
Libertad
La libertad se basa en actuar, decidir y expresarse sin mayor límite que el respeto a la libertad del prójimo. La libertad implica la capacidad de perseguir nuestra propia felicidad, nuestros propios objetivos, metas y aspiraciones, la libertad es un derecho que no puede ser interferido, porque la libertad está vinculada al derecho natural, a los derechos inalienables, a los derechos humanos fundamentales.
La libertad es la libertad de expresión, la libertad de asociación, la libertad de religión, la libertad de circulación o movimiento... La libertad solo se fortalece mediante un sistema jurídico que garantice la igualdad ante la ley y proteja los derechos individuales contra el abuso de poder por parte del gobierno, es decir, lo que llamamos Estado. La libertad se sustenta en la diversidad de opiniones, creencias y estilos de vida, así como en la tolerancia hacia aquellos que son diferentes a nosotros. La libertad se promueve a través de la democracia y de la participación de los ciudadanos en la toma de decisiones políticas, pero también en la rendición de cuentas de los líderes electos.
El socialismo es un ideología arcaica y caduca que progresó en el siglo XIX y que como otros movimientos de la época quiso conseguir la libertad y el bienestar del individuo a través de la revolución, pero planteó mal el problema al vincularlo en la lucha de clases y, mucho peor, la solución a través del colectivismo y la supremacía del estado. Es decir, a lo contrario de la libertad. Con esa escuela llagamos al siglo XXI dónde la libertad se ha alcanzado en gran parte del mundo, pero aún sigue amenazada por regímenes totalitarios y dictatoriales en los que el poder del Estado se ejerce de forma unipersonal y a través de los partidos políticos. La supremacía de la organización sobre el individuo supone un problema grave si no existen reglas claras, mecanismos o sistemas de control del poder ¿Cómo liberarse de un líder loco? ¿Cómo evitar la concentración de poder? ¿Cómo conseguir que el Estado utilice su poder en nombre del interés general contra los derechos del individuo?
Desgraciadamente aún tenemos que escribir para defender la libertad. Estamos ante el peor gobierno de la historia democrática de España, el único gobierno en nuestra memoria que sometió a un arresto domiciliario a todos sus ciudadanos durante 100 días, con la excusa del ataque de un virus que supuestamente iba a acabar con la vida en la tierra... tres meses de privación de libertad para toda la población gracias a un estado de alarma por decreto que fue declarado ilegal, una decisión sin precedentes basada en una medida sin rigor científico alguno. Un año estuvimos amordazados porque había que utilizar unas mascarillas que se prorrogaban también a base de decretos de un gobierno que -ahora lo sabemos- tenía montado un lucrativo negocio con la venta de bozales.
Haciendo uso de mi libertad de expresión, esa que incomoda por manifestar las verdades, cada vez que pienso en lo que sucedió, en los miles de afectados y en la lamentable gestión que se realizó, estallo por dentro. Resulta que ese mismo gobierno, dirigido por un elemento perturbador al que posiblemente el estrés le esté pasando factura, está teniendo problemas para reconocer la realidad. Sus manías persecutorias y la necesidad de encontrar culpables (de sus propias debilidades y errores) en los que piensan diferente está poniendo en evidencia su indigencia ideológica, la sumisión de sus partidarios y de otros mediocres y paniaguados del aparato mediático.
Al frente un narcisista y acomplejado que levanta muros no para aislar a los que piensan diferente que él, sino, en verdad, para protegerse de la visión de una realidad que le incomoda y para crearse una falsa sensación de protección de esta. Pues bien, como la libertad nunca fue gratis y yo soy un liberal, firme defensor de ella, con este manifiesto me declaro a favor de los que están al otro lado de ese asqueroso muro.
Sánchez es dependiente de su relación porque está enamorado, pero también porque demuestra un déficit afectivo y, por consiguiente, una necesidad de su esposa que es su principal punto de apoyo y también su talón de Aquiles como se ha demostrado estos últimos días. Pedro Sánchez, en un error de cálculo y sin evaluar las consecuencias, ha sido capaz de traspasar todos los límites de la cortesía utilizando los ataques verbales a familiares de sus rivales políticos, pero cuando ha recibido la misma moneda ha demostrado que le flaquean las piernas. Por esta razón la exposición a la luz pública de los negocios de Begoña Gómez ha reforzado su odio, es decir su incapacidad, y ha expuesto la debilidad de su mente que debería ser ya una cuestión de Estado.
En esta situación apuesta por que crezca el muro y la división maniquea entre rojos y azules, nosotros y ellos ahora periodistas y jueces buenos y malos. Y, con todo esto -la razón contra su némesis- la consecuencia es la polarización, la falta de respeto, los insultos, el odio y hasta el deseo de muerte al rival, pero sobre todo el fin de la libertad.
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