Tenía esto para publicar, pero el ataque de Irán sobre Israel me ha “obligado” a posponerlo, en espera de acontecimientos que intentaré analizar en la siguiente ocasión. Así que, con fuerte apelación a tu indulgencia, querido lector, lo dejo tal como lo escribí.

Lo estaba esperando, es la verdad. El Gobierno de España, considera “muy difícil” que se pueda alcanzar el 2% del PIB en el presupuesto de Defensa. La culpa es, (¿¡cómo no!?) de los socios del gobierno y de los apoyos parlamentarios del partido Socialista, partido cuya vocación atlántica (entiéndase del Tratado del Atlántico Norte) solo tuvo un episodio de adhesión sincera -pero con la boca pequeña- en el lejano mayo de 1982.

Creo que a los aliados de la OTAN las excusas para el incumplimiento del compromiso que Sánchez adquirió durante la pasada cumbre de la Alianza -celebrada precisamente en Madrid en Junio de 2022- no les va a hacer mucha gracia. No nos equivoquemos: aquí incumple todo el mundo, pero los anglosajones se lo perdonan entre si. A los demás, no. Y de nada le valdrá a Sánchez su “cambio de opinión” con la excusa de sus socios poco fiables. Aunque también puede echarle la culpa a Franco, que ante la Administración Biden seguro que esta vez cuela.

Malos tiempos para incumplir presupuestariamente. Hace poco la ministra Robles comentaba la posibilidad absoluta de vernos inmersos en una guerra (La Vanguardia, 17 de Marzo). Para evitarla, hemos mandado unos 800 efectivos del ET a Eslovaquia (El país, 17 de julio de 2023) Escribo de memoria, pero creo que es la primera vez que alcanzamos tal magnitud de efectivos fuera de nuestras fronteras.

En unos tiempos de guerra probable, cuando Alemania está a punto a anunciar la reinstauración del Servicio Militar obligatorio, el Doctor Sánchez no va a aumentar el presupuesto de Defensa. Claro, que el marido de Begoña ya tenía estos mismos socios en julio del 23, por lo que él ya debía saber por aquel entonces que el compromiso no lo iba a cumplir.

Que tenemos riesgo de entrar en una guerra, lo cuentan personas mucho más preparadas que yo. Y de que parece ser que Occidente está buscando la confrontación en una suicida estrategia de provocación, también lo cuentan los mismos. Sí que parece que, por primera vez desde que el PSOE nos metió en la OTAN, podríamos estar en un terrible momento del inicio de conflicto a gran escala, con riesgo nuclear.

Pero meternos en este berenjenal con unos presupuestos de Defensa que alcanzan a duras penas el 1,1 % del PIB, y pretender financiar un rearme a base de vender activos inmobiliarios no parece la opción más sensata. Más bien parece una nueva astracanada del think-tank socialista, que tiene expertos virtuales para cualquier cosa. Sinceramente, no me parece adecuado que proporcionemos carne de cañón en una guerra de alta intensidad que nos pilla un poco lejos de nuestras fronteras y muy lejos de nuestros intereses como nación.

No tengo que recordar que el colaborativo vecino del sur, ése que se queja de que no tiene dinero para hacer frente a los problemas derivados de la inmigración en tránsito hacia Europa, sigue una escalada de su rearme gracias precisamente al amigo americano. Y que en el caso de que tuvieran a bien hacer algo contra la soberanía de Ceuta y Melilla, ni el vetusto Biden, ni el histriónico Trump van a mover un dedo a nuestro favor. Y los aliados del Atlántico probablemente tomen partido por nuestros contrarios.

En otras palabras, que esto de la “Alianza” parece a todas luces un mal negocio.