
Reflexión por la Libertad que agoniza
Excusas y más excusas, retorcer y volver a retorcer el ordenamiento jurídico con tal de que la última gota de justificación abra la puerta a la exoneración del próximo político de tu cuerda, aquí no ha pasado nada y vuelta al servicio de esa nueva patria que vive al servicio de la Patria del resto.
España merece, se debe una reflexión y un compromiso. Si ni una ni otra cosa, producto de la anterior, no se produce, nuestro futuro no estará en nuestras manos. España requiere de una profunda reflexión sobre los temas que la acucian y, una vez culminada la misma, de un líder que tome las decisiones firmes que nuestra Nación necesita, asumiendo dicha reflexión modificando o ratificando su dieta de inicio para que España retome su rumbo propio, sin más ataduras que el epílogo de todo lo pensado.
Porque poner la Justicia a disposición del delincuente, nos lleva a donde estamos, a un país que ve como delinquir es gratis y, si me apuran, caro para la víctima que ve como termina pagando por el delito de otros, es decir, paga dos veces, por la vez que fue atacado y como víctima, condición que te termina convirtiendo en culpable. Difícil de entender, pero que hay que asimilar y asumir porque la Justicia que hoy se nos ofrece supervisada, sino con la rúbrica del propio transgresor, quebranta su propia condición para plegarse ante el infractor, infrinja lo que infrinja.
Ya lo conocen: centenares de millones de euros ilocalizables por mor de los ERES andaluces, culpables indultados; decenas, centenas, miles de implicados, condenados y buscados por el intento de golpe separatista, amnistiados. La Justicia, en fin, humillada (y hasta redactada fuera de España) por aquellos que apremian sus acreedores de votos si no quieren perder la poltrona. Una situación, al parecer, que se dilatará hasta el hartazgo y más allá mientras haya algún rescoldo de España que entregar aún caliente.
Porque, mientras unos tengan qué ofrecer y otros qué exigir, la agonía diaria de la España que traga, calla y aplaude, y la de la España que no escapa a la perplejidad sólo se dirige a un final común si ambas, a un tiempo y por la misma causa, no despabilan ante un futuro ante el que quizá no exista como tal España.
El ataque a nuestra Justicia deteriora nuestra Libertad de la que es fundamento y providente de la Igualdad que disfrutamos. Y sin una Justicia exenta de la lacra que vasectomiza la igualdad entre españoles, no podremos vivir ni decir de España que nuestra Nación es un país de Libertad ni de Igualdad, porque no lo será de Justicia.
En España, a día de hoy, la política cuando no aburre, asusta. Hoy escribo desde la misma Libertad que comienza a vestirse de miedo…
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