Día a día, la actualidad de esta España nuestra (como cantaba Cecilia), no deja de sorprendernos. Es tal la situación de grotesca insidia que nos solivianta por el cúmulo de despropósitos acumulados.

Yolanda Díaz, la ministra que alardea de la bajada del desempleo ocultando los datos de los fijos discontinuos parados, se permite aludir a los sufridos agricultores en huelga como "gente con escaso nivel cultural que cree que por trabajar en el campo entienden la naturaleza. Una ignorancia enternecedora -dice-, que, si no nos andamos con ojo, puede acabar con el planeta". Se olvida Yoli que para acceder a la política no se exige nada en cuestión de expediente académicio y hasta un mecánico como José Luis Corcuera podía acceder al Ministerio del Interior o Irene Montero, cajera de un supermercado al Ministerio de Igualdad. Además de la precaria vida laboral, en algunos casos, inexistente, de algún cargo público que lo único que ha hecho en su vida ha sido "pelotear" en el partido para vivir del dinero público a cuerpo de rey, sin formación alguna y ocultando, en algunos casos, como el propio presidente del Gobierno, el curriculum académico que ha negado facilitar a la Universidad Complutense, evitando su conocimiento público pese a que el PSOE se lo exigió a Ayuso, como pública El Debate.

En los sindicatos, también tenemos gente acoplada en ese capítulo de "liberados", algunos de ellos, especialistas en comer gambas, que tampoco gozan de instrucción alguna y se sientan en mesas con representantes de la patronal, algunos de ellos, con curriculuns plagados de méritos académicos.

El asesinato de dos guardias civiles en Barbate este viernes (una semana después de que Vox pidiera en el Congreso de los Diputados más medios y un día antes de que Marlaska presumiera del control del narcotráfico en el Campo de Gibraltar), atacados por una narcolancha, ha provocado una oleada de criticas: El escritor y académico, Pérez Reverte habla de las condolencias, fotos, y pasividad hoy con la cobardia de 30 años de ministros de Interior. Grupos de fuerzas y seguridad del Estado reclaman controles de 24 horas por donde se mueven y solo medios y dinero, podrian inmobilizar esos kilos de droga asesina. Si la situación no se ataja, van a dar lugar a una revuelta social de enfrentamiento civil para suplantar la indolencia, pasividad y cobardia de quienes han de velar por el orden y la persecución de estos asesinos.

Ceuta ha de mostrarse identificada con este sentir en la zona gaditana, porque también aquí la guardia civil ha de hacer frente, con escasos medios y recursos, al tráfico de droga de paso por nuestra frontera o via marítima, cuando no afrontar los tiroteos en la barriada de El Príncipe, convertida en serie de película, por el "leit motiv" que la catapultó a la pantalla y que la convierten -según análisis de la delincuencia nacional-, en la zona más peligrosa de España entre las de su condición delictiva.

Marlaska ordena máximo rigor para disolver a ciudadanos inofensivos y pacíficos en las concentraciones en Ferraz, sede del PSOE, por protestar contra la amnistía, agotando en la noche del 6 de noviembre las existencias de gases lacrimógenos y la compra, un día después de 500 botes adicionales para seguir gaseando a los patriotas. Ese ataque a españoles contrarios a la amnistía de los golpistas independentistas catalanes y agricultores del campo, no es equiparable a las actuaciones ante los narcotraficantes asesinos.

Y por si no fuera suficiente, en esta política de chiste, Sánchez se gasta fondos europeos para la España vaciada en exposiciones y charlas de la Guerra Civil, obsesionado como está de intentar provocar una revuelta nacional y calificarnos  a todos de "fachas" porque ya ha aprovechado para inventarse la "fachosfera" para quien discrepe de sus tropelías, él que es tan gracioso y ve con muy buenos ojos la canción eurovisiva "Zorra", que le hace reír sin sentir sarpullido alguno de feminismo atropellado o denigración de la mujer en alguna de sus facetas. Es la política de la extrema izquierda, de los progres, que no tienen ni la sensibilidad humana ni la decencia, de suspender la entrega de los Premios Goya en señal de luto por el asesinato de dos guardia civiles en Barbate. Ellos, a lo suyo: a levantar la ceja con Zapaterio, a dárselas de estar con el pueblo pese a ser millonarios y a vender humo, recibiendo subvenciones millonarias, en algunos casos, para películas que no recaudan en taquilla ni para comprar pipas. Es la cultura de la subvención, del padrinazgo a cuenta de los impuestos de todos, de la insensibilidad social, por la simple ambición de mantener su "estatus" del llamado por ellos, "estado de bienestar".

Cuando un informe de Interior revela fisuras en el espigón de Benzú por donde acceden inmigrantes de Marruecos a Ceuta, la islamista Fátima Hamed -hoy felizmente colocada con 80.000 euros anuales de sueldo público con amnesia ya de "desgobierno Vivas"- "pone el foco en la dignidad de los menores inmigrantes", para que los españoles atendamos a toda la inmigración ilegal que nos llega del país donde su Rey es una de las fortunas más grandes del planeta y desatiende a sus nacionales. Esta mujer ha perdido el norte y pretende que asumamos responsabilidades que no nos pertenecen y, en vez de defender nuestras fronteras, si tan española dice que es, debería posicionarse con lo español en derechos de protección fronteriza.

"El Gobierno gasta casi dos millones de euros para que los inmigrantes ilegales de Ceuta y Melilla tengan servicio de lavandería" titulaba La Gaceta, en cambio Dinamarca derriba sus ghetos de inmigrantes, para evitar que en 2030 no queden "sociedades paralelas" para poner fin a lo que llaman "la cultura de bienvenida", por lo que todos los países nórdicos aprueban un programa común de deportaciones y Dinamarca retirará las ayudas públicas a los inmigrantes que no trabajen. Al contrario de España con las "paguitas" y subvenciones para mantener a vagos que, muy al contrario de lo que se nos decía, no vienen a fortalecer nuestras pensiones porque lo que en realidad hacen es chupar de nuestros presupuestos estatales que es tanto como decir de nuestros impuestos. Esta ralea de parásitos que nos sobreviene hay que atajarla. Se impone la repatriación para que España no sea el país de acogida de toda África con Marruecos a la cabeza.

La política española requiere un giro copernicano para reconducir una deriva que nos lleva al caos, la delincuencia importada y el colapso de nuestras instituciones públicas. Los delitos de violencia de género, siempre ocultos sobre la identidad de orígen de sus protagonistas, es un mantra que nos aturde y solivianta. Esta situación sí es la "Sanchosfera", en estado puro.