¿Han reparado en la cantidad de socavones, baches, badenes y agujeros? ¿Han notado el subibaja de las calles de Ceuta o, mejor dicho, "Septem Baches"? ¿Se han dado cuenta que el deterioro de la gestión pública ha llevado el derroche a niveles nunca vistos donde badenes y pasos de peatones que parecen trampas antitanques conviven con hoyos, agujeros, socavones y adoquines sueltos? Si la respuesta es sí, como medalla de honor, las malditas bandas sonoras, con las que forman una composición de tortura en la que el asfalto es el lienzo en el que se despilfarran millones en un intento fútil de tapar la realidad.

Los sucesivos consejeros de obras de Septem Baches parece que han estado compitiendo para ver quién puede hacer el peor trabajo en el mantenimiento vial. Cada vez que un conductor intenta navegar por las calles de esta ciudad, se embarca en una aventura tipo montaña rusa, tratando de evitar agujeros profundos en forma de alcantarilla hundida que podría tragarse un elefante entero. Y si por casualidad logras esquivar los baches, prepárate para una experiencia auditiva única gracias a las bandas sonoras improvisadas que transforman tu automóvil en una orquesta de metal desafinada. El lema no oficial de Septem Baches debería ser "Más es Menos" ya que el método preferido de resolución de problemas parece ser asfaltar y pintar sobre los problemas reales, sobre todo antes de las elecciones municipales ¿Quién necesita una inversión inteligente y planificada cuando puedes simplemente arrojar capas de asfalto como si fueras un niño jugando con plastilina? Y eso dónde no hace falta, por supuesto, porque esta brillante estrategia tiene un costo, pero un costo astronómico. Mientras que en cualquier otro lugar se realiza el mantenimiento vial a un costo razonable, aquí parece que todo se infla por la misma gravedad que empeora los baches.

Y con todo esto habrá más obstáculos desbarata-coches por culpa de los mamarrachos de costumbre que se empeñan en convertir las calles en su particular circuito de carreras. La policía local debería acentuar su presencia para evitar que estos delincuentes del volante y otros salvajes de la moto a escape libre o de la música a todo volumen hagan de las suyas a horas en las que normalmente se duerme. Tampoco podemos olvidar la faceta artística de los técnicos de Septem Baches, al fin y al cabo ¿por qué detenerse en pintar simples pasos de cebra cuando puedes crear un mosaico abstracto de piedrecitas de colores y texturas en los pasos de peatones del centro? Sorprende descubrir que Ceuta se ha convertido en una exposición de arte moderno, donde la línea entre calzada y la galería se desdibuja peligrosamente y se confunde con el rosario de figuritas y fuentes estrambóticas sin ton ni son.

Mientras los sufridos caballas se afanan por evitar los badenes y soportar las carísimas "mejoras" de las calles, los políticos se sientan cómodamente en sus despachos, probablemente orinandose de la risa, mientras cuentan sus ganancias ¿Quién necesita una infraestructura vial funcional cuando puedes tener una parodia surrealista que desafía la lógica y la razón? En última instancia Ceuta, perdón Septem Baches, se presenta como un caso perfecto de cómo convertir una tarea básica en un circo de la ineficiencia y derroche. Y los técnicos tampoco se salvan, merecen un reconocimiento especial por su habilidad para transformar una necesidad vital en un espectáculo digno de aplausos irónicos. Si alguna vez necesitas una dosis de asombro y frustración, no busques más allá de nuestra ciudad, donde calles rotas y presupuestos hinchados se fusionan en una obra maestra de malgasto que debería ser estudiada en las escuelas de administración pública... como un ejemplo de lo que nunca, en ninguna circunstancia, se debe hacer.