
A vueltas con la amnistía
Pues parece que finalmente tendremos amnistía, porque va a resultar necesaria para que Pedro Sánchez renueve al frente de la presidencia del Consejo de Ministros.
Tengo delante el borrador de la “Proposición de Ley Orgánica de Amnistía y de resolución del Conflicto Político entre Cataluña y el Estado Español” y haciendo interpretación de la Constitución, en su Párrafo III (del borrador) desprende que la Carta Magna no niega expresamente el que pueda existir una amnistía. Así que la conclusión es que el texto que se quiere presentar es perfectamente legal. Y sino lo fuera, ya estaría -una vez aprobada la Ley, que no antes- el Tribunal Constitucional para darle la razón al Gobierno.
Claro. Sánchez se ha asegurado de que no le vuelvan a declarar algo inconstitucional. Recuerdo que hay dos sentencias del Tribunal negando la constitucionalidad de los estados de Alarma que decretó siendo él Presidente del Consejo de Ministros con ocasión de la pandemia. Y a pesar de todo, no pasó nada. No hubo dimisiones, no hubo rectificaciones, nada. Ni los españoles le hemos exigido que se nos devuelva nuestra libertad secuestrada inconstitucionalmente.
Echando la vista a atrás ¿qué se puede esperar de una clase política cuya ignorancia de la Transición es manifiesta?
Estamos inmersos en una sociedad que, a fuerza de leyes alucinantes, no es que haya perseguido al franquismo (eso sí, sin llegar a aventar las cenizas de Franco; no se atrevieron a tanto), sino que han entronizado la 2ª República como un referente melancólico de la perfecta democracia. Como tal referente no es sino una ensoñación. Como la inexistente confederación catalano-aragonesa de la historia que se ha inventado el independentismo.
Y en aquella República efectivamente se amnistió a los responsables de la declaración del Estat Catalá del 6 de Octubre de 1934, lo cual ocurrió inmediatamente después de que fraudulentamente ganara el Frente Popular las elecciones de Febrero de 1936. El fraude electoral está perfectamente estudiado y documentado en el libro “1936. Fraude y violencia en las elecciones del Frente Popular” de Manuel Alvarez Tardío y Roberto Villa García. (Ed. Espasa 2017).
Me viene a la cabeza aquello que escribió el filósofo Nicolás Ruiz de Santayana Borrás: Los que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo. (Those who cannot remember the past are condemned to repeat it)".
Si esta demencial propuesta prosperara, (cosa que no dudo de que va a ocurrir), sería la condena definitiva del Régimen del 6 de Diciembre de 1978. Un régimen que quienes siguen ensoñando Estados inexistentes y democracias utópicas y esgrimiendo agravios fingidos, siempre han considerado como directamente emanado de las Cortes franquistas y, como tal, repugnantemente ilegal.
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