Domingo, 07 de Septiembre de 2025

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Paula M. García
Domingo, 14 de Abril de 2024

Vivas y el cainismo político acaban con Gutiérrez

La defenestración política del hasta ahora secretario general del PSOE ceutí, Juan Gutiérrez, para algunos podía suponer -parafraseando la célebre novela del escritor colombiano Gabriel García Márquez: "Crónica de una muerte anunciada"-, un hecho que más pronto que tarde podría desencadenarse. Sin embargo, con ser cierto este aserto, la realidad es que han sido una concatenación de hechos desencadenados los que han provocado la caída del otrora todopoderoso adalid de Trace, PSOE y hasta con ínfulas de acceder a la secretaria general de UGT en Ceuta.

 


Llegó a la política para ganar dinero -según sus propias palabras a sus más allegados-, hace ocho años y fue el "aportador" de afiliaciones a diestro y siniestro al PSOE desde Trace para aupar a Manuel Hernández a la secretaria general con lo que algunos compañeros consideraron una OPA hostil al PSOE desde una empresa con dudosa vitola de corrupción. Hasta Madrid llegó a la Federal un escrito que se negó a firmar la delegada del Gobierno, Salvadora Mateos "Ory", pese a estar en la "movida", pero que sí suscribieron otros compañeros disidentes con este proceder como Juan Hernández y Antonio Gil.

 


Como de aquéllos polvos vienen estos lodos, lo cierto es que en este lodazal de maniobras y traiciones, no derivaron a actuaciones positivas. Y menos aún, los ceses en Delegación del Gobierno y periferia como los de Juan Hernández, Jefe de Gabinete de Ory y de uno de los asesores, Pablo Núñez, así como de la directora provincial de la Delegación de Educación, Ciencia y Formación Profesional, Yolanda Rodríguez.

 


Decía Luis César Menotti, seleccionador argentino y ex entrenador del Fútbol Club Barcelona, que "a los moribundos hay que rematarlos" y, en sentido figurado, a nivel político, no se pueden dejar "zombis" por al camino o cadáveres en el armario. Los muertos vivientes, antes o después te la juegan.

 


A la retirada silenciosa de Manuel Hernández del primer plano de la escena política, cediendo el testigo de la secretaría general a Juan Gutiérrez, con más misterio y elucubración de lo deseable (por lo injustificado del "movimiento"), siguió un liderazgo de Gutiérrez, siempre lastrado bajo la sombra de su escasa formación política e intelectual. Un lastre que le ha pesado más de la cuenta cuando se ha tratado de ejercer un liderazgo que no era reconocido ni por su carisma, ni por su trayectoria política en el PSOE, ni por pertenecer a ninguna "familia" socialista de rancio abolengo y, por supuesto, por sus notables carencias a nivel académico. En un primer momento estuvo en manos de Cristina Pérez pero una vez ésta se aupó a la Delegación del Gobierno, Gutiérrez quedó un tanto huérfano de apoyo político.

 


La última campaña electoral a las autonómicas, donde Gutiérrez presumía de "jubilar" políticamente a Juan Vivas, a quien dedicó calificativos que el longevo político jamás perdonó, con un derroche de poderío a nivel de desfilar en mítines, prácticamente todo el Consejo de Ministros de Sánchez, además de esa corte de ciudadanos que parecían celebrar una boda callejera, no surtieron efecto en el electorado, porque la misma jornada electoral se dejó escuchar en algunos colegios como el de Ramón y Cajal y otros teóricamente afines al electorado socialista, "a este no se le puede votar". Un término peyorativo que entrañaba el rechazo a su condición de líder, derivando el voto con el que él contaba a los dos partidos localistas de corte islamista que no de izquierdas como algún medio le denomina, porque nunca defenderán los postulados de una izquierda que choca con sus ideas religiosas.

 


El fracaso electoral pasó factura al PSOE local y al propio Gutiérrez, que comprobó que sus promesas previas a las elecciones quedaban en agua de borrajas a golpe de realidad en las urnas e imposibles de cumplir. Y esta debilidad se acrecentó aún más cuando en verano desairó a Juan Vivas, ansioso por repetir la coalición de gobierno con su "amigo" Gutiérrez y éste por orden de Ferraz lo repudió, en un momento político en el que Sánchez estaba más preocupado por la investidura fallida de Feijóo que por hacerle el caldo gordo a Vivas y salvarle los muebles de una minoría para gobernar con estabilidad.

 


Una vez tomó posesión Sánchez, cambiaron las tornas y la negativa estrategica socialista decayó para intentar "desacreditar" al PP con un pacto-trampa, para que Feijóo quedara en evidencia tras las duras polémicas parlamentarias por la ley de amnistía a los separatistas, tratando de "llevarlo al huerto" con un pacto PP-PSOE en Ceuta. Esta vez fue Génova 13 quien dijo "no" y muy a pesar de Gutiérrez que ansiaba tocar poder a cualquier precio, quedaba en la estacada, ridiculizado, incluso por Vivas, quien dió un golpe de timón a su estrategia y, pese a montarse un Pedro Sánchez, tras votar en contra de la municipalización de Trace en dos ocasiones a propuesta de Vox, se desdijo de su planteamiento ¿político? y buscando ese parapeto para sus "movidas" de los informes técnicos, marcó el final político de Gutiérrez al incompatibilizarle entre la representación política en la Asamblea y su puesto de empleado público en Trace.

 


Juan Gutiérrez que intentó por activa y por pasiva, evitar la municipalización, dejaba de percibir de un plumazo unos 50.000 euros que era el precio cobrado por Juan Vivas por tanta afrenta electoral que le produjo, pero con la venganza insatisfecha, aún le quedaría a Juan Vivas una bala de plata que jugar: la decisión de Gutiérrez de optar por Trace y abandonar la portavocía del grupo en la Asamblea, seguía generándole pérdidas económicas, él que había llegado a la política a ganar dinero. Y con  esta renuncia él mismo se hizo el "harakiri", porque su último bastión, la secretaría general, quedaba vacía de contenido con tanta cesión de poder reiterado que le debilitó en extremo. Su grupo se disolvió como un azucarillo y ni siquiera mantuvo la disciplina de voto cuando se trató de votar la municipalización de Trace a la que se oponía Gutiérrez de manera contumaz. Ahí se percató que era un juguete roto en manos de sus compañeros, un mero títere que ahora caerá en las garras de Juan Vivas como empleado público, donde no ha de esperar ninguna prebenda.

 


Su marcha en un viernes de dolores político para él, no es más que la consecuencia de que el karma actúa a su tiempo y él que ha purgado a tanta gente, se ve ahora en la tesitura que es un mero peón al servicio de Juan Vivas, el mismo del que dijo que "cada vez que te mira a los ojos, te das cuenta que te va a engañar". Esta vez, Gutiérrez no estuvo atento a la mirada de Vivas o, simplemente ni la vió. Por ello, se culminó el penúltimo engaño del longevo político, tan despiadado como implacable y frio en su conducta de represalias. Y ha hecho válido el refrán de que "la venganza se sirve en plato frío". Yo diría que esta vez Vivas ha sacado el plato del congelador. Sin escrúpulos, sin ningún sentimiento y carente de  remordimiento.
 

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