El PEPÉ y sus otras amnistías

Pedro Sánchez se ha destapado definitivamente como un narcisista fuera de control, de un egocentrismo tan gigantesco que incluso ha logrado transformar el PSOE a su imagen y semejanza. No queda absolutamente ni rastro de aquel partido político ‘de Estado’ que llevó a cabo políticas presuntamente sociales e igualitarias basadas en la solidaridad entre españoles.
Hoy Pedro Sánchez otorga la amnistía que negaba ayer a unos golpistas, terroristas y supremacistas catalanes no por ninguna convicción moral (carece de la misma) sino por una cínica e irresponsable sed ilimitada de mantenerse en el poder. Para ello no tiene ningún escrúpulo en conceder cosas que nos pertenecen a todos los españoles (dinero, soberanía, dignidad, igualdad) a cambio de cosas que únicamente le benefician a él. Va a permitir que el Estado se humille frente a los golpistas de Octubre de 2017, que todos los españoles tengamos que pedirles perdón por no haber logrado su quimérica independencia por la vía unilateral y en contra de la propia voluntad popular de los catalanes, que el propio sistema legal y de garantías admita su déficit democrático, que la soberanía y dignidad nacionales se puedan repartir o decidir en función de la lengua, el lugar de nacimiento o residencia, el ADN, los apellidos o un concepto supremacista de cultura, y todo ello sin más contrapartida que el mantenimiento en el poder de un autarca que desprecia todas las instituciones del Estado que pretende subyugar a su voluntad.
Pero resulta igualmente cínico, detestable, despreciable, infame que el Partido Popular pretenda patrimonializar bajo sus podridísimas siglas el descontento popular y la reacción firme e inquebrantable del pueblo español frente al golpe de Sánchez. El PP no. El PP no se puede arrogar la representación del pueblo español frente a la ignominia de una amnistía, apadrinada precisamente por sus pactos políticos con el independentismo catalán y vasco a lo largo de las décadas. El PP está deslegitimado para encabezar ninguna revuelta popular contra el PSOE porque el PP junto con el PSOE han legitimado políticamente los independentismos supremacistas, pactando con ellos sin rubor ni decoro únicamente por sus respectivas ansias de poder, aun a costa de la soberanía nacional. Los dos.
Y además el PP fue pionero en humillar, entregar el Estado a los independentistas con los infames Pactos del Majestic. Y es que de aquellos polvos (homopolíticos) entre Aznar y Pujol, vienen estos lodos. La entrega de sensibles competencias del Estado al independentismo catalán le han servido a este de armas de destrucción masiva para atacar y devastar España aquende nuestras fronteras. Fue Aznar el que transfirió la Sanidad, los impuestos, la economía a la Cataluña supremacista, quien pactó con Pujol echar a patadas a la Guardia Civil y la Policía Nacional y sobre todo, quien transfirió las competencias de Educación para que le sirvieran al independentismo de instrumento de odio contra España. Fue Aznar el artífice de la Ley de Política Lingüística de 1998, que ahora tanto critica el PP por discriminatoria. Contó con el visto bueno de Aznar, que evitó recurrirla ante el Constitucional y presionó para que el Defensor del Pueblo tampoco lo hiciera. Todo empieza ahí, con la Educación. Y después el dinero. Porque fue el PP el artífice de una ilegal amnistía fiscal, declarada inconstitucional por le Alto Tribunal, que sin el menor pudor utilizó un procedimiento administrativo para reformar preceptos penales estableciendo una indigna tarifa plana del 10% para particulares, empresas y testaferros de toda calaña que quisieran blanquear su dinero 'offshore' sin preguntar ni importar la procedencia del mismo. Este es el mismo PP que ahora se rasga las vestiduras.
Pero es que el PP de hoy, el de Feijóo, continúa con actitud genuflexa y servil ante un independentismo enseñoreado de su propio desprecio a España y protagoniza perlas propias de un mendigo político tales como ‘’Junts no es mi rival", "La tradición democrática de Junts está fuera de toda duda.", "Hay que buscar el encaje de Cataluña." "Respeto a Puigdemont." "Hay que normalizar la relación con el nacionalismo."
Todas estas afirmaciones proferidas por los Feijóo, Bendodo, Sémper, González Pons y otros arribistas peperos únicamente para mendigar el favor del independentismo golpista y deshacerse de toda relación o dependencia con VOX. Y es que ahí radica la tragedia de la España patriótica: la de tener un PP más preocupado en exterminar a VOX que en combatir al independentismo, con el que no ha tenido, tiene ni tendrá reparos en pactar aún a costa de la dignidad y soberanía españolas.
El PP y sus voceros se han apresurado a condenar las manifestaciones frente a las sedes socialistas en las diferentes ciudades españolas, especialmente en Ferraz. Vuelven a señalar a VOX y a sus dirigentes como ‘violentos’ y planean manifestaciones alternativas pero bajo sus siglas. El mismo partido político que ha legitimado al independentismo en sus continuas ofensas a España ahora pretende ponerse al frente de la resistencia ciudadana. El PP pretende colgarse la medalla del patriotismo frente a la ignominia de la amnistía cuando precisamente su patrioterismo y falsedad les hacía pactar con los ahora amnistiados desempeñando el papel de indignos vendepatrias.
Señalaba Santiago Abascal, líder de VOX, que no era el momento de partidos políticos ni siglas. Frente al golpe de Sánchez era el momento del pueblo español y el de sus instituciones representativas. Los políticos debían adherirse al pueblo, no el pueblo a unas siglas, y menos tan arribistas como las del PP. Y es justo lo que pretende patrimonializar un PP corresponsable de un amnistía que sus políticos y políticas pavimentaron en el pasado con pactos indignos de la mano de los hoy amnistiados.
Es el momento del pueblo español. No vamos a tolerar ni a permitir ninguna amnistía a favor de los que han pretendido destruir la nación y la convivencia entre españoles. Cueste lo que cueste.
El autarca narcisista fuera de control pretende humillar la nación y subyugarla a los independentistas únicamente porque necesita vender soberanía por votos, sin atender ni importarle las consecuencias. No estuvo solo en su alocada carrera hacia la ignominia. Le acompañó también el mismo PP que antes se postró a los designios independentistas. Ahora que no se pongan al frente de la resistencia.
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