Miércoles, 10 de Septiembre de 2025

Actualizada Miércoles, 10 de Septiembre de 2025 a las 14:01:20 horas

Antonio Palomar García
Domingo, 21 de Enero de 2024

A la independencia por incomparecencia

Andan los socialistas desde finales de Julio (algunos apuntan que, incluso, antes del 23J) de negociaciones con los súbditos de un prófugo, primero para conseguir el sillón de La Moncloa y, después, para mantenerlo. Y le llaman negociaciones ya que llamarle lista de exigencias de la capitulación de España es muy largo. Porque no se puede llamar negociación a dar todo lo que se te pide. Y el enviado del PSOE a Waterloo, un tal Cerdán, no fue allí más que a tomar nota del pedido e ir preparándoselo aquí en Madrid, eso sí, al menos, un pelín dosificado. Así negocia el PSOE.

 

Negociaciones que comenzaron con las manos en las cabezas por el tema “Rodalíes”. Una concesión relacionada con la cesión de soberanía española en todo su territorio de lo que ya apenas se habla. Esa fue la primera ola de la marea de un tsunami silencioso que se fue desarrollando con posterioridad y nos trajo hasta hoy. Hemos visto ya de todo, o casi. Desde las transferencias en inmigración a los tristemente famosos 15.000 millones de deuda perdonados. Pasando por la gestión de otros 7.000 millones de fondos europeos, las balanzas fiscales, etc., etc. Y todo ello aderezado con la presencia de un relator internacional del que nada hemos vuelto a saber (de su nómina, tampoco). Raro es el día que no aparece una nueva exigencia o una frase elocuente que torne pálida la cara del mayor usuario del Falcon. ¿Lo último? “Colorín, colorado…”, y el PSOE y su batallón de asesores monclovitas a buscar hasta debajo de las piedras frases que justifiquen y alivien el requerir, momentáneamente subyugado, de quienes exigieron (otra más) pinganillos para todos en el Congreso, a 108 millones de euros anuales (para la ELA no hay porque es muy cara…)

 

Por seguir con el chantaje catalán (no olvidemos las exigencias que también llegan derivadas desde los partidos vascuences), lo último, para desconcierto de los asesores, las declaraciones de Juan Espadas: “no habrá referéndum en Cataluña”, y los letrados del Congreso revelándose contra el Jefe para decirle que lo de la constitucionalidad de la Ley de la Amnistía es, básicamente, un chiste de mal gusto. Y todo el mismo día. A Bolaños, el mayor valedor de daños, se le acumula el trabajo.

 

Hay que reconocer el mérito, satisfacer a unos con concesiones diarias, haciendo que el engedro independentista continúe su reduplicación mitótica, y a otros, los españoles de cualquier parte, mascullando expresiones que más recuerdan al sólo fue la puntita con el que engañar la ingenuidad de la otra parte.

 

Y en estas nos movemos día a día, aguardando la nueva merced de la jornada al separatismo catalán.

 

Del PP poco que esperar, más allá de su lucha por evitar perder la mayoría absoluta gallega que, para solaz del PSOE, les tiene entretenidos en otro frente en el que los súbditos gallegos de Sánchez, salvo sorpresa histórica, poco tiene que rascar mas allá de mantener o incrementar algún escaño en el parlamento de la Plaza del Hórreo. Pero, por si acaso, allí siguen, no sea que se diere semejante sobresalto electoral y se aflojen todas las piernas en el bando de los de la gaviota, el charrán o lo que fuere aquello de su logo.

 

Los de la calle Génova no se pueden permitir desviar energías en otras cuestiones, y eso en Ferraz lo saben y lo explotan. El PP no dando a abasto para tanto, tampoco lo pone fácil para que VOX tome un testigo con el que temen queden en evidencia ciertos asuntos a los que el popularismo de Feijoo dispensó excesiva generosidad para con el socialismo, a cambio de escasa renta para tan valiosos puntos de acuerdos, acaso unos cuantos asientos más en la Mesa del Congreso y en sus comisiones de los que bien saben que,  en justicia, les corresponderían al partido del recién reelegido Abascal.

 

Porque saben los populares que VOX nació, y sigue siendo, esa organización política que va por derecho, desvelando trucos en acuerdos de otros, leyendo la letra pequeña que siempre se nos niega y advirtiendo verdades venideras que respaldan su posición en ciertas votaciones en las que, pareciendo que van contra la sensatez, sólo pretender prevenir situaciones indeseables para la Nación, como así se ha podido comprobar en ocasiones no demasiado pretéritas.

 

Así, la inexcusable presencia de Vox se acentúa viendo como la independencia exigida por el catalanismo rupturista -al que seguirán el vasco y, postreramente, el gallego-, llegará por incomparecencia del propio Estado en Cataluña tras la cascada de perdones, concesiones de transferencias, etcétera, que harían innecesaria o puramente simbólica la celebración de un referendum por la sencilla razón de que, ante tanto sometimiento socialista a los requerimientos de Puigdemont, tanta desidia Popular, amagando y nunca dando, y tanto empeño en ambos de amordazar a Vox y negarle el pan y la sal a quienes consiguieron sentar en el banquillo a malversadores, sediciosos y prevaricadores, ante tanta ignominia consentida, sólo queda esperar una nueva Breda de la que sólo la historia, esperemos, devuelva a todos estos a su sitio.

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