
En marcha, hijos de la Patria… española
A esta Patria, en estos días, ahora, llega el momento de reclamar principios, más allá de todas esas leyes perdurables que hoy nos llevan hacia un norte y mañana nos dirigen a otro, porque los principios deben ser la guía fundamental de nuestras leyes.
Renunciar o poner trabas a nuestra Fe, a nuestra cultura, a nuestra tradición, a nuestra lengua, a nuestro territorio, a todo aquello que nos identifica como españoles, nos deja sin ser lo que somos, porque ninguna otra cosa sino la historia constituye nuestra esencia, lo que nos trajo hasta aquí, el motivo por el que seguir luchando para que el día de mañana exista un ayer del que se sientan orgullosos quienes nos sucedan. Lo contrario dejaría el presente sin sentido, piensen sino el motivo fundamental de nuestro ser como Nación: su perdurabilidad en el tiempo.
Vivir desarraigados de nuestra tierra y permanecer en ella no parece la mejor forma de recuperar lo que siempre nos fue propio. A eso nos están llevando, al desinterés que nos inoculan poco a poco, ley a ley, desembarcó a desembarco por reivindicar lo que somos.
España nunca debió convertirse en el banco de pruebas sociológico del resto de Europa, por mucho que seamos la puerta de entrada a la misma o quizá por eso mismo. Porque ahora, fíjense, se nos pone como condición continuar siendo la rata de laboratorio de la burocracia europea a cambio de continuar recibiendo aquello con lo que se nos quiera compensar. Esa compensación puede terminar siendo el precio que recibamos por la extinción de la España que siempre fuimos. Quién consintiera tal ultraje habría de pagarlo.
Anotada la afrenta, quizá hoy estemos a tiempo, quizá los votos aún no les den, como en Francia, para condicionarnos, apoyados en esos partidos que sólo son satélites de intereses ajenos a España, sometidos a semejantes poderes y, con ellos, a toda la Nación.
El tiempo de Francia ha podido llegar, quizá obviaron lo que les decía su himno. El nuestro se va revelando cada día, con cada llegada de cayucos y/o pateras; con cada ataque a nuestras mujeres vendido como caso puntual tras caso puntual (quizá hasta que toquen a…); con cada silencio envuelto en esa tela de falsa humanidad bajo la que siguen justificando y se sigue extendiendo la mancha de la invasión silenciosa contra la que ya no pueden, reacios hasta la extenuación, por no dejar actuar a quien se ofrece para intentarlo porque… porque hay muchos que viven (y muy bien) de todo eso, hasta que se les vuelva en contra.
Pero ¡ojo! Cuidado con criticarles o hablarles en estos términos, no sea que se te impute la pena social de fascismo por más que te hayas limitado a votar y a quedarte en casa. Lo de quemar las calles, limitar con ello la libre circulación de viandantes y ver amanecer tu ciudad cual escenario de un bombardeo eso, eso no es más que la nueva expresión de libertad que nos aguarda.
Sólo un detalle, describo el ejemplo que importaremos allende Los Pirineos y por el Sur Canario y andaluz como focos irradiadores que diría algún diputado pamplina español.
No desistamos, España nunca lo hizo.
La opinión de Ceuta Ahora se refleja únicamente en sus editoriales. La libertad de expresión, la libertad en general, es una máxima de filosofía de este medio que puede compartir o no las opiniones de sus articulistas
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.113