La licencia de actividad está íntimamente relacionada con el tipo de actividad a realizar en un lugar concreto y las posibles molestias o riesgos que ésta pueda conllevar (ruidos, humos, peligro de incendio, uso de materiales contaminantes...). En ocasiones, es posible iniciar una actividad con una comunicación previa a la Administración (mientras se reúne la documentación necesaria), aunque siempre es mejor disponer de licencia antes de empezar.

Por otro lado, hay que recordar que las licencias de actividad no son un simple título, sino un expediente administrativo –unido a un proyecto técnico– que determina el tipo de actividad que puede desarrollarse (y cómo debe desarrollarse). Por ejemplo, en un restaurante, la licencia determinará el aforo máximo, la distribución del espacio, la accesibilidad, las características de la cocina... Por tanto, antes de adquirir es importante acceder al expediente administrativo para conocer estos extremos. Ello no requiere autorización del titular de la licencia, pues es un documento público que consta en el archivo municipal.

Licencia concreta

Es crucial determinar la compatibilidad entre el negocio a iniciar y la licencia adherida al inmueble. Por tanto, al adquirir un local con licencia es imprescindible:

• Asegurarse que la actividad a desarrollar será la misma que ampara la licencia y que se hará en las mismas condiciones.

• Revisar los planos, permisos y demás documentación del expediente administrativo.

• Consultar con un técnico especialista si la actividad varía en algo respecto a la que viene desarrollándose en el local, pues una vez se adquiera la licencia, responderá el nuevo titular de su adecuado uso.

En ocasiones existen subtipos de licencia englobados dentro de una más genérica. El uso de una subcategoría incorrecta implicará no sólo perder dinero adquiriendo una cosa que no se ajusta a lo que se necesita, sino también la posible imposición de sanciones.

Puntos a comprobar

Conviene revisar en el ayuntamiento si el local tiene algún expediente administrativo abierto que pueda derivar en sanciones u órdenes de cese o precinto. Si existen sanciones pendientes, debería hacerse cargo el adquirente como sucesor del negocio. Asimismo, la existencia de procedimientos sancionadores incoados de manera repetitiva son un indicio de que algo no funciona bien.

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