España ya conoce la decisión de su Presidente del Gobierno tras su cuaresma de 5 días que se impuso para reflexionar si continuaba o no en semejante puesto. Como un administrativo agobiado más, como una madre de tantas incapaz del seguir el ritmo que la vida le puso por delante. 

Pedro no ejerce ni de una cosa ni de la otra. Pedro se debe a las funciones asignadas tras unas elecciones generales en las que se elegía, como ustedes saben, a un candidato a presidir el Gobierno de la Nación. Y el interés que puso en conseguirlo no fue mínimo. Recuerden la que lió en su propio partido para ganar aquellas primarias, urna oculta incluida, con tal de acceder a la secretaria general de los socialistas y su consiguiente candidatura a la presidencia como así establecen las normas del PSOE.

Pedro ejerce de sembrador de incertidumbres. Ya hemos visto como, previamente a la firma de los acuerdos de gobierno firmado con sus socios, mantuvo a España en un sinvivir en el deseo de que no llegasen a concretarse los diferentes acuerdos. Y se concretaron. Después vino la réplica social y el continuar adelante. Sólo había que soportar el chaparrón para continuar cabalgando. Los ladridos no cesaron, sólo redujeron su volumen.

Pedro ahora se encuentra en la tesitura de su futuro inmediato entre denuncias a su cónyuge y la amenaza de revelación de los secretos ocultos en los serones de Pegasus. No sabemos, quizá él sepa calcularlo, cuánto le supondrá seguir adelante. Lo posibles delitos que por los que se investiguen a su señora se mueven en las horquillas establecidas en nuestro Código Penal, pero lo de Pegasus es otra historia. Lo de Pegasus lo ha desempolvado Francia, fiel socio de Israel mientras Sánchez incrementaba su insistencia exterior en buscar apoyos para el reconocimiento de un Estado Palestino que a España poco le aporta, más bien todo lo contrario.

Pedro, que no reconoce a los de casa lo que se empeña a reconocer a otros fuera, con su insistencia en defender a quienes bombardearon primero y sin previo aviso, nos pone prácticamente contra todos, que no son precisamente cualquiera. EEUU, Francia, Inglaterra y otras primeras potencias internacionales desecharon su idea. El simple veto de los americanos reveló el escaso cálculo español en política internacional cuando el asunto se llevó a la ONU, ese organismo…

Pedro ya tomó la decisión. La que algún medio de esos que no le gustan adelantó. Pedro seguirá quemando combustible y exigiendo a los demás el ejemplo que nunca dio. Porque es Pedro. Pedro el del Falcon; Pedro el de las exhumaciones y los huesos; Pedro el del Pegasus, Pedro el de las faltas de decoro ante el Rey de España y el de la sumisión al de Marruecos. Pedro el que, incluso en un día como aquel, aún cree en la Justicia.

Pedro hoy levitó sobre su atril al compás de fondo de una canción de Raffaella Carrà, como subiendo a sus propios altares para extender su gloria.

Pedro ha vuelto…