
Política española de ciclogénesis explosiva de la izquierda
Vivimos tiempos convulsos. A nivel local y, sobre todo, nacional. Una situación que sitúa con máxima vigencia una frase que se repite en épocas de crisis en boca de oradores de todos los colores y contextos políticos, aunque hoy, esa frase a la que aludimos es propia de constitucionalistas alarmados por la exigencia independentista de pactos para la investidura de Sánchez: "Me duele España".
Pronunciada originariamente por Miguel de Unamuno, se puede aplicar al presente por la deriva institucional en la que estamos inmersos. La precisión y emotividad de la famosa frase es una sutil declaración de intenciones, promovida por los infames pactos que Pedro Sánchez trata de formalizar con partidos separatistas que, no satisfechos con los indultos que el gobierno socialcomunista les aplicó en su día, ahora pretenden que a la nulidad de la malversación de fondos públicos se una la amnistía para todos los que incurrieron en actos terroristas durante el "procés" y, encima la declaración de independencia mediante el compromiso de un referéndum sólo en Cataluña.
Subvertir el orden constitucional por intereses personales, impidiendo la división de poderes y la igualdad de los españoles ante la justicia, no va a resultarle gratis a Pedro Sánchez y su caterva. De hecho, Manos Limpias ha presentado una denuncia contra Pedro Sánchez por un presunto delito de usurpación de funciones al entender que con la ley de amnistía vulnera la separación de poderes. Un juez plantea paralizar la tramitación de la ley de amnistía y comunica a Armengol que está demandada en el procedimiento admitido a trámite por el Juzgado de Primera Instancia número 104 de Madrid y que imputa también a los miembros de la Mesa del Congreso y a los grupos parlamentarios que han promovido esta proposición de ley: PSOE, Junts, ERC y Sumar. Además de 3.000 demandas judiciales presentadas por ciudadanos particulares contra esta ley que sostienen que debe frenarse por vulnerar derechos constitucionales fundamentales. Por si fuera poco, ocho miembros del Consejo General del Poder Judicial han solicitado un Pleno para debatir esta cuestión y la mayor asociación de jueces, también se opone a que la aludida ley salga adelante; el presidente de la Comunidad de Castilla-León, Alfonso Fernández Mañueco ha anunciado que recurrirá al Tribunal Constitucional la futura ley de amnistía que Sánchez ha pactado con los independentistas, así como las cesiones económicas. La alcaldesa socialista de Palencia también se muestra contraria a esta tramitación de Pedro Sánchez por alejarse del socialismo. Y mientras se suceden las convocatorias de concentraciones ciudadanas de repulsa ante la sede socialista de Ferraz.
En Ceuta se publica la infame imagen del delegado del Gobierno, Rafael García votando "sí" al pacto de su jefe, bajo el señuelo de "para seguir avanzando", y apostilla que da su voto al "sí del gobierno progresista, por la estabilidad y la convivencia". Una entelequia conocida el estado de crispación nacional que ha suscitado esta maniobra anticonstitucional de mercadeo político, ante la que destacadas figuras y referentes socialistas, como Felipe González, Alfonso Guerra, y otros, se han sublevado de manera pública. Casi 20.000 firmas recogidas en una página web en pocas horas para evitar la amnistía a través de la Fundación "Hay Derecho" ha sido otro exponente de repulsa. Las patéticas fotos de Santos Celdrán con Puigdemont bajo una imagen de los disturbios del "procés" es un insulto a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad intervinientes. El terrorismo que ahora se quiere "borrar" cuenta con un informe de la Guardia Civil que implica a Puigdemont en los actos del Tsunami: "Si hay algún muerto -dijo-, perdemos". En este chantaje sin freno del prófugo de la justicia, lo que busca no es ya la humillación del PSOE a sus pretensiones, sino que la alternativa sea la muerte política del PSOE como venganza servida en plato frio por apoyar el 115 aplicado por Mariano Rajoy en Cataluña.
En Ceuta, junto a la falacia del delegado del Gobierno que debería ser garante de legalidad y no de sumisión a su jefe en este contubernio infame, nos encontramos con otros que en vez de estar más preocupados de la ruptura de España, de la democracia en nuestro país o del Estado de derecho, se mueven más por intereses también de sus tendencias no española (a la vista que no les inquieta para echarse a la calle la deriva nacional) y promueven concentraciones en favor de Palestina, los mismos que tienen en algunos partidos localistas a líderes que dicen buscar la convivencia en nuestra ciudad y lo que descubren, a poco que muestren la patita, son otros intereses marroquíes más que le pese a Juan Vivas que vende un discurso tan falaz como Pedro Sánchez.
¿A quién le importa en Ceuta el conflicto de Gaza? ¿No les preocupa tanto que el orden constitucional quede derogado en España? Ahora resulta que hay asociaciones (esas que están bien subvencionadas y regadas con dinero público) que se "mueven" para una convivencia en nuestra Ceuta contra el colectivo hebreo y a favor de Palestina desde El Príncipe, lugar de por sí reivindicativo por la convivencia y el orden en nuestras calles.
Es obvio que aquí en nuestra ciudad, como bien decía Mohamed Ali, aunque en otro sentido, hay dos Ceutas: la de los que estamos por la defensa de nuestros valores constitucionales e institucionales, y la de los que están por otros intereses alejados de la situación nacional, porque lo único que les interesa son las subvenciones, las viviendas gratis, y que los demás paguemos impuestos para que se deriven a los que no tienen nómina que no dinero como el maná servido por Vivas dirigido a donde mayor yacimiento de votos pudiera darse para permanecer, este también, en el sillón.
Y mientras, en el olvido la tecnológica frontera, la Aduana Comercial, ese Plan Estratégico que tanto beneficio electoral planteaba, la ruina económica de la ciudad situada en la cola nacional del nivel de vida, dejando el más Ceuta, más España y más Europa, como un slogan vacío a escala nacional. Este panorama sombrío atrapado en intereses espurios es el que nos lleva al declive en numerosas vertientes y a un descalabro social que se asume con estoicismo. Un sufrimiento que nada tiene que ver con esa realidad que los grandes prebostes de Ceuta nos venden. Sin embargo, para algunos el problema más acuciante no es el cercano problema local, sino ese otro alejado de nuestra realidad con Palestina como prioritaria preocupación y no España. De manera que el más Ceuta, más España y más Europa, ha quedado en un slogan publicitario como aquél del PSOE "para que nadie se quede atrás".
La España invertebrada de Ortega y Gasset en la que se analizaba la crisis social y política de la España de su tiempo, se compagina con la frase del escritor vasco del 98 " me duele España". Lo peor del caso es que hay algunos a quienes les duele más Palestina y no España. Un canto a la convivencia en Ceuta con hebreos y musulmanes. Política española de ciclogénesis explosiva de la izquierda. Los mismos de la amnistía para los terroristas del "procés" y para la destrucción de España. Convirtiendo en normalidad la subversión del orden constitucional para el que los disfrazan de progreso y convivencia. La misma convivencia que habrá en las calles con concentraciones y manifestaciones contra felonías, ignominias e infamias disfrazadas de normalidad. El discurso de la izquierda para quienes Santiago Abascal es peligroso, pero no los terroristas de Bildu, los CDR (Comités de Defensa de la República), o los propios ideólogos del conflicto. Así se escribe la historia de los que se autodenominan progresistas. Una banda de delincuentes y condenados por delitos cometidos que ahora quieren borrar en el mercadeo político.
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