misma diana contra la que él disparó en su día. Resulta que pudiera sufrir los mismos tormentos que él infringió sin ningún recato.En el pecado, lleva incorporada la penitencia que habrá de padecer aún porque tampoco está dicha la última palabra de una situación en la que el Karma juega como factor decisivo. Tiempo al tiempo. La mascletá de Juan Vivas, puede que no se quede en simple fuego de artificios sino que sea una fuerte y sonora petardada. Desde luego, puede que se acabe la fiesta.

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