
Piñata, zapato y cal viva como regalos de Reyes
La política provoca situaciones inverosímiles. La doble moral de la izquierda sectaria nos lleva al cinismo e hipocresía más flagrantes. Desde la piñata de Sánchez apaleada por los contrarios a la amnistía en la Nochevieja con esas uvas en Ferraz que atragantó al socialismo servil del independentismo y Bildu al zapatazo a Rodrigo Rato cuando en el 2013, durante una celebración de una comisión de investigación en el Parlamento de Cataluña en la que declaraba Rato, David Fernández, diputado de la CUP, amenazó al expresidente de Bankia con tirarle un zapato, aunque no lo hizo de forma directa, sino que utilizó una comparación con un castigo típico en Irak. ¡Y qué decir de la "pistolera", Mónica García, hoy elevada a los "altares" del Ministerio de Sanidad, cuando emuló al lejano Oeste simulando una pistola con las manos!
En 1995 cuando ETA continuaba en activo, un diputado del Parlamento Vasco de Herri Batasuna y exdirigente de la banda terrorista, Mikel Zubimendi, alias "Mikelón", cuando se habló del GAL en la cámara regional donde se pedía la excarcelación de los presos en una proposición no de ley, Zubimendi se acercó al escaño vacío del socialista Ramón Jáuregui, consejero de justicia vasco y arrojó una bolsa de cal, asegurando que era "un mensaje para el justiciero Jáuregui", cuando en la tribuna de oradores había dos fotografías de José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala, a quienes los GAL echaron cal viva.
Quiere decirse que la sensibilidad socialista es más acusada cuando se trata de demonizar cualquier actividad, por grotesca que parezca, de la derecha. El posible delito de odio que plantean los socialistas a "su fiscalía", llevando la deriva inculpatoria hasta incluso la acusación de magnicidio, -¡qué error, qué inmenso error! -, nos va a llevar a la prohibición de los carnavales por presunto delito de odio hacia los políticos que el sarcasmo sitúe en el escaparate.
El desvarío del PSOE, sin apoyo -¡qué casualidad! - de Sumar, no es menos grotesco que el comportamiento del alcalde de Madrid, Almeida, con la reprobación a Ortega Smith por golpear con sus folios una bancada de donde saltó una botella de agua vacía y que se interpreta como "agresión", como si los ladrillos que arrojaron a Vox en Vallecas los de Podemos fueran caramelos de cabalgata de Reyes. Lo de Almeida es tan patético que no reprobar (en una propuesta anterior) a Sánchez cuando su jefe de filas Feijóo dice que no iría con él a cobrar una herencia, es de ciencia-ficción o el ejemplo más evidente de que el PP no sabe hacia donde va como tampoco tiene unidad de acción política. Y a la fiesta se une Moreno Bonilla que ahora, sin que sea necesario ni nadie se lo reclame, va a premiar la corrupción socialista en Andalucía con un sueldo para los expresidentes andaluces, todos del PSOE, de 70.000 euros al año, gracias a la ocurrencia de Moreno Bonilla que plantea una reforma del Consejo Consultivo que les garantiza a todos ellos un puesto con derecho a salario como consejeros permanentes. Este es el PP del voto útil ¿para quién? Será para los corruptos por acción y concesión de este tipo de ayudas, como el no menos amigo de corruptelas Juan Vivas, habituado a las "paguitas" y ayuditas a todo el colectivo clientelar que le rodea y sustenta -incluidos los medios de comunicación mudos en críticas hacia su gestión política-, porque con el dinero público de nuestros impuestos se puede presumir de generoso a diestro y siniestro.
La antisemita Fátima Hamed responde a Santiago Abascal en redes sociales presumiendo de demócrata, ella que participó en el show proPalestina que le perseguirá toda su vida en plaza de los Reyes y que ahora se ha convertido con verdadera sumisión en muleta de Vivas, ese al que ella acusó de desgobierno en cada comunicado de prensa que emitía y en los Plenos, para convertirse por la necesidad que hace virtud, como señala Sánchez, en cogobierno de ese desgobierno y a beneficio de sus bolsillos con un sueldazo como vicepresidenta de la Mesa de la Asamblea. Y es que hay muchas formas de corromperse y ésta es una de ellas.
Que una islamista radical vaya de demócrata, que la política nos lleve a estas grotescas situaciones más propias del Club de la Comedia, es la demostración palpable de la bajeza que tenemos en cuanto a nivel de políticos y oradores, algunos, tan penosos que caen en el ridículo cada vez que abren la boca.
En estos episodios increíble, recupero de la hemeroteca uno muy revelador: En 2013 recuerdo que UPyD propuso una reforma legal en el Parlamento español para que mentir en el Congreso fuera considerado delito. Hoy las mentiras en ese foro no derivan en responsabilidad alguna. El PSOE quiso proponer un proceso semejante al "Impeachment" norteamericano, en virtud del cual se puede conseguir hasta el cese del presidente cuando haya incurrido en falsedades. Hoy Pedro Sánchez o estaría inhabilitado de por vida o en la cárcel, si esa propuesta de su partido (pensada contra Mariano Rajoy), se hubiera aprobado. Las vueltas que da la vida y lo juguetona que es la política con las veleidades de las conductas. Lo peor de esta gentuza es que no tienen memoria y olvidan voluntaria o involuntariamente, de lo que dijeron ayer. Son pura veleidad con sobredosis de sarcasmo pernicioso.
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